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LA CANCION: PUERTA DE ACCESO A LA POESIA

MARIO BENEDETTI

Ha insistido en que la responsibilidad del escritor es siempre conjunta, "la de su arte y la de su contorno", negando "esa improbable línea divisoria que muchos intelectuales, curandose en salud, prefieren trazar entre la obra literaria y la responsabilidad humana del escritor". Y como prototipo del intelectual militante, del escritor comprometido, Mario Benedetti corrobora sus tesis en cada una de sus novelas, en cada uno de sus ensayos, en cada uno de sus poemas, en cada una de sus canciones: "Poemas de la oficina", "La tregua", "Gracias por el fuego", "La muerte y otras sorpresas", "El cumpleaños de Juan Angel", "Inventario"... Porque Mario Baledetti, que fue testigo de una cruenta rebelión estudiantil, que vio surgir en su patria, Uruguay, una nueva forma de guerrilla que fue aniquilada a sangre y fuego, que tiene la experiencia interna de la revolución cubana, que ha vivido en el exilio, es una de esas excepcionales voces que sobresalen por encima del coro de tantos y tantos latinoamericano desesperadamente esperanzados, Mario Benedetti viene ahora a Colombia, para acompañar durante sus presentaciones a Nacha Guevara, la argentina con figura de jirafa quien, como nadie, sabe darle aliento a sus poemas y canciones. SEMANA lo halló en casa de su madre en Montevideo y esto fue lo que nos dijo.
SEMANA: ¿Cómo entró en la onda de la musicalización de poemas?
MARIO BENEDETTI: Desde hace tiempo he venido vinculado a proyectos con varios cantantes, trabajo con ellos. Ha sido un trabajo muy fructifero para mi, que partió de una musicalización que hizo Alberto Favero de los "Poemas de la oficina" en el año 72. No nos conociamos y entonces eso me parecio un milagro. Después empecé a hacer letras para que Favero les pusiera música y Nacha las cantara.
S.: ¿Considera que esa es una manera de llegar a más público, de acercarse más a la gente?
M.B.: Es evidente que una canción llega a sectores más vastos de la población, pero también puede ser que la canción se convierta en una puerta de acceso a la poesía.
S: ¿Qué opina de quiénes afirman que eso es comercializarse y entrar en el show business?
M.B.: Eso depende de la actitud del poeta. Si hace letras de canciones como las de los cantantes comerciales sí, pero en mi caso, yo hago la letra de las canciones con el mismo rigor con el que escribo un poema. Y eso no es comercializarse, sino adaptarse a otro género. Además, no hay que olvidar que en la tradición de la poesía ha habibido poetas que han hecho letras de canciones sin necesidad de comercializarse y conservando la calidad de la poesía.
S.: ¿Aparte de escribir las letras y de aportar los poemas, participa en el proceso de musicalización de los mismos, como lo hizo Alberti con Soledad Bravo?
M.B.: Los mejores logros son, precisamente, cuando trabajamos juntos músico y poeta. Cuando uno y otro opinamos sobre letra y música. Nos vamos adaptando el uno al otro. Todo sale mejor cuando es producto de un trabajo conjunto.
S.: ¿Qué experimenta cuando oye sus poemas convertidos en canciones?
M.B.: Es un trabajo muy gratificante desde el punto de vista artístico. Me estimula mucho.
S.: ¿Ahora que se ha dado ese proceso de poner música a los poemas, cuando escribe poesía lo hace como antes?
M.B.: Bueno, lo que pasa es que ahora hago las dos cosas. Sigo escribiendo poemas por mi lado y cuando escribo poemas no empleo la rima. Por eso como le dije antes, creo que el trabajo de Favero con los "Poemas de la oficina" fue un milagro, casi no lo podía creer. La mayoría de mis poemas no son aptos para ser musicalizados. Por el contrario, cuando escribo canciones, entiendo que la rima es una necesidad de la canción y lo que hago en ese sentido, lo hago específicamente para música. A partir de ese momento, resulta mejor que las letras de las canciones tengan rima.
S.: ¿Qué opina de Nacha Guevara como intérprete?
M.B.: Es excepcional, porque no sólo es excelente como cantante, sino que es formidable en escena: aparece allí toda su formación como actriz y bailarina. Es una artista muy completa, muy rigurosa en su arte.
S.: ¿Y qué opina de Favero?
M.B.: Favero es también un músico de excepción, como pianista y como compositor. Es uno de los grandes de América no sólo por su formación musical, sino por su cultura. Además, él y Nacha se complementan perfectamente.
S.: ¿Le gustaría que alguien más interpretara sus poemas? Se ha dicho que Serrat quería hacerlo...
M.B.: Fíjese, hemos estado trabajando con Serrat y antes de fin de año va a salir un long play con letras mías y música de él. Por otra parte, hay como 25 artistas que han cantado mis poemas. Además, hemos hecho recitales con Daniel Viglietti: él hace sus canciones y yo hago mis poemas. Es una relación diferente, pero hace parte de mi vinculación con artistas y cantantes.
S.: ¿ Conoce las versiones para T. V. que se hicieron en Colombia de dos obras suyas, "La tregua" y "Gracias por el fuego"? ¿Qué opina de la idea de llevar escritores latinoamericanos a la T.V.?
M.B.: Tengo noticias de esas realizaciones, pero no las he visto. Ahora, no estoy contra el género. Todo depende de cómo se haga.
S.: ¿Qué significó para usted volver al Uruguay?
M.B.: Una gran expectativa después de casi 12 años de exilio. Sentí una gran alegría. Dimos unos recitales con Viglietti y la acogida ha sido conmovedora, gratificante. Estoy muy feliz.
S.: ¿Cómo ve el nuevo proceso político de su país?
M.B.: Me parece positivo y frente a él soy moderadamente optimista. Es el retorno a una democracia todavía un poco limitada: en las últimas elecciones aún había partidos prohibidos y dirigentes políticos proscriptos. Pero confío en que iremos avanzando hacia una democracia más plena.
S.: Usted vivió un proceso de radicalización en su país que acabó a sangre y fuego con la guerrilla. ¿Cómo ve el proceso colombiano en el cual el gobierno está dialogando con ella?
M.B.: No me gusta pronunciarme desde fuera de los países sobre lo que pasa en ellos, de la misma forma que no me gustaba que quienes venían al Uruguay y pasaban unos tres o cuatro días, después emitían juicios sobre lo que estaba pasando. Sin embargo, creo que cualquier proceso de pacificación es saludable para los pueblos.

