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Una de las razones del alboroto que ha causado el proyecto es que este se radicó en el Congreso sin una discusión previa entre los sectores interesados.

DEBATE

La ley Lleras sobre la mesa

La descarga de música y películas ya no será tan fácil si este proyecto llega a ser ley. SEMANA convocó a un grupo de expertos para discutir qué pasaría de ser aprobado y cómo afectaría a los creadores.

23 de abril de 2011

Es un tema que no admite medias tintas. Defensores y enemigos de la ley Lleras están igual de cerrados a la banda. Y es que la invitación del ministro del Interior "a tenerse de atrás" a quienes "usan la piratería" caldeó el ambiente. Para escuchar argumentos que alimenten el debate, SEMANA convocó a seis personas que tienen que ver con el tema desde orillas diferentes. Participaron el director de cine Harold Trompetero; el columnista, escritor y dueño de la revista El Malpensante, Andrés Hoyos; Juan Carlos Monroy, quien está al frente de la Dirección Nacional de Derechos de Autor (entidad que elaboró el proyecto); Sonia Amaya, de Universal Music; Carolina Botero, representante de Creative Commons Colombia, y Pablo Arrieta, experto en cultura digital.

SEMANA: ¿Qué opinan del proyecto?

ANDRÉS HOYOS: Es legítimo y necesario que un Estado dicte medidas para proteger los derechos de autor. Lo que busca este proyecto es razonable: que solo se penalice a quienes se lucran de algo protegido bajo esta figura. La que hay que reformar es la Ley de Derechos de Autor. Es absurdo, por ejemplo, que haya que pagar derechos para citar una canción completa en un libro.

JUAN. CARLOS MONROY: Más que a una forma de propiedad, el derecho de autor busca proteger una forma de trabajo permitiendo que el autor controle qué uso se les da a sus obras. Hay que mirar a ambos lados: el creador y el consumidor. Claro, debe coexistir con otros derechos no menos válidos: a la información, el derecho a la cultura y a la educación.

SONIA AMAYA: El proyecto protege nuestros derechos. En Internet hay muchas personas que utilizan fonogramas y obras musicales impunemente. El proyecto da herramientas que son bastante sencillas, habrían podido ser más fuertes.

HAROLD TROMPETERO: La información amplía el conocimiento, la forma de ver el mundo. La ley, y esto me preocupa, puede truncar esto. Se puede volver una inquisición. Ya el mercadeo en la música ha dado soluciones. Radiohead ha sacado álbumes gratis. El cine 3D nace como respuesta a la piratería. Qué derechos tiene una obra debe ser decisión del creador.

PABLO ARRIETA: Piratería es un término indoeuropeo que quiere decir experimentación. Esta es una ley contra la experimentación, que es la base de todo. Veo con terror que están desconfiando de los usuarios, los que le dan sentido al negocio. Hay satanización por ese lado. A la larga, la piratería es la respuesta a un mercado no satisfecho. Desde Colombia, hoy no es posible comprar canciones ni en iTunes ni en ningún otro sitio web.

CAROLINA BOTERO: El proyecto asume que Internet es solo un medio de distribución, cuando es mucho más que eso. Creo también que pese a que intenta ser garantista -el juez es el que finalmente decide si un contenido viola un derecho de autor- no me convence que la primera decisión de bajar un contenido la tome la empresa que presta el servicio. Lo harán bajo mucha presión, pues comparten responsabilidad. Se hace el reclamo y la empresa tiene 72 horas para quitar el acceso e informar al presunto infractor. El infractor es el que debe presentar solicitud de restitución. Eso genera desconfianza.

J.C.M.: Una empresa tiene derecho a cuidar su riesgo legal. Para eso son las condiciones de uso. Con esa ley ellos tendrían que poner condiciones: no permitir que se publique en su servicio contenido que sea denunciado por violar derechos de autor. A nadie le van a bloquear un contenido cuyas condiciones de uso no estén advertidas de antemano. El tema de la limitación de derechos cambia: el usuario ya sabía. Por eso las ISP no serán jueces.

SEMANA: ¿Esto qué implica?

C.B.: Cuando se entra a regular acceso a Internet puede haber censura. En el caso de WikiLeaks, los dos primeros intentos de censura se dan a través de las ISP. Hay que garantizarle al autor una herramienta equivalente al denuncio, pero también la presunción de inocencia a los usuarios.

SEMANA: ¿El proyecto puede llegar a limitar la creación?

H.T.:
La base de mi creación es la que otros producen. A eso le aporto lo mío y de ahí sale algo nuevo. Con la ley se puede truncar este proceso.

