Patrimonio
Grandes tesoros de la humanidad: los nuevos lugares inscritos en la lista de Patrimonio Mundial
Durante la 44.ª reunión del Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco, se analizaron 39 postulaciones a la lista de Patrimonio Mundial. He aquí una pequeña muestra de los sitios a los que se les reconoció su extraordinario valor cultural.
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Las reuniones de los Comités del Patrimonio de la Unesco son profundamente técnicas y formales. De lo contrario, sería casi imposible valorar el patrimonio cultural de los distintos países. Pero, al mismo tiempo, en ellas ronda una contagiosa emoción, difícil de ignorar. La razón es sencilla: los presentes saben que se discutirá, entre otras cosas, sobre lugares y construcciones que reflejan ese carácter infinito de los seres humanos, y sobre cómo asegurarse de que formen parte del legado cultural para las generaciones futuras.
Explicada en lenguaje poético, la labor de este Comité y de los países suscritos a la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, en 1972, es similar a la que describe la española Irene Vallejo en El infinito en un junco cuando resalta el primordial papel de los libros en la historia de la humanidad: “Debemos a los libros la supervivencia de las mejores ideas fabricadas por la especie humana. Sin ellos, tal vez habríamos olvidado a aquel puñado de griegos temerarios que decidieron entregar el poder al pueblo –y llamaron democracia a ese osado experimento–; a Aristóteles, que fundó una de las más tempranas universidades, y decía a sus alumnos que la diferencia entre el sabio y el ignorante es la misma que entre el vivo y el muerto…”.
De los casi 900 lugares culturales inscritos en la lista de Patrimonio Mundial, Colombia tiene el deber de conservar cinco, más uno de carácter mixto: el puerto, las fortalezas y el conjunto arquitectónico monumental de Cartagena (1984); el centro histórico de Santa Cruz de Mompox (1995); el Parque Arqueológico Nacional de San Agustín (1995); el Parque Arqueológico Nacional de Tierradentro (1995); el paisaje cultural del café de Colombia (2011); y el Parque Nacional de Chiribiquete-‘La maloca del jaguar’, declarado patrimonio cultural y natural en 2018.
Durante la 44.ª reunión del Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco, llevada a cabo en China entre el 16 y el 31 de julio, ingresaron a la lista de Patrimonio Mundial el observatorio solar de Chanquillo en Perú, un lugar en el que hace 23 siglos los indígenas casma-sechín construyeron 13 torres que hacían las veces de reloj solar y les permitían marcar el paso de los meses, los solsticios y los equinoccios; la catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Tlaxcala, un imponente templo del siglo XVI que sirvió de epicentro para la unión de dos visiones de mundo, la indígena y la española, y que hoy sigue siendo parte fundamental de la vida de los habitantes de esa ciudad mexicana.
También se reconoció el carácter excepcional de Arslanepe, en Turquía, un terreno en el que se superponen asentamientos milenarios que revelan eventos y procesos de cambio de la humanidad entre el siglo VI a. C. y el periodo romano tardío. El complejo de edificios religiosos y seculares de Padua, adornados con espectaculares frescos del siglo XIV; las obras de artistas como Giotto di Bondone, Guariento di Arpo, Giusto de Menabuoi y Jacopo da Verona muestran el dominio técnico al que llegaron los artistas del Renacimiento italiano. Y, por mencionar uno más, se reconoció el valor universal de la colonia de artistas creada en Darmstadt, Alemania, a comienzos del siglo XX. En la arquitectura, el diseño urbano y el paisajístico, se ve la influencia de la secesión de Viena, un movimiento artístico de vanguardia que fundía el arte con la arquitectura, la moda y los oficios artesanales para convertirlo en parte de la cotidianidad de las personas.
Cada uno de estos lugares maravilla por su belleza y por lo que dice sobre la humanidad y su historia. Por ello, bien vale la pena conocer los detalles de cada uno.