Fotógrafos colombianos exponen en China

 (Pingyao International Photography) se celebra anualmente durante las dos últimas  semanas de septiembre y atrae a unos 200.000 visitantes. La mayoría de la audiencia son chinos, pero también hay un pequeño número de delegados y visitantes de otros países internacionales. Esta es una excelente plataforma para presentar el trabajo de artistas fotográficos de diferentes países a una nueva audiencia china, al mismo tiempo llevar a la atención de un número de curadores internacionales influyentes que están de visita para el festival.

Las exposiciones y eventos de PIP se llevaron a cabo en una variedad de edificios históricos y post-industriales (fábricas, depósitos de mercancías, templos y mansiones), con numerosas exposiciones chinas por etapas en los parques, jardines, calles y otros lugares al aire libre. Es un contexto de fuerte carácter y no el blanco ("neutral") cubo puro de una galería modernista. Debido a que la ciudad es un importante destino turístico para los chinos, los números de audiencia son muy altos. El evento también está cubierto por muchos periódicos, revistas y sitios web, y por la televisión local y nacional.

El tema del festival de este año es "la fotografía y la vida cotidiana". Esto se puede interpretar de varias maneras: fotografías de la vida cotidiana, la naturaleza y el papel de la fotografía en la vida cotidiana de hoy (con cámaras de teléfonos móviles e Internet siendo algunas de las tecnologías más recientes que ahora el impacto de esta experiencia), fotografías para meditar sobre la naturaleza de lo cotidiano... y así sucesivamente.

Dentro del marco más amplio de la fiesta, el tema del Pabellón Latinoamericano es: "lo extraordinario en lo ordinario". Este tema toma la vida cotidiana y la explora, ya sea en el carácter de la gente, la forma en la que la imaginación interpreta la vida cotidiana o simplemente la maravilla de estar vivo. El curador australiano Alasdair Foster fue el encargado de recopilar la obra latinoamericana y ganó el premio como el mejor comisario.

Acerca de la muestra colombiana: Lo extraordinario dentro de lo ordinario en 4 miradas colombianas, la directora del Fotomuseo-museo nacional de la fotografía Gilma Suárez pronunció estas palabras en el pabellón Latinoamericano:

La fotografía colombiana desde sus inicios en 1842 cuando el barón Jean Baptiste Louis Gros realizara una placa de la Calle del Observatorio, ha caminado por diversos senderos gracias a cantidades de fotógrafos que con sus inquietudes han captado en imágenes todo el acontecer nacional desde hechos históricos, costumbres, arquitectura, geografía, rostros, toda nuestra idiosincrasia, en un intento por dejar una memoria visual de este país. 171 años de historia fotográfica es bien difícil resumirla y presentarla en un evento de la inmensidad del Festival de Pingyao por la cantidad de participantes que congrega sin igual evento. Pero sirva estas notas para presentar a cuatro de nuestros grandes valores de la fotografía quienes sin duda con sus imágenes darán una idea de las particularidades de este país. 

• Fernando Cano Busquets un fotógrafo que con sus recurrentes viajes por nuestra geografía, resalta momentos especiales de la sociedad colombiana y con su lente destaca la diferencia, entre el campesino, el obrero, el indígena, los seres más desvalidos de nuestra sociedad, que el artista, con su sensibilidad e inteligencia sabe convertir esas imágenes, en obras de arte. 

• Con fotografías sobre la Historia de un circo muy al sur a la izquierda, León Darío Peláez reportero gráfico, nos adentra en las vicisitudes de un circo del tercer mundo, que lejos de irradiar alegría y felicidad como todos los circos, las hilachas de su carpa, la pobreza de la ciudad que se muestra al fondo y las personas que pasan conforman un panorama de tristeza y desolación.

• Luis Tovar trabaja en la reconstrucción de la memoria a través de instalaciones con sillas abandonadas o de uso popular y con arena, tierra o elementos del lugar donde organiza la instalación, conformando un tema que hasta ahora no había sido realizado por ningún otro artista de nuestro medio.

• De otra parte, Sebastián Jaramillo nos brinda un paisaje brumoso propio de la Sabana de Bogotá y de las lagunas que circundan la región de la capital, pero que igual podría confundirse con paisajes y tierras lejanas de oriente, donde sólo la presencia de esa poética neblina invitan a una mirada totalmente diferente del acostumbrado trópico de nuestras vivencias. 

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