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LOS VIEJOS DRAMAS

"Teatro Colombiano", una colección que recoge lo mejor de la dramaturgia nacional desde el siglo XVIII hasta el presente.

17 de abril de 1989

En pocos, acaso en ninguno de los libros de ensayo que se han escrito acerca de la literatura colombiana hay alguna mención:que resulte válida sobre el teatro colombiano. La ignorancia que existe acerca de las obras y los autores teatrales, hace sospechar de su inexistencia. Si en el presente se pueden recordar muy pocos nombres de dramaturgos colombianos, sobre el pasado no se atinaría a balbucear más de dos o tres. Y es que la decadencia del teatro colombiano, como producción literaria, pero también como espectáculo atractivo para un público masivo, es tan evidente, que éste ha tenido que recurrir a una especie de pseudoteatro, que está deformando el gusto del público, en un proceso de indudable adulteración. Pero este es otro problema.
Un editor -Arango Editores- con indudable originalidad y acierto en este lenguaje de las publicaciones en Colombia, ha decidido a contra corriente, demostrar que el teatro colombiano y su tradición, como tales históricamente existen. Y para ello diseñó una colección, "Teatro Colombiano", en la cual aspira a publicar buena parte de la producción teatral realizada en el país desde el siglo XVIII hasta nuestros días.
Los tres primeros volúmenes que ha puesto en las librerías, son dramas históricos que revelan por su tema las preocupaciones intelectuales americanistas del momento. También muestran, a través de la técnica y el estilo literario, las escuelas a las que pertenecen. Es, en suma, el neoclasicismo, mediante el cual van a expresar los conflictos de una realidad histórica, a traves de una fuerte visión de los contrastes .
"Atala" y "Guatimoc" de José Fernández Madrid (1789-1830), conforman uno de estos volúmenes y son estas obras tan breves que su representación no rebasa los sesenta minutos. Como se sabe, la lectura de "Atala" de Chateaubriand fue decisiva para que Jorge Isaac escribiera su "María"; pero también, la obra del autor de las "Memorias de ultratumba" sirvió a Fernández Madrid de inspiración para componer su drama histórico "Atala". En el fondo se trata de la misma historia, pero con pequeñas variaciones. Publicada y escenificada en La Habana, en 1822 "Atala" cuenta cómo un valiente guerrero, tras librar una ruda batalla en la que muere su padre, y habiendo llegado a su tierra, es hecho prisionero por los indios muscogulgas y luego condenado a la hoguera. Atala, hija del jefe indigena, conmovida y enamorada de la suerte del valiente guerrero, lo libera y huyen lejos de allí. Tras los peligros toman la determinación de casarse, para lo cual el guerrero se hará cristiano. Pero Atala, atribulada y horrorizada ante el dilema de casarse o cumplir la promesa que hiciera a su madre moribunda de permanecer virgen, decide poner fin a su existencia. El drama tiene un decidido contenido ideológico. En él, en forma simbólica, se acogen y manifiestan los temas eternos de la tragedia, pero encarnados en la historia americana: la noción de destino, el poder de los dioses, la culpa, el castigo, el sentido final...
En " Guatimoc ", Fernández Madrid toma como base los hechos históricos de la conquista de Tenochtitlán, consumados en 1521 por parte de Hernán Cortés. La obra está centrada en el choque entre los dos guerreros, y de él van sucediéndose las escenas de los lamentos ante las desgracias de la guerra, la voluntad de los dioses inescrutables, la crueldad y la nobleza humana, la lucha necesaria entre las generaciones y la caída del imperio.
"La Pola" de Jose Dominguez Roche (1788-1858) tiene como tema la sentencia y muerte de Policarpa Salavarrieta, que sin concesiones románticas, y dentro de un crudo realismo, reconstruye la pasión y muerte de la heroína nacional, con tal verismo que en sus representaciones teatrales, el público enardecido de furor patriótico, impedía el desarrollo cabal del drama, al oponerse al histórico final. El público ante la escena del patíbulo obligaba a que el curso de la historia verdadera fuese desviado para que al final de la obra, la pena de muerte de Policarpa Salavarrieta resultara conmutada por el destierro a los Llanos Orientales.
La tercera obra publicada dentro de la colección es "Sulma", de José Joaquín Ortiz Rojas (1814-1892). Es un drama concebido dentro del estilo neoclásico imperante en la época. Su tema indigenista y su carácter doctrinario pareció inadecuado para su representación pública. De tal manera que sólo fue conocida en su época en los salones privados del autor y sus contertulios. Su asunto, la venganza sacrificial, no carece absolutamente de interés. Pero quizás por su estilo rígido y su excesiva retórica, se le ha considerado defectuosa. Aun así, en su argumento, el autor trata los acontecimientos de tal manera que se acerca, tanto como su tema lo permite, a la preceptiva de los clásicos. Sulma enamorada de un hombre, despierta en su padre -un sumo sacerdote- un mórbido deseo de venganza y le hace decidir sacrificar a Hulterzipa, el pretendiente de su hija. Consumado el sacrificio, el oficiante descubre con terror la espantosa verdad; Sulma ha suplantado al hombre que la amaba y entrega por él su vida.
Un gran acierto de estas ediciones lo constituye los breves, precisos y eruditos prólogos con que su autor, Alvaro Garzón Marthá, comprende interpreta, analiza e identifica con gran amplitud intelectual, los temas, el estilo y los alcances de cada uno de estos dramas, felizmente rescatados del olvido.