Home

Cultura

Artículo

Alejandra Paz, encargada de la librería Troya. Foto: Jamir Mina | Foto: Jamir Mina

CULTURA

“Tenemos las puertas arriba pero nadie nos visita”: librería Troya

En el centro de Cali, ahí muy cerca a la Gobernación del Valle, la librería Troya lucha contra las otras pandemias: el miedo y la crisis económica.

6 de junio de 2020

Alejandra Paz, asesora comercial y encargada de la libreria Troya, habla como si estuviera atendiendo a un comprador de libros confundido. Es pausada, paciente y con un carisma espontáneo. Explica que este negocio, ubicado en el centro de Cali, tuvo que cerrar por casi dos meses por cuenta de la covid-19; las pérdidas económicas son enormes y aún, después de la reapertura el 11 de mayo, las ventas no despegan. 

SEMANA ¿Tras dos meses de cierre se vieron obligados a despedir empleados? 

Alejandra Paz: Tenemos cinco empleados. Tratamos de mantenerlos a todos, llegando a acuerdos porque no queríamos finalizar el contrato de ninguno. Sabemos que son cabezas de hogar. El acuerdo de pago es básicamente que cada 15 días reciben un porcentaje de sus salarios y nosotros nos encargamos de seguir cubriendo todas las prestaciones sociales. Y aún -después de la reapertura- seguimos manteniendo el acuerdo de pago con ellos, porque realmente la situación está difícil. 

Alejandra Paz dice que el incio de la temporada escolar son los días de mayor venta en la librería. Foto: Jamir Mina

Alejandra Paz dice que el incio de la temporada escolar son los días de mayor venta en la librería. Foto: Jamir Mina 

SEMANA: ¿Durante el cierre operaron con domicilios? 

A.P: Nos tocó obligados. Antes no teníamos el domicilio como una prioridad. Siempre se invitaba al cliente a que viniera, aunque sí prestábamos ese servicio. Durante el cierre del local los domicilios no tuvieron una gran acogida, pero esa es nuestra gran apuesta a futuro. Esto es una nueva normalidad para nosotros.

SEMANA: ¿En cuánto bajaron las ventas por la pandemia? 

A.P: Tuvimos muchísimas pérdidas económicas. Nosotros estábamos en la temporada escolar cuando empezó la pandemia. Este negocio de los libros es temporal y en esos días es en los que más se venden. En Cali hay calendario escolar A y B, la temporada A iba en la mitad y las ventas bajaron casi en un 70 por ciento. Las pérdidas fueron grandísimas. 

SEMANA: ¿En algún momento pensaron cerrar definitivamente la librería? 

A.P. Hemos sido personas muy positivas. Hemos tratado de sacar lo mejor de lo peor, pero siempre está esa opción del cierre. No queremos llegar a eso, ni salir de los empleados. Estamos mirando varias opciones como no abrir un sábado, que históricamente era el día en que más vendíamos. Ahora en ese día no vendemos nada. El centro de Cali está muerto.

La Librería Troya abrió sus puertas hace diez años en Cali. Desde entonces nunca habían cerrado hasta la aparición de la covid-19. Foto: Jamir Mina

La Librería Troya abrió sus puertas hace diez años en Cali. Desde entonces nunca habían cerrado hasta la aparición de la covid-19. Foto: Jamir Mina

SEMANA: ¿En un día regular antes de la pandemia cuánto vendían en promedio? 

A.P: En temporada alta, un sábado vendíamos en promedio ocho millones de pesos. Ese día nos buscaban más, porque había gente que no trabaja o labora medio día, entonces venían con sus hijos a comprar libros. 

SEMANA: ¿Desde que reabrieron el 11 de mayo cómo han estado las ventas? 

A.P: Esto cambió totalmente. Es algo nuevo. Literalmente estamos viviendo algo nuevo para todos. La gente se acerca con miedo; hay muchas personas que no acatan las reglas del uso del tapabocas, mantener la distancia social, no creen lo que dicen las noticias, ni los protocolos que hemos establecidos. Por ejemplo, ahora tenemos cerradas las entradas y tratamos de que los clientes no entren, y si ya por última opción ellos quieren entrar tenemos tapetes desinfectantes, gel antibacterial para las manos y amoniaco para la ropa.

SEMANA: ¿Qué es lo más duro que les ha dejado esta pandemia, a parte de las pérdidas económicas? 

A.P: Nuestro trabajo es como si un paciente visita al médico. Acá los asesoramos de manera personalizada. Por ejemplo, teníamos muchos casos que nos decían: necesito un libro para la ansiedad, tengo un hijo con alguna adicción. Y lo bonito era poderles contestar: mire este libro, analicelo, mire este otro, pero ahora no lo podemos hacer, porque tenemos las puertas arriba, pero nadie nos visita.