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LANZA EN RISTRE

Con todo y la recesión económica, las revistas culturales colombianas luchan por ganar definitivamente un nicho en el mercado editorial.

21 de julio de 1997

Los escepticos suelen decir que no hay nada más efímero que una revista cultural. Pero lo peor es que, por lo menos en Colombia, los optimistas también están de acuerdo. En un país con un mercado editorial tan reducido, conun índice de lectura que no pasa de los tres libros por lector al año, incluidos los textos de estudio, el sólo hecho de sacar una revista, cualquiera que sea el género, es tildada como una faena poco menos que utópica. Mucho más cuando se trata de una revista cultural. Con excepción de publicaciones tan prestigiosas en su época como Mito y Eco, que marcaron profunda huella en el desarrollo de la literatura y el pensamiento nacionales y aún así terminaron por desaparecer por falta de recursos, decenas de revistas son fundadas anualmente por intrépidos intelectuales que, una vez publicado el primer número, no tienen la menor idea de cómo editar el segundo. El resultado ha sido una serie de publicaciones que se rotan su aparición en el mercado año tras año sin que la mayoría de los lectores lleguen por lo menos a conocerlas antes de su desaparición.Sin embargo en los últimos años el boom editorial de revistas en Colombia también ha tocado a la cultura, y aunque sus gestores siguen teniendo los mismos problemas de siempre, no deja de ser significativo que estas publicaciones estén demostrando que pueden llegar a ocupar su propio nicho en el mercado, y sin que dependan necesariamente del respaldo de las instituciones universitarias, las cuales suelen sostener sus propias revistas, como es el caso, por ejemplo, de Politeia y la revista de la Universidad de Antioquia. Al lado de ellas hay publicaciones especializadas que han nacido como fruto de un sueño utópico y hoy parecen decididas a consolidarse contra viento y marea y a pesar de las circunstancias económicas. La pionera, sin duda, es Arte en Colombia, que acaba de cumplir 20 años de existencia. Pero detrás de ella revistas como Número, 91.9, Kinetoscopio y El Malpensante, cada una en su definido estilo, son quizás las que con mayor consistencia confirman el fenómeno en los años recientes. Kinetoscopio, la revista de cine editada desde el Centro Colombo Americano de Medellín bajo la dirección de Paul Bardwell, es la más antigua. Su primer número salió al mercado en 1990 y hoy ya ha completado 40 con una periodicidad inicial bimestral que a partir de este año de transformó en trimestral. Le sigue Número, uno de los tantos proyectos utópicos en los que se ha metido Guillermo González, iniciado hace cuatro años y que hoy llega a su Nº 13, toda una proeza para un género que abarca la cultura en su máxima extensión, desde el ensayo antropológico y social hasta el cuento, la poesía y la fotografía. La revista 91.9 es tal vez pionera en su género, al lado de la tradicional revista Programa, editada con lujo de detalles por la emisora HJCK. Especializada en música y nacida en el seno de la Emisora Javeriana hace cerca de tres años por obra y gracia de Camilo de Mendoza, durante los primeros meses 91.9 contó con el respaldo de la Universidad, pero hoy subsiste por sí sola con un creciente número de suscriptores y la seria expectativa de sus lectores. Por último se encuentra El Malpensante, aparecida apenas a finales del año pasado bajo la dirección del escritor Andrés Hoyos. Se trata de una revista de hermoso diseño y presentación dedicada sobre todo a la literatura y en especial a las traducciones de textos extranjeros que a pesar de su juventud ya ha armado más de una polémica alrededor de las artes plásticas y los gazapos literarios.¿Cuál ha sido el secreto de su éxito? Ninguno de sus creadores se atreve a asegurar que ha triunfado, pero cada uno asegura que se ha abierto paso a fuerza de tácticas como el canje y el trueque para hacer publicidad y sobrevivir en un medio tan voraz como el editorial. Sin embargo su optimismo los ha llevado a descubrir y analizar, cada uno en su campo, los inconvenientes principales y las dificultades más evidentes que han impedido el desarrollo de las revistas culturales en Colombia. El primero de ellos es el descuido gerencial. Con escasas excepciones, las revistas culturales son creaciones utópicas que naufragan por el casi total desconocimiento administrativo. El segundo se desprende del anterior, y es la falta de experiencia para crear verdaderas estrategias de ventas de pauta publicitaria. Y tercero, la distribución, esa bestia enorme a la que pocos saben domar para que la revista llegue juiciosamente a los puestos de venta y a los suscriptores.Precisamente estos inconvenientes mayores fueron los causantes de la creación de Arcca, la Asociación de Revistas Culturales Colombianas, que agrupa a más de 10 publicaciones entre institucionales e independientes, con el ánimo de fortalecer vínculos y trazar políticas conjuntas para apoyar, promover y difundir los esfuerzos mutuos.De tal manera las revistas culturales buscan llegar a ese mercado inexplotado de inquietos lectores, ese nicho latente que espera ser tocado por la vara de la utopía para hacer realidad el sueño de que las publicaciones culturales puedan por fin envejecer.