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La maga

La máxima sensación de la literatura en lengua inglesa es Joanne Kathleen Rowling, creadora de ‘Harry Potter’, cuyas novelas se venden como pan caliente.

14 de agosto de 2000

La vida de la escritora británica Joanne Kathleen Rowling parece sacada de un cuento de hadas. Hace siete años era una madre sola, desempleada, que pasaba sus tardes refugiándose del frío en los cafés de

Edimburgo, donde escribía mientras su bebé dormía. Hoy, acreditada con la publicación de tres de los mayores best sellers de todos los tiempos, esta autora de 34 años está ubicada en el 25º lugar de la lista de Forbes de las celebridades más poderosas. La publicación de Harry Potter and the goblet of fire, su reciente libro de la saga del niño mago Harry Potter (ver recuadro) fue todo un acontecimiento. La obra se puso a la venta el sábado 8 de julio y en un fin de semana la cadena Barnes & Nobles vendió más de 500.000 copias en sus librerías y su página web, cifra que no incluye los 360.000 que se vendieron antes de que saliera al mercado. La cadena Borders Group reportó 200.000 libros vendidos en ese fin de semana.

Muy pronto el fenómeno llegará al cine y a objetos de consumo tales como muñecos, loncheras y cuadernos.

Newsweek: En 1990, en ese tren que se había quedado inmovilizado entre Manchester y Londres, usted resultó mirando un potrero lleno de vacas y súbitamente le vino a la mente una imagen de Harry. Esa sí que es una historia mágica.

Joanne Kathleen Rowling: En efecto, sí que lo fue. Tuve una reacción física ante la idea, me empezó a invadir la adrenalina, lo cual es el signo de que uno ha tenido una buena idea: cuando se experimenta esa respuesta física, esa sensación inconmensurable. Yo nunca me había sentido así. Había tenido ideas que me habían gustado pero no de esa manera tan poderosa.

Newsweek: ¿Su nuevo libro será el más extenso de todos?

J.K.R.: No, pienso que el más largo será el séptimo. El séptimo será algo así como la Enciclopedia Británica porque voy a querer despedirme. No siento ningún remordimiento. Ese era el número de palabras necesario para contar la historia que tenía que contar.

Newsweek: ¿Tenía usted en mente alguna audiencia en especial cuando escribió estos libros?

J.K.R.: Yo en realidad jamás me senté a pensar “¿Qué les gustará a los niños?”. Lo que ocurrió fue que la idea me fascinó a tal punto que pensé que sería delicioso escribirla. Al escribir Harry Potter pasó bastante tiempo antes de que me diera cuenta que estaba escribiendo fantasía. Estaba tan embebida en mi trabajo que cuando ya había completado dos terceras partes de la obra pensé súbitamente: “Esto habla de unicornios. ¡Estoy escribiendo fantasía!”.

Newsweek: ¿Por qué son tan buenos los ingleses para escribir fantasía?

J.K.R.: (Se ríe) La Gran Bretaña posee la más increíble mezcla de tradiciones populares porque hemos sido invadidos por muchos pueblos diferentes.

Newsweek: ¿Ha alcanzado ya su punto culminante la moda generada por sus libros?

J.K.R.: No lo sé. Pensé que había alcanzado el tope con Prisionero de Azkaban, el tercer libro, pero no fue así. No podemos seguir así por siempre. En algún momento las cosas tendrán que calmarse.

Newsweek: Usted parece haber mantenido deliberadamente una vida sencilla. No se ha comprado muchos carros o un helicóptero.

J.K.R.: La verdad es que no sé manejar, de modo que los carros hubieran sido un problema. Lo mismo el helicóptero. No quiero que nadie piense que soy una puritana. Me gusta gastar mi dinero. Sin embargo la principal diferencia que hay entre lo que yo era hace cinco años y lo que soy ahora es que no tengo preocupaciones financieras.

Newsweek: ¿Puede caminar tranquila por la calle e ir de compras?

J.K.R.: Sí, totalmente. Es realmente una excepción que alguien se me acerque. No creo que me reconozcan fácilmente. Me encanta poder decirlo. Además todas las personas que se me han acercado han sido absolutamente encantadoras y se aproximan para decirme cosas muy amables.

Newsweek: Cada vez que los escritores se vuelven inmensamente famosos atraen las furias de algún grupo reaccionario. En su caso la acusan de estimular el culto satánico.

J.K.R.: La única cosa que puedo argumentar y que defendería enérgicamente es que la censura me ofende profundamente. Ellos, por supuesto, tienen todo el derecho de decidir qué lecturas les entregan a sus hijos. Sin embargo, en lo que se relaciona con impedir que los hijos de otras personas lean algo, estaría encantada de enfrentarme con ellos y discutir eso. Considero que no tiene ninguna justificación.

Newsweek: ¿Su hija ha cambiado la forma en que usted percibe a los niños?

J.K.R.: Todos los niños que aparecen en los libros y todos los sentimientos consignados en ellos provienen de mis recuerdos. Y mucho de lo que escribo quedó determinado antes de que ella naciera.

Newsweek: ¿Escribir la ha cambiado como persona?

J.K.R.: Sí, me ha hecho más feliz. Me hace feliz saber que puedo lograr aquella cosa para la cual pensé que servía y que no me engañé al respecto.

Newsweek: ¿Ha pensado usted cómo será la vida después de Harry Potter?

J.K.R.: Definitivamente seguiré escribiendo. Es literalmente cierto que me siento mal cuando dejo de escribir por un tiempo. Es como una fijación. Es algo compulsivo.