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Esta película del director belga Stephan Streker se estrenó durante el Festival Internacional de Cine de Toronto en 2016. Ha sido invitada a los festivales internacionales de cine de Edimburgo, Corea del Sur, Rotterdam, Roma y Estambul, entre otros. | Foto: Tomada de video

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“La justicia no existe, es un concepto hecho por humanos”

SEMANA habló con Stephan Streker director de 'La boda', la historia de una mujer paquistaní que pierde la virginidad, queda en embarazo y por ello deshonra a su familia. La cinta llegará a las salas de cine el próximo 25 de octubre.

24 de octubre de 2017

Zahira es una joven musulmana embarazada. Su familia está devastada. Ella ya no es virgen y para colmo no se ha casado. Creció en Bélgica, está en contra de la tradición que la obliga a casarse con alguien de su misma cultura. No quiere alejarse de sus padres y sus hermanos, pero a la vez quiere ser libre de tomar sus propias decisiones. Es la historia de La boda, película del director Stephan Streker. 

La joven de 18 años no dimensiona la angustia que les ha generado a sus padres y a su hermano Amir, su confidente. No comprende que se haya vuelto blanco de crímenes de honor, esos actos de violencia cometidos por hombres hacia las mujeres que traen deshonra a la familia. Negarse a contraer matrimonio, tener relaciones sexuales antes del matrimonio, vestirse de forma inapropiada, tener relaciones con alguien que su familia no aprueba o ser homosexual, se consideran deshonrosos. Stephen Streker llevó esta historia al cine.  

SEMANA: Es una historia basada en hechos reales, ¿por qué quiso llevarla a la pantalla grande?

Stephan Streker: Esta historia es muy famosa en Bélgica. Sucedió en 2007. Yo estaba enterado de todo pero nunca estuve interesado en hacer una película acerca de eso. Todo cambió cuando conocí por casualidad al mejor amigo del hermano de la protagonista, quien de hecho está en la cárcel. Este amigo me decía “no puedes imaginar el amor que se tenían el uno al otro, eran muy cercanos y se amaban muchísimo”. Y yo me decía a mí mismo “No puede ser. Es una tragedia”. Eso me motivó a hacer la película.

SEMANA: ¿Conoció a la verdadera familia?

S.S.: No, porque quería mantener la libertad de crear y quería tener distancia de la historia. Sin embargo, conocí a personas de la comunidad paquistaní que viven en Bélgica. La película fue coproducida por personas de Paquistán para que estuviera incluido su punto de vista y en los sets de grabación siempre estuvo una mujer de ese país para garantizar la fidelidad de la cultura paquistaní. Pero no quería estar con la familia real porque entonces tendría que contar exactamente lo que ellos me dijeran. Y algunas partes de la película no son reales. Lo más cercano a la realidad es la ceremonia de la boda. Pero, Hina, por ejemplo, la hermana mayor de Zahira que vive en Barcelona es una completa invención. En la vida real no existe.

SEMANA: Hablando de Hina, la conversación entre ella y Zahira es una de las más potentes. Es acerca de la justicia. ¿Usted qué piensa acerca de ese concepto que ella tiene?

S.S.: Yo mismo escribí ese diálogo. Realmente creo que la justicia no existe. Pienso que es un concepto hecho por humanos, pero no existe. Los argumentos que ella usa, los usa para convencer a su hermana de casarse, pero intelectualmente lo que ella dice significa mucho más.  

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SEMANA: ¿Cómo describe a Amir, el hermano y confidente de Zahira?

S.S.: Es una persona totalmente culpable pero a la vez es una víctima de la situación. Es los dos en la misma persona y ambos son reales. La situación es muy difícil y lo lleva a tomar decisiones extremas. Es la mejor persona y a la vez la peor. Es una víctima de una situación terrible.

SEMANA: Pareciera que la familia de Zahira no tiene el mayor problema con el aborto o la virginidad, pero sí quieren mantener la tradición de casarse con alguien de Pakistán…

S.S.: No estoy tan de acuerdo con eso. Ellos tienen un problema grande con el aborto y un gran problema con la pérdida de la virginidad. Ahí empieza la película, con la explosión de la toda la familia, ellos están devastados por las decisiones de su hija. Están devastados porque su hija no es virgen y además está embarazada. Pero para los padres lo más importante es mantener las apariencias de ser una familia honorable; si pueden mantener las apariencias todo está bien. Ellos pueden ocultar que Zahira está embarazada y que perdió la virginidad, pero no pueden ocultar que no se case con alguien de Pakistán…

SEMANA: ¿Cree entonces que ahora la religión se trata más de apariencia que de creencias?

S.S.: Absolutamente. En mi película no hay un problema religioso. Es más bien un problema de tradición. Cuando Zahira está con su nuevo novio, Pierre, ella sigue orando y sigue siendo musulmana. Ella no rechaza su religión, ella rechaza la tradición que implica mantener el honor. Y en el honor lo más importante es salvar las apariencias, si salvas las apariencias no hay problema de honor.

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SEMANA: La película es acerca de la libertad. ¿Cree que es posible ser libre?, ¿cree que finalmente Zahira logra ser libre?

S.S.: La libertad también es un concepto que no puedes vivir completamente. Nadie es libre del todo. Pero la forma en que Zahira no es libre es algo muy impactante para mí. En Bélgica, y creo que en Colombia también, hace mucho tiempo la gente se casa con alguien porque decide hacerlo, no porque la tradición lo dice. En efecto, la película es acerca de la libertad. Zahira quiere ser libre pero a la vez quiere mantener el amor de su familia. El gran problema es que ella desea las dos cosas.

SEMANA: ¿Qué descubrió haciendo esta película?

S.S.: Descubrí que cuando no conoces una situación en detalle es más fácil juzgar. No juzgas cuando conoces a profundidad una cultura. Por eso yo no quise juzgar en mi película, porque era más interesante hacer una película sobre esta familia sin prejuicios. Quería mostrar su visión, sus creencias, su cultura y su punto de vista tan fuerte. Quería hacer una película que permitiera que la audiencia fuera la que juzgara. 

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SEMANA: Aunque la película muestra otras formas de ser de la comunidad paquistaní, de alguna manera también perpetúa los estereotipos negativos que tenemos acerca de ella…  

S.S.: La película puede ser leída de esa forma. Pero La boda es una pieza de arte, las personas tienen la opción de interpretar como ellos quieran. Yo quise mostrar esta historia de la mejor forma posible, sin querer juzgar a ningún personaje y sin el ánimo de propagar algún estereotipo.   

SEMANA: ¿Está trabajando en otra película?

S.S.: Mi nuevo proyecto también está inspirado en eventos reales. Es otra historia que sucedió en Bélgica pero no tiene nada que ver con La Boda. Como es una historia que las personas ya conocen bien no puedo hablar mucho de eso.