S.A.: Es mejor, por eso, partir de algo original. Ahora, si alguien quiere que su obra sea usada libremente, está bien. Pero también hay quienes no. Nosotros estamos para hacer respetar el derecho de esas personas a beneficiarse por el uso de lo que producen.

A.H.: Yo no he visto a nadie en otros lugares donde hay normas similares castrado por culpa de un inciso en una ley.

J.C.M.: ¿Cómo puede afectar la creación un estatuto que incentiva la creación? Sin el incentivo económico gran parte de la creación no sería posible. Estamos ante una forma de trabajo. Para acceder a ella, yo tengo que respetar la decisión del creador. Compartir es legítimo solo cuando lo que se comparte es propio o está libre para ser compartido. Las decisiones en esta materia Colombia ya las tomó hace rato, acogiéndose a tratados internacionales. Esta ley es un mecanismo normal de control a la violación de derechos de autor. Si tienen críticas, háganlas a la Ley de Derechos de Autor.

P.A.: La cuestión aquí es qué prima: ¿la posibilidad de que una persona cree un contenido nuevo o que una industria anterior que tenía esa propiedad la conserve y no deje que se hagan cosas nuevas con ella? Esta ley protege un modelo de negocio que nunca ha querido progresar.

S.A.: Estamos trabajando para dar una alternativa digital. Ya tenemos tiendas digitales; ante los problemas en los medios de pago, creamos una tienda de música con un PIN virtual. Dentro del modelo en el que el creador es propietario, hay que diversificar.

C.B.: El problema es que se casaron con una sola visión: la de los creadores propietarios, e hicieron la ley para protegerlos. ¿Por qué? ¿Qué pasó con el resto? Hay que reivindicar otras formas de pensar esta industria. No hubo discusión previa.

SEMANA: Por ejemplo, ¿qué pasaría con las escenas de películas que la gente toma de YouTube y les pone sus propios subtítulos?

S.A.: No se puede tomar algo que es de otra persona y adaptarlo y modificarlo si el autor no quiere.

P.A.: Andy Warhol lo hizo. Lo que es complicado es quién decide qué es permitido y qué no. Si yo subo a YouTube un video de un niño cantando una canción de Peter Manjarrez, doctor Monroy, ¿una disquera puede verse vulnerada y pedir que lo bajen?

J.C.M.: No, porque ahí se protege la obra y no el fonograma. Pero si al titular del derecho no le gusta la interpretación sí puede actuar.

P.A.: Si eso es así, no podríamos tener un Justin Bieber en Colombia. Él surge cuando la mamá sube un video de él cantando una canción de Aretha Franklin, Give a little respect, en el colegio. Justin es un producto comercial hoy gracias a que él compartió un video. Si eso llega a pasar en Colombia, con esta ley vigente se podría frustrar la carrera de una pequeña Shakira: el titular del derecho puede denunciar, la ISP baja el contenido y mientras se resuelve el tema, la niña ya estará metida en las drogas.

SEMANA: Volvamos al proyecto. ¿Qué le falta? ¿Sí es necesario?

A.H.: Esta ley es perfectible. Se ha hecho a trancazos y no es tan radical: el problema con estas leyes es que son hechas en el primer mundo y por eso son así, pero allá han aprendido a vivir con eso.

P.A.: Con propiedad intelectual o sin ella, los autores viven. ¿De qué vive usted, Andrés? ¿De derechos de autor? Pero también de una librería, de una revista.

H.T.: De acuerdo con Pablo. Usted, Andrés, no vive de sus libros. ¿Quién vive de sus libros?

A.H.: García Márquez, Héctor Abad. Yo tengo derecho a vivir de lo que hago. Es que no hay país normal en el mundo que no tenga derechos de autor.

P.A.: Tenemos el ejemplo del cómic, una ley en 1993 le puso sobreprecio y lo acabó en Colombia. Me da miedo que esta ley haga que mis alumnos prefieran ser abogados y no creadores de contenidos.

C.B.: No estamos en contra del derecho de autor, pero tenemos derecho a dar el otro paso. Yo pedí entrar en la socialización de la ley antes del Congreso, y eso no sucedió. Ya Chile aprobó una ley que dice que es el juez el que decide qué hacer con un contenido que alguien reclama. Hagamos la ley entre todos.

A.H.: La gente está muy mal informada. La disidencia no se está planteando sobre hechos reales.

J.C.M.: Es cierto que no hubo esa instancia previa y eso se va a tratar de subsanar. A todos nos sorprendió el fenómeno que se ha dado. Hemos estado pendientes de las discusiones en Internet, de las reacciones en Twitter. Queremos que eso no quede en el aire, que llegue al Congreso.