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HABIA UNA VEZ

Con exceso de efectos especiales y un cuento de hadas, "Willow" es el trabajo más flojo de George Lucas.

19 de diciembre de 1988


Quince años atrás, mientras preparaba "La guerra de las galaxias", el productor y director George Lucas concibió la historia y los personajes de la película que ahora se exhibe en Colombia, con el título de "Willow". En una tierra encantada que estuviera emparentada con los bosques, ríos, castillos, puentes levadizos, mazmorras y cabañas de las crónicas del rey Arturo y sus caballeros, Lucas creó el que sería el núcleo de esta aventura. Todo gira alrededor de Willow, ese hombre muy pequeño que encabeza el pueblo de los Nelwyns, quienes viven apaciblemente a la orilla de un río y sólo se preocupan por no atravesarse en las patas de los caballos de los temibles guerreros de corazas negras que se la pasan incendiando. Esos guerreros son los Daikini, muy altos y hermosos, superiores como si fueran arios enfebrecidos.

Lucas amasó la historia, los personajes, las aventuras y cuando se sintió listo, después de romper todas las marcas de taquilla junto a su cómplice Steven Spielberg--trabajando juntos o separados en superproducciones que a las pocas semanas ya se pagaban solas-, se enfrentó a la que ha sido la más criticada de todas sus películas porque, tal como los niños y los adultos lo están comprobando aquí, hay una sobrecarga de elementos, una abundancia de efectos técnicos, una preocupación exagerada por impresionar y divertir a los espectadores, de una manera tan desordenada que por momentos el público quisiera un respiro.

"Willow" es un revuelto de muchas historias ajenas y eso es bueno, cuando se saben aprovechar los elementos más vistosos. Los Nelwyns, esos pequeños que son ingenuos y tienen una enorme capacidad para el humor negro y la imaginación, se convierten en depositarios obligados de esa canastilla (recuerden a Moisés), navegando por el río entre los juncos y con una bebé a bordo, destinada a convertirse en reina. Pero por ahora, es perseguida por la reina Bavmorda (recuerden la bruja que envenena a Blancanieves), su hija la princesa y un general todo negro que recuerda a Darth Vader, el malo de las galaxias.

Filmada en hermosos escenarios de Inglaterra, Gales y Nueva Zelanda, la película entretiene. Pero en el fondo, el público siente que algo no funciona como en las películas anteriores de Lucas. Se han perdido la frescura, la espontaneidad, la risa, la ingenuidad y hasta la poesía de esos personajes que eran originales, que sólo se debían a ellos mismos, que no estaban calcados, como estos, de otras situaciones ya manoseadas.

Ante los ejércitos enviados por la reina (las tomas de las batallas a campo abierto; con esos centenares de caballos guerreros lanzados contra el viento son magníficas y conforman lo mejor de la película), los pequeños que cuidan a la princesa reciben la ayuda de dos personajes extravagantes: un gigantesco guerrero, a quien con frecuencia encierran en una jaula de bambú por su rebelión contra las autoridades y quien presta su espada para defender a la recién nacida. Una anciana bruja que antes de ejercer su oficio debe pasar por varias formas animales antes de aparecer como lo que es. El guerrero y la bruja, personajes que ya se han visto en varias películas de Walt Disney y similares, se encargan de frenar los ímpetus destructivos de esa reina que pierde el sueño y el apetito.

"Willow" costó más de 40 millones de dólares y su lanzamiento en Estados Unidos estuvo acompañado de una serie de juguetes y artículos para el hogar que reproducían todos los personajes de la historia. Por supuesto, el perverso general Kael ha sido el más solicitado y los niños de ahora, muy diferentes a los que se emocionaban con el Darth Vader, el Hans Solo, la princesa. Leia, el Yoda y el R2DO de la trilogía de las "Galaxias", 11 años atrás, miran con un criterio más devastador estas aventuras que insisten en manejar una ingenuidad, una inocencia, que ya no existe porque la televisión se ha encargado de malear a estos espectadores.

Ron Howard, el director de "Willow", reconoce que su trabajo consistía en coordinar las extravagancias técnicas del equipo de Lucas y por eso, si alguien quiere juzgarlo como realizador, tiene que mirar "Cuenta conmigo" o "Cocoon", humanas y sencillas, cargadas de buen humor y sin la utilización exagerada de estos recursos técnicos que cada vez son más inútiles. Si alguien lo duda, que mire una fábula llamada "El rapto de la princesa", que comienza con el abuelo leyéndole al nieto un libro donde también hay castillos, dragones, caballeros, bosques princesas.--