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Independencia grita

Cada vez son más los músicos colombianos que financian sus propias grabaciones y promueven sus discos. Una cultura del rebusque que tiene un gran ganador: el público.

10 de marzo de 2007

María Mulata acaba de ganar el premio a la mejor canción folclórica en el Festival de Viña del Mar con Me duele el alma. Esta noticia, de por sí muy importante para la música colombiana, tiene un significado muy especial: María Mulata no forma parte del catálogo de ninguna casa disquera. Su álbum, titulado Itinerario de tambores, trae dos CD en una caja de lujo con un libreto de 64 páginas a todo color. A cargo de Producciones la Soga al Cuello (un sello creado por ellos mismos para producir su disco), el bar Casa Buenavista y Diversidad Musical Colombiana. La distribución la hace Millenium, casa disquera que se ha dedicado a distribuir trabajos de buena parte de las agrupaciones independientes colombianas.

Normalmente se piensa que para triunfar en el mundo de la música hace falta el respaldo de una gran casa disquera. Sin embargo, para la gran mayoría de agrupaciones las cosas en el escenario musical colombiano no funcionan de esa manera. Hoy día se publican decenas de CD al año y por ese motivo resulta difícil seguirle el paso a la música colombiana. "Floreciente es la palabra que mejor describe el momento que vive la industria independiente de nuestro país. La restricción en los presupuestos para la realización de nuevos proyectos alentó la creación de innumerables sellos y empresas independientes, unos con mayor éxito que otros, pero todos ellos soportados en un creciente despertar de talentos regionales y urbanos", señaló en una reciente entrevista Humberto Moreno, presidente del sello independiente MTM, que les ha apostado en el largo plazo a proyectos de artistas como Totó la Momposina, Petrona Martínez y Antonio Arnedo. Pero MTM no es el único. Es más, gran parte de los músicos ni siquiera acude a sellos alternativos, sino que se encargan ellos mismos de todo el proceso de grabación y prensaje.

En Colombia los grupos han aprendido, por distintos caminos y luego de vivir experiencias muy distintas, que no hace falta estar bajo el paraguas de un sello reconocido. Han creado pequeñas empresas dedicadas en exclusiva a sacar sus proyectos musicales adelante. Tal es el caso de la banda de rock The Hall Effect, cuyos cinco integrantes se dedican por completo a trabajar en su empresa. Lo mismo sucede con la agrupación Puerto Candelaria, de Medellín, que creó Merlín Records para que le sirviera de 'torre de control' para manejar todos sus proyectos.

La historia se repite de banda en banda. Sus integrantes cuentan cómo han aprendido a moverse por el mundo tanto de la Cámara de Comercio como de las relaciones con los medios de comunicación alternativo, ya que es muy difícil sonar en la radio comercial. "La inmadurez musical en Colombia nos ha llevado a aprender mucho. Somos a la vez los artistas, los mánager, los promotores y los que venden los discos", contó Mónica Moreno, de la agrupación punk de Medellín I.R.A. creada hace 21 años. Hoy día y gracias a la dedicación completa de Mónica y David Viola, creador del grupo, las canciones de I.R.A están colgadas en 180 portales de i-tunes. "No me preguntés cómo negocié eso, pero lo hice", dice.

Un gran homenaje a la cultura del rebusque, sin duda. "El secreto está en lo aventado que pueda ser uno para no caer en los mismos métodos del mercadeo tradicional. La idea es ver cómo se inventa una ruta alternativa. ¿Qué tan pilo es uno para sobrevivir cada día?", explica César López, el creador de la escopetarra, y que lleva un largo trayecto como músico independiente. Este mes lanza el tercer volumen de Alas de prueba, un trabajo cercano a la música clásica, ya que utiliza violonchelo y clarinete, además de guitarra y piano. López ha organizado conciertos en su propia casa para recoger fondos para poder dar a conocer su producción en los diferentes mercados culturales del mundo, que a su vez le sirven de plataforma para hacer contactos y encontrar maneras de difundir su música más allá de las fronteras.

Estas historias de grabaciones independientes no son nuevas. Se remontan incluso a los años 60. Pero hasta hace muy poco tiempo el objetivo final de los grupos era conseguir un contrato con una casa disquera porque los costos de grabación y promoción eran todavía muy altos y la única manera de distribuir la música era a través de los discos.

