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¡MUSICA! "MAESTRO"

La Fundación Arte de la Música se propone poner la nota en conciertos en 1989.

10 de abril de 1989

Con una nómina de grandes maestros, la Fundación Artede la Música continuará en este 1989 su tarea de divulgación y promoción de la música en Bogotá.

En breve lapso alcanzará la nada despreciable suma de 100 conciertos, cifra que en Colombia representa una hazaña para una fundación sin ánimo de lucro, que no recibe aportes oficiales de ninguna índole. Su labor la adelanta en forma exclusiva con el apoyo económico de la empresa privada, y gracias a ese respaldo la institución sigue adelante con programas cada día más ambiciosos.

El primero de una serie de diez conciertos programados para este año, se llevó a cabo el pasado 23 de febrero con la presentación del pianista Jerome Rose, y vendrán luego figuras de la talla del arpista Nicanor Zabaleta quien actuará junto al célebre guitarrista Narciso Yepes. El chelista Janos Starker, uno de los más connotados intérpretes de ese instrumento. La también violonchelista Christine Walevska, actuará con el pianista Manuel Rego. De nuevo vendrá una de las voces más maravillosas que haya producido este siglo: la soprano española Victoria de los Angeles, que vendrá acompañada del pianísta también español Manuel García. Nuevamente tocará en Colombia el pianista Paul Badura Skoda; también estarán los cuartetos, The Audubon, norteamericano y The Domus English; la Orquesta de cámara de Francia, "La Follia" y como representación colombiana estará presente la pianista Blanca Uribe. Sin duda una programación de lujo que tendrá como escenario el Teatro Libre de Bogotá, antigua sede de la Fundación Arte de la Música.

Cuando el clavecinista Rafael Puyana creó esta institución, Bogotá vivía una de sus más críticas épocas en materia de salas de concierto. Existían apenas el Teatro Colón, que se encontraba cerrado por trabajos de restauración, y la sala Arango del Banco de la República. Con un grupo de generosos melómanos, Rafael Puyana consiguió el dinero para adquirir el antiguo teatro de La Comedia que, luego de algunas obras de acondicionamiento, empezo a trabajar. Música y cine estuvieron a la orden del día, hasta llegar 1984, año en que el país vivió una fuerte recesión económica. Este hecho obligó a suspender durante tres años las actividades. En 1987, los directivos de Arte de la Música tomaron la decisión de vender la sala al Teatro Libre, escenario que hoy bellamente remodelado servirá de nueva sede para sus conciertos y programas.

Como una feliz iniciativa, esta entidad ha rescatado el sistema de abonos, y para comodidad de los usuarios ha diseñado dos modalidades hecho que permitirá a los buenos aficionados programar con tiempo y garantizar la entrada a los conciertos, sin el viacrucis que significa en una ciudad como Bogotá realizar desplazamientos antes de cada recital.

El esfuerzo de sostener, en un país como Colombia, una institución cultural, de hecho es laudable. Pero cuando esta labor tiene como finalidad presentar algunas de las más destacadas figuras que se mueven en el panorama internacional, la tarea tiene doble mérito. No se puede olvidar que los grandes nombres de la música cada día cobran honorarios más altos, mientras nuestra moneda decrece en capacidad adquisitiva frente a otras de países altamente industrializados. La traída al país de un gran artista es un reto para la economía siempre tambaleante de instituciones culturales, pero la Fundación Arte de la Música insiste en sus propósitos, sin descuidar otros frentes como organizar concursos y festivales que han servido para oxigenar un poco el pobre y anestesiado panorama de los músicos colombianos.

Cien conciertos son una cifra importante y ojalá, para bien de los buenos melómanos, éste número se multiplique. -
María Teresa del Castillo