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LA VERDAD SEGUN PRAVDA

Para la prensa soviética, los periodistas son un elemento que sobra en los periódicos

11 de agosto de 1986

Durante la reciente visita oficial del presidente español Felipe González a Moscú, le tomaron una fotografía con Mijail Gorbachev, secretario general del Partido Comunista soviético. El diario soviético Pravda -nombre que significa "la verdad"-la publicó a cuatro columnas. Pero incompleta: habían borrado a los fotógrafos del fondo de la foto. La revista española Cambio 16, extrañada, publicó a continuación los dos documentos gráficos: el de Pravda y el de verdad. Y entonces el encargado de asuntos de prensa de la Embajada soviética en Madrid montó en cólera y escribió una carta indignada a la revista: "Es asombroso-dice el menosprecio de los lectores, quienes supuestamente no podrían comprender mirando las fotos que ellas han sido tomadas desde los ángulos opuestos y, además, en momentos distintos". Cambio 16 volvió entonces a publicar las dos fotos, tomadas desde el mismo ángulo, en el mismo momento, idénticas: pero una con periodistas y fotógrafos al fondo, y otra sin ellos. Se han esfumado misteriosamente de la placa fotográfica.
Es un viejo vicio de los totalitarismos: reescribir la historia. En tiempos de Stalin suprimian a Trotsky de las fotografías en que salía con Lenin, para que nadie supiera que la Revolución de Octubre la había hecho también él. Milan Kundera, el gran novelista checo, abre su "Libro de la risa y el olvido" con una anécdota sobre lo que sucedió con la foto fundacional del poder comunista en su patria, en la que aparecían juntos en un balcón de Praga los dos grandes lideres del partido, Gottwald y Clementis. Nevaba sobre Praga en ese mes de febrero de 1948, y Clementis le había prestado su gorro de piel a Gottwald. La foto se publicó a cientos de miles de ejemplares, en carteles de propaganda, en libros de texto.
Kundera cuenta: "Cuatro años más tarde a Clementis lo acusaron de traición y lo colgaron. El departamento de propaganda lo borró inmediatamente de la historia y, por supuesto, de las fotografías. Desde entonces Gottwald está solo en el balcón. En el sitio en el que estaba Clementis aparece sólo la pared vacía del palacio. Lo único que quedó de Clementis fue el gorro en la cabeza de Gottwald".
Los soviéticos, por lo visto, siguen cultivando el vicio. Pero lo que sorprende en su modalidad actual es su inutilidad. ¿Para qué borrar a los periodistas? Porque a Trotsky de las fotos de Lenin, o a Clementis de las de Gottwald, más o menos se entiende. Como se entiende que hace unos años, cuandolas relaciones de los sandinistas con la Iglesia nicaraguense todavía eran buenas, el diario sandinista Barricada hubiera borrado a monseñor Obando y Bravo de una fotografía en la que aparecía con el tirano Anastasio Somoza y con el "traidor" al sandinismo Alfonso Robelo: se trataba de desprestigiar a Robelo, no a la Iglesia. Cosas asi pueden tener cierta eficacia práctica. Pero para entender por qué Pravda considera necesario, o por lo menos útil, borrar a los periodistas de una foto de Gorbachev y González es imposible hallar razones prácticas. Hay que buscarlas estéticas: sin fotógrafos la foto sale más limpia. O simbólicas: los periodistas no forman parte de la historia.
Lo más probable es que Pravda tenga toda la razón. --