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"Pensadores temerarios"; de Mark Lilla, un libro sobre los intelectuales y la política.

24 de abril de 2005

Mark Lilla
Pensadores temerarios
Debate
189 Páginas.

Intelectuales que se dejan seducir por el poder, tal es el tema de este libro. Un hecho que no es ninguna novedad: Platón sucumbió dos veces ante el tirano de Siracusa. Y, siguiendo el ejemplo del filósofo griego, los casos se han repetido muchas veces a través de la historia.

En este libro sobre los intelectuales y la política, Pensadores temerarios, Mark Lilla aborda dicho tema a través de seis grandes pensadores representativos del siglo XX: Martin Heidegger, Carl Schmitt, Walter Benjamin, Alexander Kojève, Michel Foucault y Jacques Derrida. Los ensayos fueron publicados originalmente en el The New York Review of Books y en The Times Literary Supplement. Lilla, discípulo de Daniel Bell, es profesor de pensamiento social de la Universidad de Chicago y experto en pensamiento europeo de los siglos XIX y XX.

La seducción totalitaria tiene varias vertientes ideológicas y un mismo centro de convergencia: despreciar las ideas liberales. Martin Heidegger y Carl Schmitt se inclinaron hacia la extrema derecha, concretamente hacia el nazismo, el cual acogieron con entusiasmo. Los otros fueron atraídos por la izquierda. Walter Benjamin, el reputado crítico literario venerado por la generación de los 60, intentó conciliar -sin conseguirlo- el pensamiento marxista y la teología judía: "Benjamin era un teólogo extraviado en el reino de lo profano". Foucault fue un fervoroso defensor de todos los autoritarismos de su época: desde el maoísmo hasta la revolución del ayatolá en Irán. Derrida hizo una tarea más sutil pero no menos demoledora: a través de su enorme prestigio académico desvalorizó el legado humanista: derechos humanos, tolerancia, libertad, verdad objetiva.

¿Por qué ese desprecio olímpico de tan ilustres pensadores por las ideas liberales y moderadas? En el epílogo de Pensadores temerarios, Mark Lilla intenta responder a esa difícil pregunta: "La seducción de Siracusa es fuerte para cualquier hombre y mujer pensante. existe una conexión entre el ansia de verdad y el deseo de contribuir al correcto ordenamiento de las ciudades y las familias".