CINE
No te metas con mi vaca
En esta película ligera y simpática, un argelino inocente y desordenado recorre Francia para presentar a su querida vaca en una exposición agrícola en París. ***
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Título original: La vache
País: Francia/Argelia
Año: 2016
Director: Mohamed Hamidi
Guion: Alain-Michel Blanc, Fatsah Bouyahmed y Mohamed Hamidi
Actores: Mohamed Hamidi, Lambert Wilson
Duración: 91 min
En las dos películas que ha realizado hasta ahora, el director francés de origen argelino Mohamed Hamidi se enfrenta con más dulzura que preocupación al choque de culturas entre Francia y su población de inmigrantes.
En Nacido en cualquier parte (2013), su primera película, mostraba la visita inicial de un hijo de argelinos criado en París a la caótica tierra de sus antepasados, y esta, su segunda, es una especie de complemento donde el viajero viene de Argelia y la extrañeza se origina en el orden a veces sofocante del país europeo.
Hay una vaca también, como lo sugiere el título, y es un ejemplar café de grandes ojos y pestañas levemente rizadas llamado Jacqueline, que recorre el país a pie, junto a Fatah (Fatsah Bouyahmed, que tenía un papel secundario en su película anterior), camino a una gran exposición agraria en París.
Más interesante que la personalidad de la vaca, que es rumiante, seria y poco comunicativa como suelen ser los vacunos, es la de Fatah que es todo lo contrario: expresivo, dicharachero y energético.
De hecho, aunque el título en francés es simplemente La vaca, no es sobre ella que trata la película, sino sobre su acompañante que ve todo lo que lo rodea maravillado y con un entusiasmo contagioso.
Es una película más fantasiosa que realista y, en ese sentido, es un contrapeso refrescante a la oleada constante de noticias terribles y violentas que llegan de Europa. El contraste entre el mundo argelino y el europeo aparece en una serie de estereotipos bastante conocidos: la gente del campo francés es amable y servicial aunque un poco distante, mientras que un noble aparece retratado como neurótico e incapaz de ver su entorno por estar consumido por sus preocupaciones. Pero la torpeza de Fatah y su chispa lo sacan de ese ensimismamiento, como para que quede claro que esa neurosis primermundista tiene remedio.
Tanto en Argelia como en Francia, la odisea de Fatah se vuelve un fenómeno de masas, con reproducción de videos tomados con celular, subidos a internet y replicados por noticieros donde este tipo, definido por una de sus coterráneas como “peor que un bueno para nada”, demuestra ser bueno al menos para generar simpatía por su torpeza.
La recepción positiva y su difusión viral hablan de una nostalgia por los tiempos pasados, que encarna la imagen anacrónica de este hombre que camina por carreteras secundarias al lado de su vaca.
El personaje de Fatah hace parte de una rica tradición musulmana y puede verse como una encarnación de la figura de Mulá Nasrudín, una especie de tonto sabio que protagoniza algunas de las memorables historias de los sufís, la tradición mística del islam. En sus historias, Nasrudín ilustra constantemente, a través de una mezcla de torpeza y terquedad, los límites de una aproximación demasiado racional a la realidad.
Eso mismo hace, con ligereza y sin pregones, el personaje central de esta película. No te metas con mi vaca parece señalar que en esos extravíos constantes, vueltos aún más dramáticos por el reproche mudo y meditabundo de su animal, puede estar la clave para una vida más rica. n
CARTELERA
**** Excelente ***½ Muy buena *** Buena **½ Aceptable ** Regular * Mala
Saudó, laberinto de almas **
Película de suspenso colombiana que hace un retrato amenazante de la naturaleza del Pacífico, a pesar de un guion previsible.
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Recreación poco dramática de la historia de Jesse Owens, héroe de los Olímpicos de 1936.
Mañana ***
Documental francés que se balancea entre la catástrofe y el optimismo para retratar los retos ambientales del mundo. Funciones 11, 12 y 14 de agosto.
La última ola ***
Aporte noruego al cine de catástrofes donde un geólogo neurótico sospecha que las placas tectónicas actuarán violentamente.