Home

Cultura

Artículo

MARIPOSAS DE LA NOCHE

La historia del poeta Charles Bukowski, cuando se debatía entre la vida disipada y su posible surgimiento como escritor.

25 de noviembre de 1991


PARA HENRY CHINASki (Mickey Rourke) su vida no tiene nada de particular. Su cotidianidad se mueve entre los tugurios, el alcohol, las peleas de bar y los pocos dólares que consigue en aras de seguir bebiendo. Le interesa ante todo su libre supervivencia.
En semejante hábitat, su encuentro con Wanda (Faye Dunaway) le cae como anillo al dedo. Comparten el gusto por el alcohol, la pasión por la vida irresponsable, el sentido independiente de la existencia. Se podría decir que son el uno para el otro, en una relación que imprime su propio sello agotando todos los parámetros. Henry y Wanda engendran el inevitable acercamiento entre dos vidas echadas al devenir, el encuentro entre dos submundos que se reclaman y cuyo desenlace poco importa a la hora de evaluar los resultados. Lo importante es la descripción a veces sofocantede ese amor de cantina, casi salvaje a los ojos de la sociedad, pero descollante de ternura dentro de sus propios límites. Con un atenuante significativo: la pasión oculta de Henry por escribir, descubierta por una editora interesada por él y por su obra y que sirve de modelo de contraste entre su gusto por el abandono personal y esos destellos poéticos que reafirman su existencia. ¿Cuál de las dos formas de vida escogerá Henry en el camino? Y sobre todo ¿Cuál de esas dos es la mejor forma de vivir? La respuesta la dará Henry en su momento. Pero antes el espectador debe permitirse un poco de oxígeno para asimilar la propuesta.