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Gitanos en círculo

Ya conocieron el éxito con 'Bamboleo' hace 16 años. Ahora los Gipsy Kings están más relajados.

11 de diciembre de 1980

El nuevo disco de los Gipsy Kings fue grabado en un círculo. Los músicos se miraban las caras todo el tiempo y en el centro se ubicaron unos pocos micrófonos a manera de testigos mudos. Era lo más parecido a estar haciendo música por el simple placer de la música, no por la obligación de grabar un disco. Cuando los gitanos componen se sientan en círculo. Se ponen de acuerdo en el ritmo, las entradas de cada instrumento, el punto preciso en que todos deben parar. Cuando ya han aprendido la canción, se paran en fila y la tocan de cara al público.

Los Gipsy Kings han dado el paso de la línea al círculo y no hace falta ser experto en geometría para entender lo evolutivo del asunto. Pero, se preguntan los más escépticos, ¿qué tanta diferencia puede hacer algo que ni siquiera 'se ve' en el disco? La respuesta brota fácil después de una hora de audición. Este no es un grupo que está luchando por obtener el éxito (ya lo tuvieron con Bamboleo hace 16 años); más bien se les siente cómodos y la música se vuelve más relajada.

"Anteriormente no teníamos control sobre la producción de nuestros discos", dice el guitarrista Diego Baliardo, recordando aquellas grabaciones recargadas de sintetizador y batería. Una vez pudieron escoger su productor, escogieron a un hombre llamado Craig Street, que es un tipo sobresaliente en el mundo del jazz: Street es el responsable del sonido de Norah Jones y de otra gran artista que debería ser más escuchada, Cassandra Wilson. Le encantan las mandolinas, los contrabajos y los charangos. Es un experto en la grabación de instrumentos acústicos.

El resto lo hace la química que siempre ha existido entre los Gipsy Kings, el hecho de ser una familia. Todos son primos que tienen como tronco común al legendario guitarrista Manitas de Plata. Diego Baliardo explica cómo ese detalle no puede pasarse por alto: "Como somos de la misma sangre, sentimos lo mismo. Y lo que uno siente es la raíz de la música". De raíces, justamente, nos habla este álbum.

No se limitan a la rumba flamenca, que es el estilo alegre que los caracterizó en los años 80. Ahora uno escucha tímidos asomos al difícil arte del cante jondo, una especie de saeta, una versión flamenca del boogie, un experimento con arpa africana y una interpretación cristalina del clásico Nuages, de Django Reinhardt. Los gitanos hablan con respeto cuando nombran este personaje. Fue el primer gitano que se hizo famoso en el mundo del jazz. "Es un compositor fantástico y un padre espiritual para todos nosotros".

Sentados en círculo, los gitanos son más espontáneos. Ya no tienen que demostrar nada, ya pueden ser ellos mismos. Queda superada esa etapa que el investigador musical Luis Clemente definió con tanta acidez: "Siete guitarras monótonas, una muralla de guitarras ventiladas en la verbena rumbera, sección despistados". Que era, en efecto, lo que sucedía cuando tocaban para el mercado y no para ellos mismos.

Vuelto a escuchar hoy, Bamboleo tiene un sabor imborrable a discoteca ochentera. Roots, en cambio, no tiene tiempo. No sonará en las discotecas pero tiene mucho para quedarse en la memoria.