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Invasión plástica no es

Artbo y la Feria del Millón, entre otros eventos, miden en octubre la temperatura del arte en Colombia. Hay cabida para artistas, galeristas, coleccionistas y hasta curiosos.

26 de septiembre de 2015

Eventos que exhiben lo mejor del arte contemporáneo nacional e internacional. Plataformas de negocios no solo para las galerías consagradas, sino también para los jóvenes talentos. Sitios históricos que se revitalizan a través de la cultura. Pintura, escultura, fotografía, dibujo, performance, video, instalaciones, exposiciones experimentales que se arriesgan a romper los esquemas tradicionales. Todo sumado constituye lo que ya se institucionalizó como el mes del arte.

Cuatro grandes eventos se tomarán a Bogotá: Artbo en Corferias; La Feria del Millón-Grolsch, en el Centro Creativo Textura de Puente Aranda; Barcú, en La Candelaria; y la Feria de Arte Contemporáneo en el espacio cultural Odeón. Y no es todo. Se suman galerías, museos y universidades.

Desde 2005, la Feria Internacional de Arte de Bogotá, Artbo, toma la bandera de esta temporada y en esta ocasión se celebra entre el 1 y el 4 de octubre. Este evento –promovido por la Cámara de Comercio de Bogotá– busca, según explica María Paz Gaviria, su directora, “posicionar a la ciudad como capital cultural, fortalecer las artes plásticas en el aspecto comercial y en la difusión de su oferta, y crear una plataforma inclusiva para el intercambio cultural”.

Y su oferta no deja de crecer: esta vez contará con 84 galerías de 33 ciudades del mundo, como Berlín, Londres, Bolonia, Nueva York, São Paulo, Buenos Aires, La Habana y México. Así mismo habrá más de 3.000 obras de casi 500 artistas.

Se destaca este año una sección especial para 15 proyectos que “muestran la diversidad de prácticas del arte contemporáneo”, explica Catalina Lozano, una de las encargadas de la curaduría de este espacio.

También habrá una sección para darle contexto histórico a la feria, con obras de artistas que marcaron un hito en el arte contemporáneo como los colombianos Feliza Bursztyn y Santiago Cárdenas, la alemana Irma Blank o la argentina Margarita Paksa. Otra de las novedades de este año es la sección ‘Sitio’, en la que varios artistas tendrán obras que se desplazan por toda la feria y que se salen del estand tradicional.

Entre sus secciones se exhibe el trabajo de 33 artistas jóvenes colombianos que no cuentan con la representación de una galería, y también le da cabida a cuatro espacios autogestionados, es decir, proyectos colectivos de artistas que van más allá de los formatos habituales. En uno de ellos estará, un grupo de 20 indígenas provenientes del Cauca que vendrán con una oveja negra con el fin de recrear un encuentro de la palabra.

No se quedan atrás los espacios que apoyan los libros hechos por artistas; también se dedica una sección especial para formar nuevos públicos; y existe gran expectativa por los foros que se harán con un formato experimental sobre arte contemporáneo y el papel de curadores, coleccionistas, académicos, artistas y directores de museos en los procesos artísticos de hoy.

Además de estas secciones, genera expectativa, por la coyuntura actual, Proyecto Mapa creado en los años noventa cuando Luis Ángel Parra –director del Taller Arte Dos Gráfico de Bogotá– y Ricardo Benaim –del Taller Quinta Papeles de Caracas– dibujaron un mapa de Colombia y Venezuela sin frontera, y lo repartieron a varios artistas, escritores, caricaturistas, fotógrafos e intelectuales colombianos y venezolanos para que expresaran su punto de vista sobre la relación entre los dos países.

En 2000, se dio un encuentro en la Orinoquia en el que se conocieron los artistas participantes y se socializaron los resultados de la iniciativa: mapas en pintura, en costura, con besos y hasta hechos en molde de torta. Ahora el proyecto se retoma 15 años después para mostrar lo que se hizo en esa época y para que los artistas participantes de la feria y el público intervengan de nuevo el dibujo. Frente a esto, Parra resalta que el proyecto no se agota, siempre presenta nuevas ideas y sirve para demostrar que “con el arte no existen fronteras: su agenda prevalece sobre todo tipo de coyunturas políticas”.

Artbo presentará un panorama de las tendencias que definen el arte moderno y contemporáneo. Y si algo se resalta es que ahora se ven muchos más formatos experimentales con lo que la feria sigue fiel a una de sus principales características: que no deja de tomar riesgos.



No se quedan atrás

Muchas veces los artistas más jóvenes no cuentan con los espacios suficientes para dar a conocer y ofrecer sus trabajos. Pero esa no es la única meta de la Feria del millón-Grolsch. Busca que la gente del común se acerque al arte, lo entienda, lo compre y lo coleccione, que quede atrás la idea de que el arte es solo para la elite.

En vista de todo esto, en 2013 se celebró la primera versión de esta feria en la que existe una regla absoluta e irrefutable: nada de lo que se expone puede exceder el valor de 1 millón de pesos. Es así como se matan dos pájaros de un tiro, pues, primero, los artistas emergentes cuentan con una plataforma para mostrar sus obras y, segundo, decenas de visitantes se dan el lujo de comprar por primera vez un cuadro.

