Home

Cultura

Artículo

La gestión de Mariana Garcés fue muy destacada en temas como lectura y la construcción de bibliotecas. Algunos, sin embargo, se quejan de que otros sectores no tuvieron el mismo énfasis.

ENTREVISTA

"El próximo gobierno debe mirar con mucho cuidado el tema del Galeón San José"

Mariana Garcés fue la única ministra de Cultura durante los ocho años del gobierno Santos. SEMANA habló con ella sobre la herencia que deja y los asuntos que quedan pendientes, como el futuro del rescate del galeón San José.

14 de julio de 2018

Mariana Garcés, junto con la canciller, María Ángela Holguín, fueron las únicas que estuvieron durante ocho años en el gabinete del gobierno Santos. Durante este tiempo, la ministra de Cultura tuvo que sortear temas candentes, como el rescate del galeón San José o la crisis del Festival Iberoamericano de Teatro. Si bien durante este tiempo hubo importantes aciertos y avances, en su gestión también recibió críticas desde el teatro y las artes plásticas.

Puede leer: 8 realizadores aconsejan al nuevo director artístico del FICCI

SEMANA: ¿A qué cree que se deben los resultados de la Encuesta Nacional de Lectura, que dice que los colombianos leen 2,9 libros al año, más que los 1,9 de 2014?

Mariana.Garcés: Hacer de Colombia un país lector era una meta estratégica del Ministerio de Cultura y la priorizamos. Tanto, que fue un proyecto transversal al que le destinamos el 39 por ciento del presupuesto y que trabajamos con otras dependencias del gobierno. Creamos una política integral, que se pensó en términos de infraestructura, dotación de libros, uso de la tecnología, trabajo con las regiones y en poner el tema de la lectura en la agenda pública. También nos enfocamos en las bibliotecas. Antes, cuando se hacía una nueva, le entregaban una colección medida y nunca más, pero nosotros nos propusimos actualizar cada año las dotaciones. Además, llenamos de libros otros espacios del país, como las 100.000 casas gratis que entregó el gobierno.

SEMANA: ¿Cómo fue el trabajo en las bibliotecas?

M.G.: La biblioteca se convirtió en un lugar de encuentro y de consulta permanente. Según la Encuesta Nacional de Lectura, pasamos de 5 millones de visitantes, hace tres años, a 12 millones de visitantes en 2017, gracias a las colecciones actualizadas y a que pudimos contar con bibliotecarios capacitados. Además, la Fundación Bill y Melinda Gates nos entregó un poco más de 18 millones de dólares para dotarlas con computadores, tabletas, libros digitales y nuevas tecnologías. Pero no solo fortalecimos las existentes, sino que construimos 214 nuevas. Hoy tenemos una red nacional de 1.500 bibliotecas públicas. Todos los municipios de Colombia tienen una.

Le sugerimos: Los libros más raros de Colombia

SEMANA: En cuanto al cine, que pasa por un buen momento creativo y de financiación, el cuello de botella sigue siendo la distribución y la exhibición de las películas. ¿Qué pasos se han dado para superar esa barrera?

M.G.: Le hemos dado muchas vueltas y hemos tratado de mirar varias alternativas. Quisiéramos que las películas colombianas se quedaran más tiempo en cartelera, pero entendemos que eso responde a las leyes del mercado; uno no puede obligar a los exhibidores a dejar un filme que no convoca gente. Algunos países han optado por construir salas propias, pero eso no garantiza un aumento de los asistentes. Nosotros tenemos algunos esfuerzos por fuera de la lógica del mercado: las maletas de cine colombiano, que hacen parte de las dotaciones de las bibliotecas públicas, y Retina Latina, una plataforma tipo Netflix, que exhibe cine latinoamericano gratuito. Pero más allá de eso, hay que fortalecer la promoción y la comunicación para que el público se entusiasme y vea otro tipo de cine.

El teatro y las artes plásticas nunca tuvieron un apoyo tan grande como en este Gobierno.

SEMANA: Aunque en cine y en lectura hubo iniciativas muy visibles, en otros sectores no existe la misma sensación, por ejemplo, en las artes plásticas…

M.G.: Lo que pasa es que el ministerio ya tenía políticas muy fuertes en esas áreas. Había planes nacionales de teatro, artes, música y danza. Pero sí hubo más recursos que en otras épocas y trabajamos en asuntos puntuales. En artes plásticas, por ejemplo, fortalecimos los salones regionales y los salones nacionales, y apoyamos la circulación de artistas: fuimos el país invitado a Arco Madrid y a otras ferias en Suiza, Brasil y Noruega. También impulsamos los museos regionales; le dimos un nuevo aire al Museo de Arte Moderno de Bogotá (que aunque es un museo de la ciudad recibe más aportes del Ministerio de Cultura) y apoyamos el Museo de Arte Moderno de Medellín, la Tertulia en Cali y el Museo de Arte Contemporáneo de Barranquilla, que pronto verá la luz.

