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La escritora italiana prefiere ser amena para que sus libros salgan del mundo cerrado de los académicos y le lleguen al gran público

Literatura

La cultura mundana

Benedetta Craveri evocó con SEMANA una época en que conversar era un arte. Estuvo en Colombia para lanzar su nuevo libro

21 de octubre de 2006

Benedetta Craveri es traductora, historiadora y profesora de lengua y literatura francesa en la Universidad de la Toscana, en Viterbo, Italia. Experta en la cultura francesa de los siglos XVII y XVIII, dedicó 15 años de su vida a escribir su elogiado libro La cultura de la conversación (Fondo de Cultura Económica, 2004) un texto erudito y muy entretenido sobre la cultura mundana que surgió en la Francia de principios del siglo XVII.

Nieta del filósofo italiano Benedetto Crocce, nació en Roma en 1942, pero reside en Bruselas. Directora de varios programas culturales de la cadena de televisión RAI, es colaboradora del diario romano La Repubblica y de la revista New York Review of Books. Estuvo en Bogotá para presentar Amantes y reinas, su último libro.

SEMANA: ¿En qué consiste 'La cultura de la conversación'?

BENEDETTA CRAVERI: Es la evocación de un tema histórico que se inicia en elAntiguo Régimen y llega hasta la Revolución Francesa y está ligada en sus orígenes a la alta nobleza. Con el establecimiento de la monarquía absoluta, la nobleza pierde mucho de su poder político y se ve obligada a reflexionar sobre una nueva forma de identidad que ya no se basa en la fuerza sino en la seducción. Se trata de una clase que fue guerrera en su origen, que se batió entre su misma sangre de una manera sangrienta y debe probar un nuevo código de encuentro para estar de nuevo en el espacio comunitario. Como tienen mucho tiempo libre, lo transforman en una obra artística y se van a distinguir por su forma de ser, de comportarse, por el uso de la palabra, la elegancia y la sociabilidad. Ellos desarrollan la conversación como el modelo más pleno de la comunicación entre individuos.

SEMANA: ¿Qué aportan esos salones que presiden mujeres?

B.C.: En los salones se empiezan a relacionar los hombres y las mujeres en un plano de igualdad -cosa que no ocurría hasta entonces-,y las mujeres, que no habían leído a los filósofos, que no sabían latín ni griego, invitaban a los intelectuales para que las divirtieran en esos ámbitos. Por eso, para que ellas lo entendieran, Descartes prefirió escribir el Discurso del método en francés y no en latín. En esos salones surgió La princesa de Cléves, de Madame de La Fayette, la primera novela sicológica, y las Máximas de La Rochefoucauld. Surgen nuevos géneros como el epistolar, los retratos literarios; se crea un ambiente propicio y un público que siente que puede juzgar en materias como arte, teatro, literatura, moral, pureza de la lengua y buen gusto. A partir del siglo XVIII se involucra también el tema de la debilidad del rey y deciden qué se debe pensar en materia política. Toman una distancia del poder, de la corte, de la academia, de la religión y de los grandes eruditos y sabios. Son el comienzo de una verdadera sociedad civil.

SEMANA: Usted diferencia conversación de comunicación.

B.C.: La conversación fue siempre una decisión personal. Hombres que se encontraban, que se escogían entre ellos a partir de un código común. La comunicación es neutra y no sé si impuesta por los medios. En aquella época la conversación era la que permitía niveles de información. Hoy tenemos una enorme riqueza en todo ese espacio de comunicación, pero en la mayoría de los casos somos pasivos frente a ese esquema. La comunicación tiene su retórica propia y no es neutra, no conocemos sus códigos. La conversación ya no es un rito de la integración de una sociedad. Trabajamos, tenemos prisa y prestamos menos atención a los demás y sobre todo la elegancia, "la politesse", que era la regla base de la conversación, no es ya para nada el punto de partida de la comunicación moderna. Somos muy maleducados comunicándonos.

SEMANA: Una de las razones del éxito de 'La cultura de la conversación' es que, aunque es muy riguroso, se lee de una forma muy amena. ¿La academia puede acercarse a la gente?

B.C.: Todo se debe a que se trata de una historia extraordinaria con personajes maravillosos, apasionantes y yo me di el placer de contarlo con un lenguaje no académico porque la academia sólo tiene en cuenta a sus pares. Y lo digo porque enseño en una universidad. Lo que se escribe allí es un juego de citas, de reenvíos, de vínculos, de notas y mientras más austeros, más contentos quedan los demás académicos. Se puede decir cosas nuevas escribiendo de una manera sencilla. Muchos abogados, empleados, amas de casa, me han dicho que cuando han empezado a leer mi libro, no han podido parar. Yo prefiero eso.