NOTICIERO QUE NO VEREMOS
Muy cerca estuvieron los colombianos de tener un espacio noticioso dirigido por García Marquez
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Durante 24 horas, y como un hecho sin precedentes, un noticiero de televisión estuvo a punto de ser manejado por un Premio Nobel de Literatura.
La historia comenzó cuando Gabriel García Márquez se enteró de que la empresa Intervisión, integrada por los periodistas Alfonso Castellanos, Yamid Amat, Margarita Vidal, Juan Gossaín había renunciado a las cinco horas y media que le había adjudicado Inravisión, lo que inspiró en García Márquez la idea de contactarlos para ofrecerles compra de los espacios devueltos.
A partir de ese momento Gabo comenzó a operar velozmente, aunque no como el escritor de fantástica imaginación que los colombianos conocen, sino como un sofisticado empresario de rápidas y atrevidas decisiones.
En un almuerzo que tuvo lugar al otro día en su casa le manifestó al ministro de Comunicaciones, Bernardo Ramírez, su interés por adquirir los espacios de Intervisión, y le consultó la posibilidad de hacerlo en nombre propio. El Ministro respondió que en principio le parecía factible, pero que era necesario estudiar previamente los aspectos jurídicos de la negociación. Inmediatamente García Márquez buscó al senador Jaime Castro, su asesor jurídico de cabecera, para encargarlo del estudio respectivo. Y aprovechando esa misma noche una recepción ofrecida en Palacio para el jefe de la junta nicaraguense, Daniel Ortega, el escritor puso también al Presidente Betancur al corriente de su proyecto.
Calculando que los espacios requerirían una inversión de 50 millones de pesos, Gabo efectuó una llamada relámpago a José Vicente Cataraín, director de la Editorial Oveja Negra, su hombre de confianza en material de negocios, quien aceptó aportar 10 millones. Una llamada semejante recibió Darío Arismendi, director del diario "El Mundo", quien se comprometió con otros 10 millones. Un tercer socio capitalista, el ganadero y ex alcalde manizalita Ernesto Gutiérrez, no alcanzó a ser contactado.
No llevaba el proyecto 24 horas de nacido cuando estaban ya resueltos complicados aspectos financieros y jurídicos, y también algunos periodísticos. Se pensó que el equipo del nuevo noticiero, por ejemplo, estaría integrado por gente que García Márquez venía entrenando para su periódico "El Otro". La presentación iba a estar a cargo de tres mujeres (churros, según palabras de Gabo) una de las cuales sería negra. El procedimiento periodístico, teniendo en cuenta que el espacio asignado al noticiero podía catalogarse de "señorero" por estar en sandwich entre dos telenovelas, prometía ser un experimento totalmente nuevo, especialmente diseñado para la audiencia del horario de medio día. García Márquez sería solamente el empresario del nuevo noticiero, mientras que la dirección correría a cargo de su hermano Eligio.
Los planes de Gabo iban viento en popa, e incluso quienes llegaron a conocerlos afirmaban que el hecho de que el escritor hubiera sido uno de los "descabezados" con la decisión de Inravisión de no adjudicarle la telenovela a RTI ayudaría a que éstos llegaran a concretarse; pero fue entonces cuando se anunció que los adjudicatarios de las cinco horas y media que pretendía comprar García Márquez habían cambiado de opinión, optando por aceptarlas finalmente.
Este cambio de actitud se produjo después de que en una reunión con el ministro de Comunicaciones, los socios de Intervisión fueron informados de la severidad de las sanciones a las que se harían merecedores si mantenían la decisión de renunciar a los espacios. Estas, consagradas en el decreto 222 de 1.983, consistían en hacer efectiva la garantía de seriedad y el cobro de las indemnizaciones a que hubiera lugar, que le habría representado a la programadora el pago de una suma cercana a los ocho millones de pesos. Incluso se llegó a mencionar también la prohibición de contratar con el Estado colombiano durante un término de ocho años, lo que en otras palabras constituye la muerte civil para quienes trabajan en el medio. Todo esto los obligó a reconsiderar su posición, para terminar aceptando los espacios adjudicados.
Pero simultáneamente Yamid Amat, en una carta enviada a sus compañeros de Intervisión, anunció su decisión de retirarse de la programadora por considerar que a través de una entrevista concedida a El Tiempo por el ministro de Comunicaciones, Bernardo Ramírez, éste había planteado en términos personales una "respetuosa discrepancia" que tenía con el periodista; ante la posibilidad de que esa actitud pudiera afectar el interés del grupo, Amat tomó la determinación de retirarse.
A finales de la semana se rumoraba que Margarita Vidal, cuya desvinculación de "Cromos" había llegado a considerarse inminente, continuaría al frente de la revista. Y que Juan Gossaín y Alfonso Castellanos anunciarían muy pronto su retiro de Caracol, para ponerse al frente de la nueva programadora de TV.
De esta forma el proyectado noticiero de García Márquez, que durante 24 horas casi llegó a vivir financiera y periodísticamente, no pudo, al final, desligarse del mundo de la fantasía, y allí se quedó, haciéndole compañía a las mejores novelas del escritor.