Le recomendamos: El aporte colombiano en ‘Nadie nos mira’, la película sobre inmigración latina

SEMANA: ¿Y en teatro?

M.G.: Nunca el teatro colombiano tuvo tantos recursos. Fortalecimos los estímulos, las publicaciones en dramaturgia y la convocatoria pública del Plan Nacional de Concertación (mediante el cual apoyamos los proyectos culturales). Adicionalmente, reabrimos el Teatro Colón de Bogotá, que se convirtió en un teatro de producción propia y no de alquiler, lo cual es un gran cambio de filosofía. Allí, grandes productores y directores colombianos –como Miguel Torres–, pudieron presentar sus nuevas creaciones. También creamos la política pública del circo, un sector que en Colombia era invisible.

SEMANA: Una de las grandes polémicas durante estos ocho años fue la crisis del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá. ¿Cómo ve hoy la iniciativa para recuperarlo?

M.G.: Yo nunca hice de mi diferencia con el Festival Iberoamericano de Teatro un tema personal, a pesar de lo que creen algunos periodistas que trataron de minimizar el asunto a dos señoras peleando. De hecho, esa corporación fue una de las entidades que más recursos recibió del ministerio, casi 14.000 millones de pesos en ocho años, así a ellos les parezca poco. Para mí las directivas tuvieron la oportunidad de hacer una verdadera reingeniería, pero no quisieron. Junto con la Alcaldía de Bogotá les propusimos que la versión 2018 fuera administrada por Ramiro Osorio y por la Fundación Amigos del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, pero eligieron un modelo a cargo de Tu Boleta y de Páramo Presenta. Además, en la junta se quedaron unas personas que defienden un modelo de gestión más comercial y se retiraron quienes eran fundamentales para el componente teatral. Pero sigo pensando que un festival con esas características es muy importante para el país.

SEMANA: Uno de los temas que usted deja en veremos es el del galeón San José. Aún no se ha cerrado la convocatoria para elegir a la empresa que se encargará del rescate y conservación, y hay una posibilidad de que no alcance a adjudicar ese contrato en su gobierno. ¿Qué fue lo que pasó?

M.G.: Nosotros lo hicimos todo al derecho, pues consideramos que es el proyecto científico más importante para el Estado colombiano: se hizo una Ley de Patrimonio Cultural Sumergido que se debatió, se aprobó y se ha seguido al pie de la letra. Pero han aparecido, de nuevo, voces disidentes que piensan que todo lo sumergido es patrimonio cultural de la Nación, que si bien es una opinión respetable, esa no es la posición del gobierno ni la que adoptaron las altas cortes. Sinceramente, creo que no es oportuno que eso se discuta ahora, pues tuvieron la oportunidad de hablar cuando se debatió la ley en el Congreso. El hecho es que esas voces disidentes interpusieron una acción popular que les aceptaron y que prevé unas medidas cautelares para suspender el proceso de adjudicación. Nosotros procedimos a contestar la demanda y estamos a la espera de una decisión judicial.

Puede leer: La Encuesta Nacional de Lectura y las elecciones presidenciales

SEMANA: ¿Qué tan riesgoso es que no se adjudique el contrato en este gobierno, sobre todo si el próximo podría revertir lo ya realizado?

M.G.: Este es un tema que el próximo gobierno debe mirar con mucho cuidado y estudiarlo muy bien. A nosotros nos preocupa la seguridad jurídica para un inversionista que, cumpliendo la ley, hizo una oferta de una asociación Público-Privada (APP).

SEMANA: El gran tema del gobierno Santos fue el acuerdo de paz con las Farc, y aunque hubo iniciativas puntuales, muchos en el sector cultura piensan que el ministerio no tuvo el rol estratégico que se requería en la construcción de paz. ¿Cree que se pudo hacer más?

M.G.: Este ministerio siempre ha sido un ministerio de paz, independientemente de la firma del acuerdo, pues ha podido transitar con muchas dificultades por el territorio nacional, incluso en épocas de conflicto. También creo que la cultura ha jugado un papel estratégico en los temas de construcción de paz, aunque no haya sido tan mediático (este sector nunca lo ha sido). Nosotros fuimos el ministerio que estuvo listo, apenas se firmó el acuerdo, para llegar con una oferta de bibliotecas móviles a las zonas de desmovilización y estructuramos muchos proyectos en torno a la paz. Ningún otro ministerio ha llegado a las zonas de conflicto de una manera tan certera.

SEMANA: Luego de estos ocho años, ¿cuál es su mayor orgullo y cuál su mayor frustración?

M.G.: El mayor orgullo es el tema de la lectura, pues hubo una política pública consolidada para hacer de Colombia un país lector. Y aunque puede sonar un poco prepotente, no tengo grandes frustraciones. Hicimos todo lo que nos propusimos. Ocho años es un plazo largo, que permite ver consolidados los procesos y hoy le entregamos al país un sector mucho más fortalecido y un ministerio con unas políticas públicas sólidas. Hay un norte claro en lo que hacemos: facilitar los procesos culturales que se dan en Colombia.