NACHA
"Una artista ecléctica. Un soplo de Piaf, una insinuación de Chaplin, el talento de Chevalier, el saber hacer de la Dietrich, la atracción de Aznavour... ". Todo eso y mucho más se ha dicho de Nacha Guevara. Y no solamente en los países de América Latina en donde el público se electriza cada vez que sale al escenario, sino en Nueva York, la meca de tantos, el cadalso o la salvación de artistas, cantantes y músicos, bailarines y actores. "Nacha es una actriz con mayúscula", como lo dijo Carrie Donovan en el New York Times Magazine.
Sus primeros pasos fueron de ballet a los 8 años, pero a los 20 puede decirse que pasó de "El lago de los cisnes" a las tablas del teatro. En ellas exploró todas las corrientes y tendencias, tal vez sin darse cuenta de que se hallaba en busca de su propio estilo, de ese que mezcla comedia ligera, música de cabaret y poesía, con toda la tradición de la canción francesa de Brel y Brassens, la Piaf y Aznavour, con la capacidad histriónica de Chaplin, el know how de la Dietrich, y la inasible autoridad de Judy Garland. Sin embargo, como dijera de ella Oscar Gómez en Cromos, "Nacha Guevara no se parece a nadie. Ni siquiera a ella misma. Porque es ella y al mismo tiempo tantas que en todas está y sin embargo es una".
Una mujer delgada, con cuello de jirafa y reverberante pelo rojizo, se metamorfosea en el escenario, a través de su elástico cuerpo y su resonante voz de actriz, en múltiples caracteres que van de la comedia al drama, de la risa al llanto, que se mueven como el título de la novela, entre la agonía y el éxtasis. Porque Nacha no sólo es dueña de un estilo propio, sino que sabe dominar el auditorio, lo mantiene expectante, en suspenso, sin aliento, hasta el estallido final de los aplausos que no se pueden contener, de las emociones que buscan expresarse maravilladas frente a esa mujer que logra romper todas las reglas en un espectáculo que no tiene par y que ha sido calificado como "una revolución constructiva y no anarquía".
Su primer show de canciones fue "Nacha de noche", pero su primer éxito fue con Alberto Favero, su marido, quien siempre la ha acompañado al piano para subrayarla sin obstruirla. Fue en 1969 con la obra "Anastasia querida". Después vino "Las mil y una Nachas" y el exilio en México en donde también conoció el triunfo que su Argentina natal ya le había dado. Durante 1976 recorrió todos los países iberoamercanos. Remató en España donde debutó en Madrid, en el teatro Valle Inclán. Resultado: 9 meses en cartel y la primera versión en español de "No llores por mí Argentina" de la ópera rock "Evita", lo mismo que el "Premio Valladolid" al mejor espectaculo musical de la temporada 1976-1977.
Y vinieron luego Nueva York y Washington en donde ganó el título de Performer of the Year 1982 y los más exaltados elogios de la crítica. Merecidos por cierto por que ha logrado montar un espectáculo que simplemente trasciende las fronteras del show musical, para ir invadiendo los terrenos de la poesía, de esa poesía de los poetas latinoamericanos que encarnan la visión más profunda del continente.
"Salvajemente irónica, Nacha es tan estimulante que nos lleva a un estallido de emociones" dijo el crítico norteamericano John S. Wilson en el New York Times y, aquí, la última vez en que vino, hizo salir a flote la vena lírica del presidente Betancur quien en un momento de exaltación le dijo: "Nacha, gracias por existir".