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LA CARCEL LO CONVIRTIO EN POETA

El disidente cubano Armando Valladares responde a SEMANA al llegar a París, después de su excarcelación por mediación de Mitterrand

6 de diciembre de 1982

"En 1974, habría bastado decir sí para ser liberado. Sí a los 'planes de rehabilitación penitenciaria', que incluían el reconocimiento de que todas las críticas al gobierno comunista cubano eran errores". Pero Armando Valladares no aceptó.
"En represalia, dijo a SEMANA el disidente cubano, nos privaron durante 46 días de alimentos causando una polineuropatía muscular que terminó paralizándome las piernas".
De 45 años, estatura media, delgado y una cara imberbe iluminada a veces por raras sonrisas, Valladares desmiente todos los "delitos" que le valieron en 1960 una condena a treinta años de cárcel, reducidos a veinticinco en 1973. "Antes de la revolución, trabajé en un departamento que se encargaba de reclutar policías. Mi labor consistía en examinar en matemáticas, lectura y ortografía a los aspirantes. Yo no hacía investigaciones, ni me ocupaba de ladrones o revolucionarios. Mi trabajo era únicamente administrahvo. Yo cobraba, naturalmente, a través del Ministerio de Defensa".
Valladares rechaza en cambio la acusación según la cual él habría hecho parte del mecanismo represivo del antiguo dictador.
"La mejor prueba es que yo pasé ante una comisión depuradora del gobierno y fui nombrado a uno de los seis puestos más importantes del Ministerio de Comunicaciones. Si yo hubiera torturado o asesinado, no habría hecho parte de los funcionarios de la revolución castrista ".
El "prisionero de Castro" califica igualmente de "pretextos" los cargos señalados en el acta judicial (posesión de explosivos y propaganda contrarrevolucionaria) por los que fue condenado. Las verdaderas causas de su encarcelamiento fueron, nos dijo, sus manifestaciones "pacíficas y cívicas" contra los comunistas que a partir de 1960 comenzaron a apoderarse de todos los puestos claves del país en detrimento de toda lógica.
Al Ministerio de Comunicaciones, por ejemplo, nos enviaron un ministro que, en la primera reunión con los responsables de todas las secciones, declaró: "solicito su ayuda pues soy ganadero y lo único que conozco son las vacas".
El hombre que la cárcel convirtió en poeta enjuicia también los métodos expeditivos que caracterizaron su proceso. "Yo fui condenado a treinta años de cárcel, después de dos interrogatorios de quince minutos y sin ninguna prueba concreta. Los investigadores se limitaron a explicarme que ellos tenían una profunda convicción de que yo era un enemigo potencial de la revolución".
Sobre los veintidós años pasados en siete cárceles de la isla, Armando Valladares prefiere no extenderse. "Es imposible resumir en algunas palabras lo que representa la mitad de mi vida pasada en calabozos, galeras, celdas y canteras realizando trabajos forzados". Entre dos frases el expresidente evoca su encuentro en 1969, durante una visita, con Marta, la hija de otro prisionero político. A partir de ese momento Valladares compone sus poemas y utiliza los métodos ya clásicos para sacarlos de la cárcel. "Escribí en papel higiénico y de cada poema hacía hasta veinticuatro manuscritos".
El cubano multiplica las explicaciones sobre su estado de salud como buscando responder a las autoridades cubanas que lo han acusado de haber simulado su parálisis, manipulando así la opinión pública internacional. Todo comenzó en agosto del año pasado. Los responsables de la cárcel hicieron fabricar dos piezas reducidas, e instalaron a Valladares en una de ellas. En la otra, "se instalaron las barras paralelas y un equipo de rehabilitación". Durante seis meses, de las ocho de la mañana a las doce del día, precisó, un equipo de médicos lo sometió a un tratamiento intenso que fue acompañado de un neto mejoramiento de sus condiciones alimenticias.
"Yo no me explicaba por qué las autoridades habían cambiado de actitud. En realidad, ignoraba que una campaña internacional había sido lanzada en mi favor".
Liberado el 22 de octubre pasado, gracias a la intervención personal del presidente francés, Valladares piensa radicarse definitivamente en los Estados Unidos y estructurar su vida con Marta, la mujer que esperó su liberación durante trece años.
Su decisión de no seguir escribiendo parece irrevocable. "¿Qué podría decir ahora que ya no haya dicho en mis poemas?". El disidente confiesa su intención de "hacer algo" que pueda favorecer la liberación de sus compañeros encarcelados pero afirma que su actividad no tendría que ser enmarcada dentro de una campaña de agresión contra el gobierno cubano.
"Debe existir una fórmula que permita liberarlos pues, en el fondo, ningún gobierno está interesado en mantener prisioneros políticos". Sin dar a conocer de qué proyecto se trata, Valladares previno que se mantendrá al margen de cualquier gobierno u organismo que quisiera explotar sus años de cárcel o "Captarlo personalmente con fines determinados".
Discreto, evasivo incluso sobre sus convicciones políticas, Valladares se pronunció, sin embargo, contra el hecho de que haya hombres presos por sus ideas. "Ninguna ideología, ningún símbolo justifica que haya hombres torturados, encerrados, aniquilados por sus ideas", concluyó el prisionero-poeta que afirma creer más en Dios que en Fidel Castro.
José Hernández
(Corresponsal de SEMANA en Europa)