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Genoveva Iriarte directora del Instituto Caro y Cuervo | Foto: Cortesía ICC

ENTREVISTA

Genoveva Iriarte: "No quiero entrar en el juego que propone Vallejo"

Luego de las declaraciones del escritor Fernando Vallejo acerca de acabar con el Instituto Caro y Cuervo, Genoveva Iriarte, su directora, habló con Semana.com y defendió su existencia así como su nuevo norte.

Daniel Guillermo López
28 de abril de 2012

"El Gobierno bien puede cerrar ya ese instituto. Con su actual directora enquistada ahí, ya no vale la pena gastar más plata de impuestos". Las afirmaciones fueron del renombrado escritor Fernando Vallejo, quien a propósito del lanzamiento este sábado en la Feria del Libro de su obra 'El cuervo blanco' -una biografía acerca de Rufino José Cuervo- se refirió al Instituto Caro y Cuervo.

A su su directora, Genoveva Iriarte, la describió como "mujer indolente e inepta". Ella por su parte, en charla con Semana.com, dijo desconocer por qué Vallejo "cambio su postura frente al Instituto" y manifestó que, tras concluir la labor original de finalizar el Diccionario de Construcción y Régimen, el norte del ente se diversificó y hay nuevas tareas.
 
La directora del Caro y Cuervo manifestó que la institucion prepara celebrar los setenta años de la institución con la inauguración de la sala Cuervo en la casa de la Real Academia Española (RAE), en Madrid. Además busca posicionar el estudio del español como segunda lengua en el mundo.
 
Iriarte contó, además, cuál es la nueva misión del Instituto en el marco de la política del Ministerio de Cultura, delineada por la administración del presidente Juan Manuel Santos.

Semana.com: ¿Qué piensa de las afirmaciones que Fernando Vallejo hace sobre usted y el Instituto?

Genoveva Iriarte: No quiero entrar en el juego que propone el señor Vallejo. Como alguien mayor, lo respeto. Considero que es una persona estudiosa de algunos temas. Recuerdo que hace un año, cuando coincidimos en el evento del Cuervo en el Gimnasio Moderno, tuvimos una relación cordial. Allí afirmó que sería un aliado en la defensa del Instituto y, por ello, no entiendo su posición actual.

Semana.com: El escritor afírmó dijo que el Instituto debía cerrarse...

G.I.: Me permito interpretar al señor Vallejo, de la misma manera que él se atreve a interpretar a Rufino José Cuervo. En efecto, el Instituto de 1942, que tenía la tarea de finalizar el Diccionario de Construcción y Régimen, puede cerrarse porque esa misión ya se cumplió. Ahora tenemos otro Instituto con otro norte y ese no se va a cerrar.

Semana.com: En principio ¿cuál era la labor del Caro y Cuervo y a qué más se dedicó?

G.I.: El Instituto fue creado por una ley para culminar el diccionario Cuervo. Esa fue su función primordial durante 52 años. Estando vivo Cuervo logró completar hasta le letra E. En 1994 se finalizó la construcción del todo el documento, bajo la dirección de Ignacio Chávez, y se recibió el premio Príncipe de Asturias en 1999.

Durante la finalización del diccionario el Instituto se diversificó, creó grupos de investigación y programas universitarios. Por más de diez años se podría decir que vivió un limbo institucional, pero afortunadamente la misión se logró cambiar por una que responde a las exigencias actuales.

Semana.com: Y luego vino el cambio de norte...

G.I.: Cuando yo llegué en el 2006 el entonces presidente Álvaro Uribe leyó la ley existente y se dio cuenta que ya no tenía razón de ser el Instituto porque se había culminado la obra del diccionario. Se iba a cerrar. Entonces nos pusimos en la tarea de crear una nueva misión que sirviera plenamente al país.
 
Por medio de un decreto presidencial en el 2008 se definió la misión de "proponer y evaluar políticas para documentar, consolidar y enriquecer el patrimonio idiomático de la Nación con el desarrollo y la promoción de la investigación, la docencia, el asesoramiento y la divulgación de las diversas formas de comunicación a través del lenguaje, la literatura y la cultura hispanoamericana".

Con este norte vamos trabajando desde hace más de cinco años asesorando al Estado en políticas públicas que tengan que ver con la defensa del patrimonio lingüístico de Colombia.

Semana.com: Así las cosas ¿cuáles son los nuevos objetivos del Instituto?
 
G.I.: No lo decía en la primera ley pero desde la creación del seminario Andrés Bello el Instituto se diversifico en la investigación y la docencia y creó programas universitarios con la acreditación del ministerio de Educación. Así mismo, se crearon de grupos de investigación que han asesorado al Gobierno en políticas públicas en manejo del idioma
 
Sin embargo, ya con el presidente Santos el Instituto se consolidó como el garante del uso del idioma y como un abanderado para posesionar al español como segunda lengua en el mundo.

Semana.com: Es una meta ambiciosa...
 
G.I.: El presidente Santos nos encomendó la tarea de vender el español colombiano ante el mundo. El mandatario quiere que Colombia se posesione desde su cultura a través de su 'español neutro'.
 
El Instituto es el encargado de ser puente entre los países que quieren aprender español con las instituciones universitarias nacionales. La institución presenta a nivel mundial, la propaganda de calidad de la enseñanza del español en Colombia. Nosotros somos los informadores de la oferta y la demanda.

El Instituto no es el que va competir con las instituciones que tienen la tradición de enseñar el español como segunda lengua, nosotros vamos a presentar las propuestas de esas instituciones.

Semana.com: ¿En qué condiciones queda ahora el Instituto al interior del Estado?

G.I.: Somos una dependencia que esta adscrita al Ministerio del Cultura. Los trabajadores de planta somos empleados públicos. Nosotros no tenemos autonomía universitaria, pero sí asesoramos al Estado en política pública en la defensa del patrimonio lingüístico escrito y oral.

Semana.com: Se acerca un aniversario para el Caro y Cuervo. ¿Qué se prepara?

G.I.: En los 70 años vamos a inaugurar la casa Rivas Sacconi que fue restaurada y servirá como centro de estudios e investigación para cumplir con las tareas de asesoramiento del Estado en política pública y conservación de patrimonio lingüístico e idiomático del país. El nombre de la casa es en honor al primer director del Instituto.