¿Qué ha hecho entonces posible este auge de grabaciones independientes? Cada grupo tiene una historia diferente. Pero, en líneas generales, cuentan hoy con dos grandes aliados. Uno de ellos es el acelerado desarrollo de los computadores personales y de los programas de grabación, edición musical y de síntesis de instrumentos que facilitan la grabación de demos e incluso de productos casi terminados a unos costos más que razonables.

Los mismos estudios de grabación han adoptado programas como Pro Tools, lo que les ha permitido cambiar sus políticas de costos y ya no son una muralla infranqueable como sí lo eran en los años 80 y gran parte de los 90, cuando sólo se podía grabar si se contaba con un gran capital para financiar las horas de grabación, la mezcla y las masterización.

"Si uno graba en la casa se acaba la presión de los costos de la hora de estudio y eso da una mayor libertad creativa", señala Héctor Buitrago, de Aterciopelados, y quien lanzó el año pasado su álbum Conector. "Económicamente es un gran ahorro, ya que en dicha fase no estamos preocupados por el tiempo de alquiler de estudio, nos tardamos lo necesario sin la presión de que el tiempo extra afecte los costos de inversión", señala Javier Andrés Mesa, del grupo de música andina Plectro Trío, ganadores del gran premio instrumental del Festival del Mono Núñez en 2004.

El otro gran aliado es Internet, principal herramienta de divulgación con la que cuentan hoy los músicos, ya sea con sus propias páginas web o a través del portal Myspace. com, que les permite divulgar sus canciones y que personas del mundo entero no sólo las oigan, sino que las bajen. Ya no hace falta salir en revistas o en la televisión para que el público se entere de sus progresos y de sus proyectos. Hoy día casi todas las agrupaciones independientes más importantes de Colombia tienen sus página en Internet y mantienen una comunicación permanente con su público. A agrupaciones como Black Cat Bone diariamente les llegan unos 40 mensajes de seguidores que quieren tener contacto con ellos. A la página de Myspace de Pornomotora han entrado en 15 meses 23.000 usuarios y cuentan con 5.000 fans. "Esta cifra creció de 1.000 a 5.000 en los últimos seis meses", comenta José Gandour, su mánager. De hecho, la agrupación británica Placebo los escogió como teloneros para su concierto en Bogotá del próximo 22 de marzo, luego de haberlos oído en Myspace.

En Myspace también promocionan sus conciertos, que son su principal fuente de ingresos. Porque los discos, en el mundo de la música independiente, son ante todo un elemento de promoción para que las personas conozcan su trabajo y vayan a sus conciertos. Lo que recogen con la venta de los CD si acaso les alcanza para producir el siguiente, pues es muy difícil que una agrupación de esta características venda más 2.000 copias de una producción.

Luego de un año de trabajo, Plectro Trío lanzó en 2005 el álbum Música andina colombiana, que les costó 12 millones de pesos. "Para financiarnos guardamos un porcentaje de los premios obtenidos y del dinero que ganábamos con conciertos. Una parte nos la prestó la familia y otra parte la conseguimos con un préstamo bancario. Para recuperar la inversión tuvimos que vender 400 unidades", señala Mesa.

Pero los toques no son la fuente de subsistencia sólo de los grupos sino de muchos músicos que trabajan en diferentes bandas y realizan varios conciertos a la semana para sobrevivir. Algunos más dictan clases en escuelas de música para redondear sus ingresos. Pero por lo general, ellos tienen una agrupación principal a la que le apuestan todo su capital musical. Este es el caso de la agrupación Tumbacatre, que trabaja sonidos del Pacífico. A la gran mayoría de los músicos de esta banda, conformada por 10 personas (en algunos casos pueden llegar a ser 13), les toca hacer doblaje. "Lo importante es que para la gran mayoría este es el proyecto principal", dice Mateo Molano, su director.

Otra alternativa para sobrevivir es a través del mercadeo de productos con su imagen como prendedores, camisetas y actualmente con ring tones para celular. Una cultura del rebusque que puede resultar desgastante, pero que les otorga una gran ventaja. "Las casas disqueras condicionan y nosotros soñamos con mantener nuestra independencia artística", dice Carlos Reyes, de Black Cat Bone. "Lo mejor de esto es la dignidad que se respira. Saber que uno se ha formado el camino solo y con los criterios en que cree", concluye César López.

Tal vez vendan poco, tal vez suenen muy poco en la radio y por ahora sólo los disfruten una inmensa minoría. Pero si no fuera por esta cultura de la independencia, ¿existirían acaso esos maravillosos y diversos discos de -por sólo citar unos pocos- Curupira, Guafa Trío, Diva Gash, Cabuya, Choc Quib Town y Pernett?