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Artes plásticas

La otra cara de los objetos

Mauricio Gómez utiliza viejas herramientas oxidadas para ensamblar esculturas que evocan figuras humanas y de animales.

21 de octubre de 2006

Durante cuatro años Mauricio Gómez se dedicó a recorrer los mercados de pulgas de pueblos y aldeas del remoto departamento de Lot, en el centro de Francia. Allí encontró toda suerte de objetos metálicos oxidados, algunos de ellos rotos, casi todos herramientas de labranza y carpintería, frenos de bueyes, moldes de panadería, llaves, accesorios para fabricar quesos, bases de lámparas...

Una vez dispuso de todos estos objetos en su estudio, comenzó a relacionarlos unos con otros, a crear formas bastante reconocibles (de personas, de animales) y el resultado son las esculturas que componen su exposición, dominada en su totalidad por el color del hierro oxidado y por el extraño contrapunto que producen esos elementos aparentemente hoscos y pesados que, al volverse esculturas, adquieren una gracia y una agilidad propias de formas y materiales mucho más livianos. Gómez buscó siempre que las distintas piezas se mantuvieran ensambladas por gravedad y por eso limitó al máximo el uso de soldadura.

La exposición está abierta en la Galería La Cometa, carrera 10 No. 94-30, Bogotá, hasta el 5 de noviembre.