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'Hjck opus 54'

Una reflexión a propósito de la polémica desatada por los cambios en la programación de la emisora considerada vigilante de la llamada música clásica.

Emilio Sanmiguel
12 de septiembre de 2004

Los 50 años de la Hjck fueron el acontecimiento cultural de 2000. Se celebraron con un servicio religioso en la catedral primada al medio día, porque de un milagro se trató, y con un concierto en la Luis Ángel Arango porque ha sido la gran cancerbera de la música clásica en Bogotá.

Por eso no debe extrañar la reacción que los cambios en materia de programación desataron en el medio cultural de Bogotá. Si hemos de ir más allá, debería preocupar que hubiesen pasado inadvertidos.

Decisión arriesgada introducir cambios cuando precisamente las celebraciones del cincuentenario demostraron que la "inmensa minoría" hasta podía elegir un par de representantes en el Concejo, porque en la catedral primada no cabía un alfiler.

Pero realizar esos cambios no daba largas. La tierra es redonda y de paso gira. Si hace medio siglo la idea fue una emisora para la élite intelectual, hoy ha corrido mucha agua bajo el puente, murieron Stravinsky y Messiaen, que de revolucionarios pasaron a 'clásicos'; se fue la Piaff y se disolvieron los Beatles, que alcanzaron ese mismo estatus. Es que 'clásico' no significa cosa distinta que 'de primer orden'.

Los debatidos cambios de los 89.9 de Hjck son producto de una discusión amplia entre los directivos, el personal y algunos de nosotros, los colaboradores. que ya veníamos sintiendo los pasos de animal grande del paso de un siglo al siguiente. Porque los cambios no dan tregua.

La dimensión del cambio

Si se lo mira con cuidado, la columna vertebral editorial -la Revista Dominical- se mantiene. Se mantiene también la programación 'clásica', que va de las primeras horas de la mañana hasta la noche. Hay cambios en la noche, se amplió el espacio del jazz y apareció el del blues y otras tendencias musicales contemporáneas.

La tarde y noche del fin de semana experimenta los cambios que más podrían dar cabida a la polémica: la música latina, las músicas del mundo, la canción francesa, el Invitado Especial y los Clásicos de Camilo Pombo, un espacio para el rock, el bossa-nova y otras propuestas más excepcionales con un experto en la materia.

Podría ser la propuesta más audaz. Pero justamente ha sido el espacio que reveló el nuevo perfil del radioescucha joven de los 89.9 de Hjck, capaz de disfrutar, como el Tío Alberto, de Serrat, de "Vivaldi y el flamenco". No de otra manera podría explicarse que, vía mail una oyente se dirija a Pombo para decirle: "Estoy enamorada de tu voz. ¡Es tan sensual! Además que sabes demasiado de música.".

Algo que ni habría pasado por la imaginación de una oyente de 1950 cuando Álvaro Castaño Castillo y un grupo de soñadores emprendieron la quijotada de la "inmensa minoría".