Home

Cultura

Artículo

Festival

Escándalo en la Riviera

Más que un evento cinematográfico el Festival de Cannes de este año fue un campo de batalla donde hubo críticas, enfrentamientos y desacuerdos políticos.

1 de junio de 2003

Todo parecia muy calmado en Cannes este año. Como ha sido costumbre, las estrellas, los directores y los periodistas llegaron a la paradisíaca ciudad de la Riviera francesa para participar en uno de los eventos más glamorosos de Europa. Todos venían con la idea de disfrutar de la primavera, del mar Mediterráneo y de los estrenos de las películas más esperadas del año. Pero la diversión duró poco: a medida que el caluroso verano se adelantaba la temperatura del Festival aumentaba. Quienes venían a disfrutar de una plácida semana se llevaron una terrible decepción porque pocas veces se habían visto en Cannes tantos escándalos y enfrentamientos.

La mecánica era la misma que se había utilizado en los últimos 56 años. Los jurados Patrice Chéreau, Meg Ryan, Jiang Wen y Steven Soderbergh (director de Tráfico), entre otros, debían escoger las mejores cintas. Pero muy rápido el cine pasó a un segundo plano y la controversia se apoderó del Festival. Lo sucedido este año es una muestra de la tensión que existe en el mundo a causa de la guerra ya que varias de las películas tocaron delicados temas políticos.

El primer golpe vino desde la helada Dinamarca. El director Lars Von Trier presentó su filme Dogville. El danés llegó acompañado por la hermosa Nicole Kidman, la protagonista de su cinta. La película está ambientada durante la década de los años 30 y relata la historia de Grace, una mujer que llega a un pequeño pueblo de Estados Unidos llamado Dogville, donde debe refugiarse. Allí los habitantes la rechazan y la someten a torturas físicas y sicológicas. La película hace parte de una trilogía sobre Estados Unidos que Von Trier piensa realizar durante los próximos tres años.

El director danés ya había ganado la Palma de Oro en el año 2000 por la película Bailarina en la oscuridad y su cinta era una de las más esperadas. Sin embargo generó toda clase de polémicas. Para algunos es una obra maestra, en la que Von Trier logra un ambiente misterioso donde Kidman consigue una actuación extraordinaria. Para otros -sobre todo los críticos norteamericanos-, la película es cruel, confusa y misógina. El director fue acusado de dar una visión oscura de Estados Unidos y Von Trier se mostró indignado ante esta afirmación y replicó: "No se trata de un documental ni de un estudio histórico sino de una mirada personal a partir de los sentimientos que me despierta este país. Los norteamericanos no se preocupan de sus problemas pero se molestan si otros los cuestionan".

Los temas controvertidos no se detuvieron con el estreno de Dogville. Dos días más tarde fue presentada Mystic river, la nueva película de Clint Eastwood. El veterano actor y director mostró una cinta con un reparto de lujo: Sean Penn, Tim Robbins y Kevin Bacon. El mérito de ésta es que logra combinar actuaciones magnificas y una trama de suspenso. Sin embargo la película se centra en un tema sumamente delicado en la sociedad norteamericana: el abuso sexual de menores de edad. Todos los críticos coincidieron en afirmar que esta es la obra cumbre de Eastwood y que, además, hace una reflexión muy inteligente.

Otro de los que estuvo en el ojo del huracán fue el legendario Oliver Stone. Aunque no estaba presentando ninguna película para la competición habló sobre su más reciente proyecto: un documental sobre Fidel Castro. Las críticas no se hicieron esperar y los medios norteamericanos acusaron a Stone de hacer propaganda a favor del régimen cubano. Este se defendió y sostuvo su derecho a hablar sobre cualquier tema. Como si fuera poco, ese mismo día la joven directora iraní Samira Makhmalbaf presentó Panj é asr (A las cinco de la tarde), su tercer largometraje. La película describe las penurias de los refugiados y el sometimiento de las mujeres en Afganistán. Esa noche, después de ver la cinta, nadie tenía ganas de celebrar en Cannes.

Pero la mayor controversia llegó cuando se anunciaron los premios. El jurado decidió entregar la Palma de Oro al director norteamericano Gus van Sant por su película Elephant, en la que describe la violencia en las escuelas públicas de Estados Unidos a partir de la matanza ocurrida en Columbine en 1999. Coincidencialmente el año pasado el documental Bowling for Columbine, de Michael Moore, había tratado el mismo tema pero con una óptica diferente. En Elephant no hay explicaciones sociológicas, sólo se muestra cómo los adolescentes están expuestos a la violencia. Esto lo hizo saber el director en una rueda de prensa: "No quería explicar nada porque el tema es de por sí inexplicable. Yo tengo mi propia tesis, pero esto no está en la película. Yo quería dar una impresión más poética de estos hechos y así afectar más a los espectadores". La escogencia de esta película ha sido también criticada. Los medios especializados reconocen la validez de su reflexión pero critican su estilo caótico. El País, de Madrid, dijo acerca de Elephant: "Es un premio comprometido que desconcertará e irritará a muchos, pero que tiene el valor impagable de alentar la búsqueda, cada día más imprescindible, de nuevos techos de expresión". Para otros es una de las peores películas jamás premiadas en Cannes.

Pero, aparte de la controversia, todos los medios han hecho énfasis en la mala calidad de las cintas. Algunos sostienen que Matrix Recargado o Elephant no dan la talla. The New York Times, por ejemplo, fue bastante duro: "Los espectadores esperaban un anuncio para dejar sus teléfonos celulares prendidos, así los sonidos los mantendrían despiertos".