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La casa de Dios a través del tiempo

Durante casi 2.000 años, los templos cristianos han marcado la pauta del desarrollo de la arquitectura y la construcción.

11 de abril de 2004

Untitled Document Las iglesias que los gobernantes encomendaron a sus arquitectos para inmortalizar su poder y su fe reflejan la evolución del pensamiento predominante de cada época. SEMANA presenta una guía de algunos templos que han marcado la historia del hombre en la era cristiana.

Bizancio (400 - 650 d.C)

Un siglo y medio antes de la caída de Roma, el emperador Constantino se convirtió al cristianismo. Por eso viajó a las tierras de Oriente a fundar una nueva ciudad, más poderosa que Roma, pero bajo preceptos cristianos y no paganos. La ciudad se llamó Constantinopla, hoy Estambul. Hasta entonces, la iglesia cristiana, que había soportado tres siglos de persecución, emergió con pequeñas capillas. La iglesia de Santa Sofía se constituyó en el emblema de la ciudad y de la nueva fe, al reflejar los deseos arquitectónicos de la época y retomar diseños de las construcciones romanas como las plantas ortogonales, las columnatas y las bóvedas en piedra. En los templos romanos, en el espacio donde se encontraba el trono del emperador se ubicó el altar, desde donde el sacerdote oficia la misa. Una gran cúpula que simboliza el poder de Dios sobre los hombres remata este espacio. La suntuosidad de la decoración que caracteriza esta iglesia, a diferencia del templo romano, pretendía conquistar a los nuevos fieles. Para esto se recubrieron las fachadas y las paredes interiores en mármol. En el año 1453, los otomanos, que profesaban la fe islámica, conquistaron la ciudad y transformaron la basílica en templo musulmán recubriendo las pinturas con inscripciones del Corán. Hoy en día es un museo.

Románico

(700 - 1100 d.C)

Con el avance de los árabes y del Islam en general en Oriente y España, los reyes se refugiaron en la iglesia como medio institucional para combatir al enemigo. Los sacerdotes de este período se inclinaron por una arquitectura muy sobria, en piedra, compacta y pesada, debido a la guerra. Después del año 732, cuando los francos lograron frenar la avanzada musulmana, la iglesia se encargó de reconstruir los países devastados. Para esto, el emperador Carlomagno construyó centenares de iglesias para albergar a los fieles que acudían masivamente no sólo a orar sino también a refugiarse de las batallas que se libraban en los campos. Los edificios incluyeron espacios en las fachadas como las saetas y las almenas, donde se ubicaban centinelas que vigilaban y defendían el templo. La luz natural en el interior de las iglesias era muy baja ya que los arquitectos todavía no sabían cómo abrir ventanas sin debilitar los muros. También en esta época se inventó la campana, para lo que se hizo necesario la construcción de torres que en principio fueron herramientas de alerta en la guerra y después, un instrumento para convocar a los fieles. Fue cuando se comenzaron a usar los campanarios. Las obras más representativas de este período se encuentran en el sur de España, ruta obligada de los árabes hacia el norte de Europa.

Gótico (1100 - 1300 d.C)

La victoria de los cruzados cristianos sobre los musulmanes posibilitó que la Iglesia consolidara su poder contra cualquier pensamiento diferente al cristiano. En este contexto, los ingenieros góticos buscaron nuevas formas constructivas que permitieran realizar iglesias más imponentes en tamaño y altura. El deseo era acercar estos edificios a Dios. Por eso el desafío de la altura llevó al desarrollo de estructuras de arcos llamados arbotantes, que repartían las cargas del edificio en columnas y contrafuertes. Así se logró construir más aberturas en los muros para el uso de la luz a través de vitrales. El trabajo de maestros artesanos de la herrería y vidriería desarrolla ó un estilo integral desde el edificio, la iluminación y la decoración. Se revivió el uso de las esculturas como método de enseñanza de los habitantes, que en su mayoría no sabían leer. Por eso se instalaban en los techos del edificio -por donde se evacuaban las aguas lluvias- esculturas de demonios conocidas como gárgolas, símbolos de la imposibilidad del demonio de entrar al templo de Dios.

