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‘Luces alternadas’, 1971. Esta obra realizada de madera, lámina de metal y 12 focos intermitentes pertenece como las demás obras de esta exposición a la Colección Daros-Latinameríca con sede en Zürich

ARTE

Hágase la luz

Llega a Bogotá la obra de Julio Le Parc, uno de los artistas argentinos de mayor reconocimiento en el mundo.

21 de julio de 2007

En uno de los tantos manifiestos que ha promulgado, Julio Le Parc (Mendoza, Argentina, 1928) sentenció lo siguiente: "Hay que destruir la idea preconcebida de la obra de arte, del artista y de los mitos que surgen de ellos… hay que orientarse hacia una transformación del papel del artista, creador individualista, hacia una suerte de activador para sacar a la gente de su dependencia y pasividad". Lo escribió en el texto Desmitificar el arte, en 1968. Y ese propósito ha estado intacto. Su interés como artista es que el espectador sienta que ha vivido una experiencia, y que su obra de alguna manera le genere inquietudes, sensaciones. Es, para fortuna nuestra, un artista que sigue convencido de que el arte, ante todo, entra por los ojos y aborrece las obras complejas en su planteamiento formal y que obligan a quien las observa a leer textos o explicaciones para intentar entender lo que ha visto.

Su trabajo ha estado muchas veces ligado a espacios públicos, como plazas o incluso estaciones subterráneas en Roma, en busca, precisamente, de "desmitificar" el arte, de sacarlo del museo. Tal como le confiesa a Hans-Michael Herzog, director de Daros-latinoamérica, en el libro Le Parc Lumiere, publicado con motivo de la muestra del mismo nombre que se llevó a cabo en Zurich el año pasado, prefiere acabar con la postura que asumen los espectadores cuando entran a un museo haciendo silencio y cambiando de actitud ante las obras expuestas, y promover más una interacción total, en que no haya jerarquías entre genios y personas que tratan de entenderlos. Alguna vez en un museo de Madrid le propuso al director que hiciera una encuesta a las personas que ingresaban al recinto a ver una muestra suya con la pregunta de cuál de las obras que veían se debía quedar allí. La encuesta buscaba acabar con la pasividad del espectador, para ponerlos a pensar realmente en lo que veían.

Una de las características del trabajo de Le Parc es la luz que, finalmente, está en todas partes y es un elemento reconocible por cualquier persona. De día y de noche, con diversas intensidades, entre bombillos, lámparas, linternas, reflectores y demás. Hablamos de la luz en movimiento, y en eso consiste esta esperada exposición compuesta por 40 obras que veremos en la Casa Republicana de la Biblioteca Luis Ángel Arango, gracias a La Fundación de amigos de las colecciones de arte del Banco de la República y Codensa. Tanto Le Parc como Herzog, curador de la muestra, estarán en Bogotá a partir de este 25 de julio.

Le Parc se apoya en luces fosforescentes, espejos, iluminaciones artificiales, y hasta gafas con lentes refractivos que alteran lo que vemos. No le interesa que sus obras sean complejas en el aspecto tecnológico. Por el contrario, trabaja con lo mínimo para llevarnos a diferentes estados de ánimo. Las luces invitan a que reconozcamos situaciones o sensaciones que ellas parecen evocar a la perfección. Su trabajo se ha incluido en el llamado arte cinético, que se refiere, precisamente, al movimiento, y que tuvo su mayor auge en la década de los 60, a pesar de que atribuyen sus orígenes hacia los años 20. En París, donde ha vivido la mayor parte de su vida, trabajó en conjunto con otros artistas como Sobrino, Yvaral, Morellet, Stein y García Rossi, con quienes conformó el grupo G.R.A.V, que buscó promover el trabajo colectivo por encima de lo individual. Le Parc es uno de los artistas argentinos de mayor trayectoria, con muchas exposiciones individuales y un premio de la Bienal de Venecia, entre otras distinciones. Tenerlo en Bogotá es un privilegio y vale la pena hacer el ejercicio de perderse entre luces, sombras, brillos, líneas que van y vienen, en esa experiencia que él propone.