Y eso no es todo. A los participantes se les dan otras ayudas como no cobrarles por la inscripción ni por el espacio de la exposición, y la feria cobra comisiones entre el 7 y el 10 por ciento de las ventas. “Creemos que es importante que los artistas entiendan que sí pueden vivir de lo que hacen, y para que esto pase toca buscar conductos más creativos que el de cobrarles el 50 por ciento de sus negocios”, comenta Juan Ricardo Rincón, uno de los directores del certamen.

La feria, que ahora celebra su tercera edición entre el 3 y el 5 de octubre con México como país invitado, contará con 55 artistas. La elección se dio tras un exigente proceso de curaduría que evaluó un total de 978 portafolios. Otra de las metas de sus organizadores es que supere los números del año pasado, cuando asistieron 8.000 personas y se vendió un 96 por ciento de lo que se expuso. Paralelamente, La Feria del Millón-Grolsch está revitalizando –con el Centro Creativo Textura, lugar donde se realiza el evento– a Puente Aranda como un espacio de cultura y arte, en el occidente de la ciudad.

Este año, la feria no buscó una tendencia o una temática en particular, y aunque hay variedad de técnicas, llama la atención la influencia cada vez más alta de la fotografía, sin que la pintura y el dibujo se queden atrás. Tampoco se le pierde la pista a la relación entre el arte y la tecnología, la cual se aborda en ‘Voltaje’, un espacio paralelo al evento.



al rescate de

los centros históricos

Si algo sorprendía e indignaba al galerista Christopher Paschall era que Colombia, y Bogotá específicamente, no aprovechaba sus cascos históricos para mostrar las nuevas tendencias de la cultura, tal como sucede con las grandes capitales del mundo. Por tal motivo, hace un año se impulsó la primera edición de Barcú, con una idea: redescubrir a través del arte y la cultura el centro histórico de La Candelaria y así conseguir que “la ciudad volviera a ser esa Atenas suramericana que alguna vez fue”, según señala Paschall, el director de esta feria que se celebrará entre el 30 de septiembre y el 5 de octubre.

El evento tendrá un total de 24 galerías en las que también se le hará especial énfasis al arte contemporáneo. En una de las casas de La Candelaria estarán para la venta algunas obras de artistas reconocidos y los proyectos individuales de extranjeros como el alemán Julius Heinemann, el español Diego Delas y el peruano Daniel Barclay. No menos interesante es la sección dedicada exclusivamente al arte urbano, así como un tributo especial al artista Gonzalo Ariza en la que fue su casa.

Pero Barcú no solo se centra en el arte. También hay lugar para otras manifestaciones como el cine, la literatura, la música o el teatro. En total se constituye un circuito conformado por 14 casas del centro histórico de la ciudad, y más de 70 eventos culturales con los que se espera atraer entre 10.000 y 15.000 personas.

Y otro evento que se relaciona muy estrechamente con su sitio urbano es Odeón, una feria de arte contemporáneo que se celebra por quinta vez entre el 2 y el 5 de octubre en el Espacio Odeón-Centro Cultural, que entre sus propósitos quiere contribuir al plan de renovación del centro de la ciudad.

Este certamen tiene 60 artistas de 17 galerías emergentes de Estados Unidos, Colombia, México, Perú, Ecuador y Brasil, el país invitado. Una vez más se le pondrá el ojo a lo mejor del arte contemporáneo, pero sin olvidar los proyectos individuales de dos artistas internacionales, Walterio Iraheta e Ignacio Gatica, y las conversaciones sobre procesos de gestión, curaduría y circulación del mundo artístico actual.

La curadora del evento, Ximena Gama, resalta que esta feria se caracteriza, sobre todo, por darle espacio a las galerías que no solo se centran en lo comercial sino que también se interesan en proyectos de investigación y de residencia de artistas. Mientras tanto, la directora Tatiana Rais señala que “somos una feria de arte contemporáneo, por lo que estamos abiertos a todas las tendencias. Aunque ahora se ve mucha fotografía, mucha instalación y dibujo”. Por lo demás, se espera atraer a más de 10.000 personas y generar 300.000 dólares en ventas.

Alrededor de estos eventos surgen todo tipo de propuestas en galerías, instituciones de arte, museos y universidades. Por ejemplo, se abrieron exposiciones de Luis Caballero, Álvaro Barrios y Gustavo Rezende en Galería El Museo; Emma Reyes, en Casa Cano; Santiago Cárdenas en La Esquina y el bosnio Radenko Milak en La Balsa. Y una de las más interesantes es la exposición Desplazamientos psíquicos del artista portugués Carlos Bunga en el Museo de Arte de la Universidad Nacional, que abrió sus puertas el pasado 23 de septiembre.

Bunga crea un espacio dentro del museo a punta de cartón, cinta adhesiva, pintura blanca y amarilla, que dialoga con la estructura original y pretende generar todo tipo de sensaciones en el público. Si algo le apasiona al artista es la relación entre el arte y la arquitectura: “Es importante que exista una conciencia sobre lo que es nuestra ciudad, cuestionar su papel, cómo nos influencia este espacio, nuestra manera de pensar, de movernos”, señala.

Esta temporada de arte que comienza la próxima semana ya se institucionalizó. Ni artistas ni público son ajenos a ella, porque hay de todos los formatos y para todos los gustos.