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Ferdinand von Schirach nació en Múnich, pero desde 1994 ejerce en Berlín como abogado penalista.

LIBROS

Más allá de la culpa

Ferdinand von Schirach, el celebrado autor de ‘Crímenes’, sorprende con una nueva obra basada en sus defensas penales.

Luis Fernando Afanador
7 de marzo de 2013

Ferdinand von Schirach 

Culpa
Editorial Salamandra, 2012
153 páginas

En Crímenes –reseñado el año pasado en esta columna y destacado como uno de los libros del año– , el abogado penalista alemán Ferdinand von Schirach nos mostraba esa delgada línea que hay entre un asesino y una persona normal: “Nos pasamos la vida danzando sobre una fina capa de hielo; debajo hace frío, y nos espera una muerte rápida. El hielo no soporta el peso de algunas personas que se hunden. Ese es el momento que me interesa. Si tenemos suerte, no ocurre nada y seguimos danzando. Si tenemos suerte”. Es claro que a Schirach no lo desvelan los asesinos en serie o los psicópatas, como los que abundan en los thrillers suecos que están de moda, sino las personas corrientes que en un momento dado salen de la sociedad, toman un camino equivocado que las lleva a ese lugar en el que el hielo se resquebraja bajo sus pies. Una cuestión más cuantitativa, como aquella discusión con la pareja que pasó del insulto al puñetazo y siguió de largo. 

En este nuevo libro, Culpa, Schirach reúne también 15 casos sacados de su práctica profesional, pero aquí se enfoca en el tema de la culpa. La culpa presente en el ser humano, exista o no la Justicia. Todos decimos mentiras, engañamos, somos crueles, por eso, “nadie puede escapar a la culpa, es como respirar. Sin ella seríamos santos, y los santos son muy aburridos. La culpa y lo que has vivido te vuelven interesante”. En el primer relato, Fiestas —es propio llamarlo así, son auténticas narraciones—, una muchacha es víctima de una violación masiva por parte de los músicos de una banda, o mejor de una ‘verdadera banda’, si se me permite la ironía. Fue el primer caso del joven abogado Schirach quien aún creía que la defensa “es una lucha, una lucha por los derechos de los inculpados”. En este caso, “los derechos de los inculpados”, por deficiencia de la Justicia, son respetados hasta el punto de que se comete una injusticia con la víctima. Para compensar en la historia siguiente, ADN, veremos cómo, gracias a los avances de la ciencia criminalística, la Justicia cojea pero llega con 20 años de retraso. Pero en el relato Niños, de nuevo volveremos a enfrentarnos a un caso absurdo de injusticia. 

La Justicia funciona unas veces sí y otras no. Como abogado defensor, respetuoso del Estado de Derecho, Schirach tiene clara su posición. Si un tribunal sentencia que una persona quedó libre, ya no es culpable: “El abogado no tiene que buscar si el acusado es culpable o no; si lo hace, lo hace mal, esa no es su función”. Sin embargo, esa claridad no impide que surjan dudas morales. En Fiestas, a pesar del éxito de la defensa, aflorará el sentimiento de culpa: “… y mientras volvíamos a casa pensamos en la chica… Sabíamos que habíamos perdido la inocencia”. En el abogado que no juzga, que permanece neutral, puede haber objetividad, pero también una turbia frontera con el cinismo. Schirach, finalmente, no cae en el cinismo: es un escritor, le abre las puertas a la compasión. Es capaz de mostrarnos tanto el lado oscuro como el luminoso del ser humano: “Él decía que ponía a su mujer a su disposición. Ambos creían que era un juego, pero al cabo de tantos encuentros ya no era ningún juego, sino que formaba parte de ellos. Su mujer seguía siendo abogada, seguía radiante e inaccesible, pero los fines de semana se convertía en un objeto para uso de otros. Así lo querían ambos. Así era de sencillo, no había explicación”. 

La mayoría de estas historias son relatos breves. Muchos se originan tal vez en gruesos expedientes que el talento narrativo de Schirach ha sintetizado en unas pocas páginas. Otra prueba de que estamos ante un buen escritor, eficaz, sin retórica, con la capacidad de instalarnos muy rápido en lo esencial de las cosas. Hace años, me inventé en la facultad de Derecho de la Universidad de los Andes un curso llamado Derecho y Literatura. Cuánto me habrían servido entonces los libros de Ferdinand von Schirach.