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LOS DIVOS A ESCENA

Con 'Rigoletto' regresan a Bogotá las estrellas internacionales de la ópera.

11 de septiembre de 1995

LOS EMPRESArios de los teatros venecianos de los siglos XVII y XVIII se lamentaban todos los días porque las grandes estrellas -que eran los castratti- llevaban poco a poco sus teatros a la ruina, no solo por los elevados costos de sus honorarios sino también por sus interminables listas de exigencias y caprichos. Pasaron los siglos barrocos, llegó el XIX romántico y el pragmático XX y las cosas siguen igual. Los grandes teatros siguen bajo el yugo de las estrellas de turno, a veces del director de orquesta, como era el caso de Herbert von Karajan, o hasta del escénico caso Franco Zeffireli. En cualquier caso, cuando de cantantes se habla, las estrellas han sido y serán fundamentalmente los tenores y las sopranos, que mandan la parada.

OPERA SIN DIVOS
Hace unos años, Gerard Mortier, como director del teatro de La Moneda en Bruselas trató de implementar, con cierto éxito, una casa de ópera totalmente ajena al star system. Sin embargo, el experimento fue una 'rareza' y no un ejemplo por seguir. Por una sencilla razón: los divos y divas son parte esencial del escenario lírico y el público los exige y hace cualquier clase de sacrificio por verlos.
Cuando en 1991 Gloria Zea, como directora del Camarín del Carmen, tomó la decisión de revivir las temporadas de ópera, su más firme determinación entonces fue crear una compañía que lograra mantenerse al margen -guardadas proporciones- del star system. A lo largo de estos años trató de mantenerse en esa línea hasta que resultó evidente, por ejemplo, que el público quería ver en escena a Martha Senn, la más popular cantante lírica colombiana.
Fue así como en la temporada 94, Senn formó parte del elenco de Bodas de Fígaro y abrió la actual temporada protagonizando La italiana en Argel de Rossini, y el público, naturalmente, feliz.

"RIGOLETTO" ESTELAR
Ahora, con el estreno de la producción de Rigoletto de Verdi, segundo de los títulos de la temporada el próximo sábado 26 de agosto, la Opera de Colombia empieza ya a contar con elencos de talla internacional. Por una especie de suma de casualidades se han dado las condiciones para que la compañía presente al público un elenco que perfectamente podría ocupar la cartelera de cualquier casa de ópera importante de Europa o Estados unidos.
En el rol titular se cuenta con la presencia del barítono italiano Bruno Pola, quien viene de anotarse un sonado suceso con Simón Boccanegra en el Metropolitan de Nueva York y es una figura consagrada en la Scala de Milán y la Arena de Verona.
Para la parte del Duque de Mantua se logró la participación del tenor mexicano Fernando de la Mora, una de las más extraordinarias voces de tenor lírico de las últimas décadas, protegido de Plácido Domingo, y hoy por hoy figura indispensable de teatros como la Scala milanesa, Covent Garden de Londres, Metropolitan de Nueva York y Colón de Buenos Aires.
Otro golpe de suerte permitió contar con Enrique Patrón de Rueda, director musical del teatro de Bellas Artes de México. Dirección escénica de la inglesa Karen Stone y los diseños de Bettina Neuhaus ubicarán la ópera durante el reinado de Francisco I, es decir, en pleno renacimiento francés.
La última novedad está en la voces femeninas, pues para la parte protagonista de Gilda el público verá el regreso de la soprano colombiana Zorayda Salazar tras 10 años de ausencia del país, y en la Magdalena a Martha Senn, la diva favorita del público.

NOCHE DE GALA
CUANDO EL barítono español Juan Pons debutó en la Opera de Colombia, a fines de la década del 80, al público no le cupo ninguna duda de que se encontraba al frente de un auténtico fenómeno vocal. Pons dejó marcado el escenario del Colón con sus formidables interpretaciones de Rigoletto, Baile de máscaras, La Forza del destino, El trovador y su erizante Scarpia de la Tosca. De un momento a otro Pons empezó a ser requerido por las más destacadas casas de ópera de Europa y Estados Unidos hasta su triunfal Fasltaff de la Scala de Milán que, definitivamente, lo consagró como una de las grandes voces de los últimos años. En Bogotá no canta desde su Tosca de 1982. Pero regresa la noche del próximo jueves 17, traído por la Fundación Camarín del Carmen, para protagonizar una noche de gala, consagrada al compositor que mayores éxitos le ha procurado en su ya extensa carrera internacional: Giuseppe Verdi.
Al lado de la húngara Ilona Tokody, una soprano cuyo arte ha sido comparado con el de la griega María Callas. Pons cantará arias y duetos de Simón Boccanegra, Trovador, Forza del destino, La Traviata y naturalmente Rigoletto. Es noche obligada para los verdianos y también para todos los centenares de espectadores que ovacionaban a Pons en cada una de sus noches del Colón en las temporadas de la vieja ópera.