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JOVENES BRUJAS

Los efectos visuales no son suficiente en este fantasioso acercamiento a la hechicería.

25 de noviembre de 1996

Director: Andrew Fleming Protagonistas: Fairuza Balk, Robin Tunney, Neve Campbell y Rachel True nancy, Bonnie y Rochelle son tres estudiantes de secundaria obnubiladas por el tema de la brujería. Pero el juego está a punto de convertirse en pesadilla por cuenta de la llegada de una nueva alumna, Sarah, una innata poseedora de poderes sobrenaturales que, en su inocencia, será la catalizadora de lo que sus amigas y ella desean: vengarse de una vez por todas de sus opresores compañeros. El argumento desata la trama de Jóvenes brujas (The Craft), la reciente realización de Andrew Fleming que ha alborotado el avispero de la moda juvenil en el mes de las brujas. En un principio todo indica que se trata de una comedia alrededor de los potajes mágicos y los hechizos de las brujas de marras. Pero la película está lejos de ser graciosa. El tono relajado de los primeros minutos va dando paso a una trama fatídica y aleccionadora sobre el uso y el abuso de la brujería. El clan de estas cuatro extrañas amigas es análogo a la pandilla masculina. Si los hombres resuelven sus problemas a los golpes, ellas los solucionan con el poder de su mente. Sólo que la magia suele ser más poderosa que quien la maneja. Así, lo que al comienzo es una chanza juvenil crece hasta formar una tragedia en la lucha entre el bien y el mal. "Con la magia no se juega" y "no hay que creer en brujas pero que las hay, las hay" parecen ser las moralejas de la cinta. Pero el director solo cuenta con el respaldo de los efectos visuales y en su afán de vender a las brujas contemporáneas, con sus labios negros, sus chaquetas de cuero y sus prendas vaporosas, termina descuidando la estructura de un filme que no logra definirse entre la comedia y el drama.