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MERCADO DE LAGRIMAS

Steven Spielberg hace una película en la que los sentimientos son la base.

16 de abril de 1990

" Mi viejo" - Producida por Steven Spielberg - Dirigida por Gary David Golberg - Con Jack Lemmon, Ted Danson y Olimpia Dukakis.
Si el espectador siente que la película "Mi viejo" encierra los elementos típicos de una telenovela norteamericana, de esas que pasan en vivo en un estudio donde un centenar de personas aplaude, ríe y suelta lágrimas furtivas, donde los personajes son caricaturas fieles de esos mismos hombres y mujeres que estan sentados a pocos metros-de distancia, atentos a un coordinador que les hace señas para que aplaudan y reaccionen, esta en lo cierto. "Mi viejo" es una agradable, sentimental, manipuladora y tramposa telenovela dirigida al corazón mismo de ese espectador, que se siente atraído al descubrir el nombre de Spielberg en los créditos.
Es que el director de la película, un joven llamado Gary David Goldberg ha sido realizador de numerosos capitulos de la serie "Lazos familiares" y ese toque de atmósfera cotidiana, de escenas filmadas alrededor de la mesa de la cocina, de diálogo entre padres, hijos y amigos que siempre tienen algún pequeño conflicto se siente en "Mi viejo".
Esta es la historia de un hijo, triunfador en Nueva York, quien a raíz de la repentina enfermedad de la anciana madre descubre una serie de afectos dormidos que compartía con el padre. Aparentemente nada tienen qué decirse. En un país como Estados Unidos, donde padres e hijos defienden rabiosamente su libertad individual y cada uno vive a distancia.
No es extraño que, como los personajes de esta película, tengan más de 2 años sin verse. Los contactos se han reducido a llamadas telefónicas el domingo por la noche. El reencuentro de padre e hijo, mientras la madre dominante sigue en la clínica, sirve para que ambos personajes desarrollen instintos aplazados, busquen identificar mejor los apuros sentimentales del otro y compartan, con grandes conflictos domésticos, pequeños momentos de alegría e intimidad.
La película, descaradamente, manipula al espectador porque va acumulando escenas sorpresivas y tensas que agudizan el sentimentalismo, las lágrimas y los sollozos. Es entonces cuando el espectador que semanalmente mira "Lazos familiares" se inquieta y se pregunta en la oscuridad: ¿en que momento aparecerá Michael J. Fox con un chiste oportuno que rompa el hielo de una vez?

JACK LEMMON
"UNA LUCHA A MUERTE"

."Actuar nunca ha sido fácil para mí. Para unos es más fácil que para otros, desde luego, y personalmente creo que la trampa consiste en conseguir, sea fácil o difícil, lo que buscas, que parezca fácil, en el sentido de que la actuación no se note y el espectador asista plácidamente, simplemente a una escena dentro de la cual alguien se comporta con naturalidad".
Resumiendo su técnica para entenderse mejor con los directores comenta:
·"Dicen que cada actor tiene su metodo. Pero después de tantos años interpretando vidas ajenas todavía me pregunto: ¿cuál método? Cuando yo era joven trabajaba demasiado para apropiarme de los personajes y desarrollarlos; trabajaba tanto que el oficio se convertía en una especie de lucha a muerte. No era divertido. Ahora me veo mas relajado, dejo que los personajes vengan a mí en vez de dedicarme a excavar en ellos. Trato de hacer menores esfuerzos, de ser más simple, de lograr la esencia de la claridad".
Analizando personajes marcadamente rebeldes como los que interpreto en películas como "Días de vino y rosas" y "Missing", Lemmon dice:
·"Quizás tenga prejuicios, pero pienso que si eres una persona abierta tienes que ser liberal. Se que hay algunos reaccionarios en las artes, especialmente en el cine, pero la mayoría de ellos y sobre todo la mayoría de los mejores, son liberales".
Sobre los cambios profundos en la manera de hacer cine en Hollywood:
·"Tuve la suerte de trabajar con los grandes estudios, cuando eran grandes, cuando hacían un montón de películas y si una de ellas no funcionaba con los críticos o con los espectadores entonces tenían otras cinco para estrenar. Ahora los estudios son como firmas de leasing: los estrenos son independientes unos de otros, cada uno es más importante que los demás. La presión es tremenda. Cuando le preguntan el director que más influyó en su carrera hasta ubicarse como uno de los grandes cómicos del cine norteamericano, Lemmon no lo piensa dos veces y suelta un sólo nombre Billy Wilder, con quien filmó dos auténticos clásicos, "El apartamento" y "Una Eva y dos Adanes".