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Su esposa, la antropóloga Yolanda Mora, y la investigación fueron las dos grandes pasiones de Jaime Jaramillo Uribe. | Foto: Archivo Familiar - Cortesía Rosario Jaramillo y Carlos Mario Lema

HOMENAJE

Jaime Jaramillo: el historiador del siglo XX

Jaime Jaramillo Uribe, fallecido la semana pasada, revolucionó la manera de escribir historia en Colombia: la modernizó y la profesionalizó.

31 de octubre de 2015

El pasado domingo, mientras muchos se preparaban para la jornada electoral en Colombia, moría a sus 99 años el historiador Jaime Jaramillo Uribe. Quizás muchos no saben quién fue y mucho menos qué papel jugó en la transformación de la cultura colombiana de los últimos 60 años. Sin exagerar se podría decir que fue uno de los intelectuales más importantes del siglo XX.

Pupilos, amigos de tertulia e historiadores coinciden en que Jaramillo realizó una verdadera revolución en la manera como se investigaba y escribía la historia en el país. Recuerda Jorge Orlando Melo, uno de sus discípulos, que hasta la década de los sesenta los escritos históricos eran la suma de relatos que magnificaban los logros y las tragedias de los grandes hombres, o que resumían los principales hechos políticos ocurridos en Colombia. La historia de los demás sectores de la sociedad como los indígenas, los afrocolombianos y los demás grupos sociales, no era digna de ser contada. Tampoco era importante escribir sobre las costumbres culturales ni sobre las estructuras sociales.

Jaramillo transformó ese tipo de historia. Dejó a un lado al héroe y a los grandes dirigentes, y comenzó a interesarse por la vida de los artesanos, de los indios y campesinos. Abandonó los elogios y panegíricos a los personajes que habían gobernado al país para explorar su forma de pensar. De allí surge El pensamiento colombiano en el siglo XIX, una de sus obras emblemáticas.

Toda esta revolución se condensó en el Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, una revista fundada por Jaramillo en 1963 para difundir las nuevas investigaciones basadas en este tipo de historia. Allí no solo publicó sus investigaciones sobre el mestizaje, los esclavos y las estructuras sociales coloniales sino que incluyó artículos de colombianistas extranjeros como Magnus Mörner, Santiago Sebastián López y Frank Safford.

La transformación llevada a cabo por Jaime Jaramillo en el campo de la historia no hubiera sido posible sin su capacidad crítica y su eclecticismo. “Mi papá nunca fue dogmático. Aunque vivió en una época en que el marxismo era una moda intelectual, él no lo siguió ciegamente. Además de criticarlo también bebió de otros autores”, comenta su hija Rosario. Por eso, en sus investigaciones se pueden ver los métodos de las disciplinas de las ciencias sociales y se oyen las voces de una amplia gama de autores como Marx, Ernest Cassirer, Ernest Labrousse, Marc Bloch y Otto Brunner.

Jaramillo, nacido en Abejorral, Antioquia, también consideraba importante que los historiadores tuvieran un entrenamiento y unas herramientas propias de la disciplina. De ese modo, desde la década de los sesenta comenzó las gestiones para crear un departamento de historia en la Universidad Nacional de Colombia, que comenzó a funcionar en 1962. Como explica Ricardo Sánchez, decano de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional: “Uno de los tantos aportes de Jaime Jaramillo fue que modernizó y profesionalizó las ciencias sociales, en especial la historia”.

Es difícil abarcar la importancia de este historiador en la transformación de la cultura colombiana, que durante su edad madura se dejó crecer las patillas al estilo de general prusiano del siglo XIX y hasta los últimos años de vida fue amante de las tertulias, de la lectura, de la pipa, del vino, del ejercicio y del buen vestir.

Fue un intelectual que a pesar de ser poco conocido por los colombianos, transformó las formas de concebir la historia. Gracias a él y sus discípulos, hoy los niños y los jóvenes pueden leer cómo era la vida cotidiana de las personas del común en las sucesivas etapas de la historia colombiana. Por esta y otras razones no es gratuito que se haya ganado el título de ‘historiador del siglo XX’.