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MEMORIAS DEL LLANO

Más que una historia de aviación el último libro de Germán Castro Caycedo es un relato insólito de la vida en el oriente colombiano.

9 de diciembre de 1996

Desde Colombia amarga hasta El cachalandrán amarillo Germán Castro Caycedo ha dedicado una gran porción de su actividad periodística a mostrarles a los colombianos la otra cara del país. Esa vida que fluye a espaldas de los medios de comunicación y de la propia historia, bien sea perdida en el horizonte de territorios vastísimos y casi incolonizables, bien en las entrañas de las mismas urbes, escondida entre la sofocante y acelerada respiración de la ciudad, o bien a kilómetros de distancia, en busca del sueño americano.Los protagonistas de Castro Caycedo son aventureros de vidas inverosímiles que no han hecho sino confirmar a través de sus relatos aquella sentencia mordaz, acuñada en el propio territorio, según la cual Colombia es un país de sobrevivientes. El más reciente ejemplo lo constituye El alcaraván, una serie de crónicas sobre el milagro de la aviación en los Llanos Orientales, a partir de las cuales Castro Caycedo penetra en la realidad insospechada de una porción del país que, según el autor, hace 25 años comenzó a sentir en toda su dimensión existencial y que hoy continúa soportando con dignidad sobrehumana el abandono estatal.Los héroes de El alcaraván son todos aquellos magos anónimos de la navegación aérea cuya intrepidez ha ayudado durante décadas a forjar un territorio que se niega a permanecer en el olvido. En medio de las condiciones atmosféricas más adversas y sin los mínimos recursos técnicos, decenas de pilotos surcan los cielos orientales a bordo de naves obsoletas que los obstinados mecánicos han resucitado una y otra vez en un irrespetuoso desafío a la lógica.Haciendo gala de un estilo periodístico que ha sido reconocido por sus numerosos lectores, Castro Caycedo narra las historias de estos hombres en su lucha perenne contra esa naturaleza agreste a la que hay que dominar con intuición a falta de mayores recursos. Pero, más allá de las aventuras, las crónicas de El alcaraván sirven de plataforma de lanzamiento en la exploración de esa vida insólita que se abre paso en su fusión con el medio. En mitad de la creatividad y la imaginación, alimentadas por la pobreza y el espíritu de supervivencia, surgen la realidad selvática, la idiosincrasia del llanero, la alucinación del paisaje, el esplendor de la vegetación, la respuesta humana a su deseo de domar el territorio.Una visión a vuelo de pájaro que, en total antagonía con el significado usual de la frase y en comunión con el homenaje a los tantos pilotos caídos en los Llanos, constituye un intenso testimonio de la vida en el oriente colombiano.