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88 grabados de jóvenes colombianos prueban que dicha forma de creacion está vigente en Colombia

9 de junio de 1986

"El grabado en Colombia ha dejado de existir", fue la frase de Eduardo Serrano, aparecida hace un año y medio en su resumen artístico de uno de los diarios de Bogotá, que motivó al Centro Colombo Americano, a través del director de actividades culturales, Santiago Samper, a organizar una exposición de grabados para probar que dicho género no ha muerto en nuestro país.
En primera instancia, los colomboamericanos de Bogotá, Bucaramanga, Cali, Manizales, Medellín y Pereira, hicieron en forma independiente una selección que se mostró en las ciudades respectivas. Para escoger las obras, cada centro se asesoró en forma individual de un crítico o de una entidad cultural, como fue el caso de Cali con La Tertulia.
El año pasado se realizaron entonces las exposiciones en dichos lugares y, actualmente, las obras escogidas se exhiben en el Colombo Americano de Bogotá. Los cuadros, un total de ochenta y ocho, revelan distintos estilos y tendencias muy diversas. Es interesante constatar que aunque la mayoría de los artistas son muy jóvenes --muchos aún no han terminado universidad-están decididos a continuar una evolución dentro de la técnica del grabado. Es muy difícil agruparlos porque tanto el tratamiento de la temática como las técnicas utilizadas varían del uno al otro. Sin embargo, hay ciertas propuestas en general que saltan a la vista. Por un lado, el tema urbano es claramente tratado por Luis Echeverry, de Calarcá, Quindío, quien, por medio de litografías, muestra aspectos de la ciudad actual con calles y postes de la luz, lo cual constituye un enfoque moderno por darle importancia a un hecho cotidiano sin-que éste sea necesariamente estético. Se contraponen a esto las obras de Fabio Valencia, de Cartago, Valle, cuyo sentido más telúrico y por medio de dos técnicas distintas--grabado en metal e intaglio--se combinan para expresar la polaridad en cuanto a la afirmación y a la negación del mundo, revelándolo también en los títulos "Sí, maíz y viento" y "Blanco, no anecdótico".
De otra parte, el motivo de la protesta está presente en las obras de Tu lio Restrepo, de Medellín tanto por los colores fuertes que utiliza en sus serigrafías como en los temas obvios de rejas de prisión, y en títulos como "Los sitios de la tortura". Mientras, Carmen Elisa Mazariegos, de Cali, sorprende por el realismo de sus obras, como el fotograbado en metal (20 x 20), en el cual un hueco en el piso con el desprendimiento de baldosas y la cantidad de barro son tan reales que parecería que uno tropezara con él caminando por la calle. Hay otras propuestas cuestionables como las de Esther López cuyas plumas de aves corrientes y de pavo real no dicen nada ni en cuanto a su técnica ni por lo que representan. Otros, como Jorge Iván Jaramillo, de Chinchiná, Caldas, se quedan en un planteamiento mítico en el que símbolos como flechas, serpientes, corazones y escaleras se combinan en un trasfondo de colores fuertes, sin ir más allá por más de estar técnicamente bien realizadas las serigrafías.
Si bien los rostros de María Cristina Aragón, de Cali, tienen fuerza expresiva, especialmente en los ojos, estos denotan todavía un trazo muy académico que probablemente irá diluyéndose con el tiempo.
Igualmente, en la muestra hay obras que parecen de otras épocas.
Por un lado, el manejo técnico en los linóleos de Jaime Cano Escobar, de Caldas, recuerdan los grabados costumbristas-del siglo pasado y sus temas tienen un sabor muy local. En otra dimensión, los intaglios de Alberto Guarín, de Bucaramanga, con formas geométricas que se entrelazan, dejan un vacío en cuanto al planteamiento estetico de la obra de arte.
El humor, por su parte, está muy bien representado por Gustavo Puyana, de Bucaramanga, en obras hechas en agua fuerte y cera blanda como "En la malla", "Meditación" y "Y el torero".
Podría decirse que esta exposición constituye un pequeño Salón Nacional de grabado, representativo de lo que actualmente se está haciendo en Colombia en dicho campo, lo cual constituye el mayor interés de la exposición.
Diana Lloreda --