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HERENCIA SONORA

Se descubre que Toscanini grababa sus conciertos en un exótico aparato.

1 de enero de 1990

Para los admiradores del gran director de orquesta italiano Arturo Toscanini, así como para los estudiosos de su trabajo, un curioso hallazgo les permitirá seguir con mayor precisión el rastro de una época, de la cual pocos documentos sonoros existian en los que hubiera participado el músico.

De los muchos valiosos tesoros que guarda la familia Toscanini que pertenecieran al legendario director, existe un selenófono, aparato inventado por Oskar Czeija, ex director de la radio austriaca, quien construyo un poco más de cien ejemplares. Se trata de un dispositivo que permitia la grabación de sonidos sobre una película con un sistema óptico.

La familia del músico guardaba con celo este aparato como una curiosidad; sin embargo, hace poco decidió donarlo a la biblioteca de Nueva York, junto con la biblioteca que perteneciera a Toscanini y unas copias en positivo de grabaciones tomadas de la radio, entre ellas cinco óperas, tres dirigidas por Toscanini y dos por el alemán Bruno Walter.

Una vez en poder de estos documentos, expertos de la universidad reconstruyeron el selenófono dotándolo, entre otras cosas, de una celula fotoeléctrica y un preamplificador, restauraron las películas pasandolo allí consignado a una cinta, y este proceso permitio obtener grabaciones de altisima fidelidad de las óperas Falstaff, de Giuseppe Verdi; "La flauta mágica", de Mozart, y los "Maestros cantores". de Wagner, dirigidas por Toscanini, y "Don Juan" y "Las bodas de Figaro", de Mozart, dirigidas por Walter en el verano de 1937 en el festival de Salzburgo, recuperándose así un material de valor incalculable.

Infortunadamente, muchos otros testimonios igualmente importantes asi como los negativos de las óperas citadas, se perdieron para siempre, ya que cayeron en manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, que los destruyeron como una venganza por la actitud del músico italiano respecto de la política de Adolfo Hitler.

Bien se conoce la posición de Arturo Toscanini frente al fascismo italiano y el nazismo aleman. Toscanini, convencido defensor de la libertad, jamás se acomodo y mucho menos se doblegó a intereses que iban en contra de sus principios de justicia y libertad. Fue un músico beligerante y uno de los pocos que cantó fuerte sus protestas. Si en algún momento tuvo amistad con Benito Mussolini, cuando este le pidió en calidad de exigencia que dirigiera el himno fascista " La Giovinezza" , Toscanini, aun previendo las consecuencias, se negó.
Respaldó a los músicos judíos, se opuso abiertamente a la proscripción que estos últimos vivieron en Alemania durante el nazismo y para dejar sentada su posición dirigió, para estupor de muchos, un concierto en Lucerna, donde la orquesta estaba totalmente conformada por refugiados de la Alemania nazi.

Siendo un admirador de la música de Wagner y un gran propulsor de la música alemana, como protesta por las persecuciones raciales iniciadas por Hitler, se negó a regresar a Bayreuth, templo wagneriano. Todas estas y muchas otras acciones de protesta contra regímenes totalitarios que intentaron socavar la libertad, le valieron a Toscanini que el régimen alemán, como venganza, destruyera, en un intento por borrar una parte de la historia del genial músico, muchas grabaciones que existían. Sin embargo, algo empieza a ser recuperado y vaya a saberse que más importantes documentos y testimonios anden todavía por ahí ocultos. Si de Toscanini mucho se destruyó por su marcado anti-fascismo, de Wilhelm Furtwangler, artista que se acomodó con el nazismo, los soviéticos se llevaron su parte. Pero hallazgos se producen día a día, de suerte que solo resta esperar que más sorpresas depare el paso del tiempo que permitan reconstruir la historia de muchos artistas que por sus posiciones, credos o ideas sufrieron el veto de "poderosos".-