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EXPULSADOS DEL PARAISO

LUIS FERNANDO AFANADOR
6 de diciembre de 1999

Expulsados del Paraíso Una novela sobre los primeros españoles en América, contada como
las mejores aventuras. espues de su primer viaje a las Indias, Colón regresa a España para dar noticia del
descubrimiento, dejando en La Española a 39 hombres con la misión de levantar el Fuerte de la Navidad que
será la primera avanzada cristiana en las tierras del Gran Kan. Domingo Pérez, marino vizcaíno, fue uno de
ellos. Domingo Pérez existió. Y es probable _así lo cree José Manual Fajardo_ que haya escrito a su hermano
menor una carta reveladora de ese momento único en que se encontraron los dos mundos. "Ayer partieron las
naves". La carabela del Almirante zarpó de La Española el jueves 3 de enero "del año del nacimiento de
Nuestro Señor Jesucristo de mil cuatrocientos y noventa y tres". Sus hombres quedaron con víveres en
abundancia, pan para un año y vino para hartarse. Ante sus ojos tienen el espectáculo más fabuloso que
puedan imaginarse: los colores de los pájaros y de las flores, los olores, las criaturas sin nombre. Sin
embargo, todo es ajeno, nada saben sobre muchas cosas y los invade la soledad y el desánimo. Por eso se
refugian en el trabajo agotador que implica la construcción de la fortaleza; aunque los indios que han conocido
son pacíficos y bastante ingenuos, es mejor prever. Un día reciben la visita del cacique Moguacanainambó,
súbdito de un gran señor de nombre Caonabó, cuyo reino se halla tierra adentro, junto a un gran río, el Yaqui,
del cual, les cuenta, sacan oro en abundancia. Los indios ya saben el valor que los dioses blancos le dan al
oro, por ser éste cosa turey, que en su lengua quiere decir cosa que viene del cielo: nada más natural que
ellos, que también son turey, amen los dones celestiales. Desde luego, no eran dioses, eran simples
vascos, segovianos, cordobeses, murcianos, sevillanos, dispuestos a todo con tal de conseguir el precioso
metal y salir de "los sinsabores y apreturas" de la pobreza. Se desata, entonces, la fiebre del oro con
sus inevitables consecuencias: envidia, traición, crimen, esclavitud. El paraíso duró bien poco; la utopía
fue rápidamente envilecida. Las indias con sus hermosos cuerpos desnudos y su inocencia eran ya
demasiado para aquellos cristianos, representantes de la 'religión verdadera': "¡No seáis majadero! Yo no veo
más mujer que ésta y si no tiene pudor en mostrar sus vergüenzas no habrá de tenerlo en hacer entrega de
ellas'. Mucho se ha hablado del exterminio, sin precedentes en la historia de la humanidad, que significó la
conquista de América; mayor e incluso peor que el de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. También
de la capacidad de oír al otro, de entenderlo, de saber que cada cultura es importante e insustituible,
descubierta por la etnografía, esa conciencia culpable de los imperios: un invento bastante tardío. Una
actitud que posee el narrador de esta ficción _el novelista es moderno, es español_ y que lo hace ser crítico
sobre la barbarie que producen y sensible a la belleza del otro, a la voz mayanimacaná _no me mates_, a la
dulzura de la india Nagala. Actitud que comparte con otro personaje inolvidable, Luis de Torres, judío
converso, políglota, quien aprende la lengua de los indios y viene huyendo de la Inquisición, lo que
demuestra la heterogeneidad de los conquistadores: "Hermosa libertad la que ofrecéis a estos indios: poder
elegir entre la miseria o la inquisición". No obstante, el gran mérito de esta obra no reside en una posición
acertada _que la tiene_ sobre la realidad de la conquista. La política y la antropología siempre vienen
después: el poder de la literatura es el de la presencia_ reales presencias, dice Steiner_, el de su
capacidad para hacernos creer que estuvimos allí, como si lo hubiéramos vivido realmente, como si
hubiéramos sido testigos de excepción. En este caso, de un instante decisivo: nuestro nacimiento, nuestro
parto doloroso y traumático en la historia. Recuperar nuestra fundación como una experiencia, no como un
saber, es lo que le debemos al novelista José Manuel Fajardo. Quien de paso nos recuerda que, aparte de la
tragedia, la conquista fue también el lugar de la aventura. De la más pura aventura. Nota: Esta novela,
publicada en España en 1996, tuvo muy buena acogida: pronto agotó su edición. A Colombia llegó el año
anterior y ha pasado inadvertida. La visita a Bogotá de su autor esta semana, es un feliz pretexto para
recuperarla. n Novedades Gabriel García Márquez Por la liebre Norma, 1999 335 páginas Una nueva
recopilación de la obra periodística de Gabriel García Márquez, comprendida entre los años 1974 y 1995, y
hecha por él mismo. Se puede decir que es su último legado como reportero, la actividad que lo vinculó más
tarde con la literatura. A simple vista es una selección más de textos del Nobel colombiano, pero hay artículos
realmente a los que nunca se ha tenido acceso, y que dan un importante testimonio en la profesión. Varios de
los textos que componen esta obra fueron publicados en los años 70 en Alternativa, la revista de
izquierda que tanta influencia ha tenido en el periodismo colombiano contemporáneo. El título del libro, Por
la liebre, es una expresión que se empleaba antes para denominar el trabajo periodístico a destajo y que
hoy se puede comparar con el llamado freelance en los medios de comunicación. Hay testimonios como el
del Che Guevara en el Congo, sobre Angola, sobre la guerra de Vietnam, y una crónica sobre la muerte de
Miguel Enríquez bajo la dictadura de Pinochet en Chile. Germán Espinosa Crónicas de un Caballero Andante
1958-1999 Ediciones Aurora, 1999 431 páginas $ 21.000 "Nada hay más viejo que el periódico de ayer". Esta
reflexión no es válida para personas como Germán Espinosa quien, cuando ejerció el periodismo, asumió sus
crónicas con la intención de hacer un trabajo perdurable que trascendiera "el hecho vertiginoso". Crónicas
"demasiado literarias" en su oportunidad y que le acarrearon un paso efímero por diversas publicaciones, y
que hoy, paradójicamente, constituyen su mejor virtud. En 1978, el premio Nobel Günther Grass habla sobre
el compromiso del escritor ante un enardecido auditorio en la Universidad de Kenia. La celebración del
Halloween vista desde una enriquecedora perspectiva histórica. Los nadaístas irrumpen en la solemne
República de Colombia: tres crónicas para destacar en un libro en el que abundan las buenas crónicas.