Renacimiento (1300 - 1600 d.C)

El centro del mundo cambió cuando el hombre se liberó de dogmas impuestos por la Iglesia en la Edad Media. El pensamiento y la razón se impusieron dejando al hombre en el centro del universo. La arquitectura intimidante y aleccionadora del gótico dio paso a una basada en el poder de la razón, confiriéndoles en sus espacios un sitio privilegiado en luz y panorámica visual a los asistentes. Fue así como se construyó la cúpula de la iglesia Santa María dei Fiore, en Florencia, obra del maestro Filippo Brunelleschi, considerada por muchos historiadores la obra pionera del Renacimiento. La cúpula, que tiene una estructura de ocho lados y un diámetro de 43 metros, se diferencia de las del Bizancio al dejar de representar solamente el poder divino de Dios. Por primera vez se ven en el interior de la iglesia dibujos del demonio, representación de la lucha entre el bien y el mal. Abajo, el hombre con su pensamiento elegía, en libre albedrío, su camino.

Barroco (1550 - 1800 d.C)

Las diferentes guerras en que estaba sumida Europa y la instauración de la Inquisición fueron un golpe contra el pensamiento libre característico del Renacimiento. En un esfuerzo por recuperar su protagonismo, la iglesia patrocinó la construcción de nuevos templos que buscan un reencuentro con las tradiciones helenísticas y romanas. La construcción de columnatas griegas rematadas en capiteles dóricos, jónicos y corintios son un ejemplo. La búsqueda de la pureza y la tranquilidad de las iglesias del Renacimiento dan paso a formas exageradas y recargadas. La vuelta a edificios pesados, oscuros y altamente decorados es un reflejo de las intenciones de la Iglesia y las monarquías de restituir el orden eclesiástico en las ciudades y el absolutismo. El ejemplo más representativo es la fachada de la catedral de San Pedro, en Roma, obra del arquitecto Carlo Maderno, y la columnata de la plaza de San Pedro, de Juan Lorenzo Bernini.

Época actual

ara celebrar el año del jubileo en 2000, el Vaticano organizó un concurso mundial para escoger el diseño de la Iglesia del Jubileo en Roma. El ganador fue el estadounidense Richard Meier, con su propuesta basada en la sucesión de tres arcos que representan la comunión de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo). Los arcos, apoyados sobre un espejo de agua símbolo de la pureza de las almas, dan paso a luz que ilumina los espacios más importantes como el altar y la nave central. La iglesia está en construcción.

Colonial (1500 - 1750 d.C)

En América, los colonizadores instalaron una arquitectura austera característica de los primeros años de colonización que poco a poco se fue reemplazando por edificios barrocos propios de la Europa de la época. Sin embargo, con el transcurso de los años, estas iglesias fueron influenciadas con elementos decorativos indígenas como el uso de metales preciosos y colores primarios en los altares y muros. Surgieron también los retablos en madera con figuras árabes en altares y confesionarios, y los arcos en forma de herraduras, como huellas indelebles de los más de 800 años de invasión árabe en España, que trasladaron al nuevo continente a pesar de la prohibición que tenían los árabes de viajar a América. Esta fusión de elementos se conoce como mudéjar, que tiene su máximo ejemplo en la Alhambra de Granada, en España. En Colombia, un ejemplo es la iglesia de San Francisco, en el centro de Bogotá.

Moderno (1920 - 1950 d.C)

Los años de reproducción nostálgica que trataba de evocar antiguas ideas como el neogótico, neoclásico y neobarroco se rompieron con la aparición del arquitecto suizo-francés Le Corbusier, que desarrolló un movimiento contrapuesto a los conceptos de la época. Uno de sus grandes proyectos es la iglesia de Ronchamp, en Francia. Allí experimentó, con el uso del concreto y el hierro, una fusión de formas geométricas basadas en la sucesión de planos rectos y curvos. Diseñó las ventanas como un sistema geométrico de formas que permitían la entrada de luz directa e indirecta. La cubierta en forma de hoja representa la aceptación de ideas del movimiento orgánico, en cabeza de Frank Lloyd Wright, con el uso de la línea recta y la simetría del movimiento moderno. Esta iglesia retomó elementos tradicionales como la ubicación del altar, la nave, el coro y el campanario, con los que aportó un nuevo lenguaje que es la base de la arquitectura actual.