Home

Cultura

Artículo

Novelas de hombres cansados

De cada dos novelas colombianas que se venden en el país, una lleva la finna de Gabriel García Márquez. ¿Qué pasa con hs nuevos narradores?

2 de noviembre de 1992


CIEN AÑOS DE SOLEDAD era apenas un proyecto cuando Gabriel García Márquez escribió:"Basta ser un lector exigente para comprobar que la historia de la literatura colombiana, desde los tiempos de la Colonia, se reduce a tres o cuatro aciertos individuales, a través de una maraña de falsos prestigios". Treinta años después de promulgada, esta sentencia sigue siendo válida. Y más válida aún, si se tiene en cuenta que la obra maestra del Nobel de Aracataca fijó un punto tan alto en la historia de las letras criollas, que las nuevas generaciones de escritores todavía no han podido quitarse de encima la sombra del Coronel Aureliano Buendía.
" Cien años de soledad" partió en dos la narrativa colombiana. La historia de Macondo se convirtió muy pronto en el punto obligado de comparación no sólo de lo que se ha escrito después, sino también de lo que se produjo antes. Tal sería su peso, que no faltaron los escritores que decidieron colgar su pluma por un tiempo cuando apareció esta obra. Otros, con una miopía similar, prefirieron imitarlo. Se cuentan por centenas los párrafos de novelas contemráneas que hacen gala del esquema garciamarquiano. Pero la verdadera lección de "Cien años de soledad" pocos la entendieron. No se trataba de escribir con sus palabras, ni de hacer volar a las mujeres bellas, ni de llenar las cuartillas con mariposas amarillas. No, se trataba de aprender que ese gran tema colombiano, la violenbcia, no había que mirarlo a través de la sangre de los muertos, sino a través del dolor de los que aún quedaban ViVOS.
Pecaron los escritores, es cierto. Pero los críticos, los editores e incluso los lectores tampoco resultaron libres de culpa. Muchas novelas que aparecieron después terminaron destrozadas sin mayor análisis, por cuenta de los fiscales de la narrativa, para quienes ningún intento literario daba la talla del nuevo parámetro. Los editores, por su parte, salieron en busca de nuevas "gallinas de los huevos de oro". Quisieron ver otros Macondos, y prefirieron, entonces, publicar a los imitadores, en vez de arriesgar con los que en realidad proponían esquemas novedosos. Y los lectores, finalmente, en un país en el que es muy poco lo que se lee, se conformaron con García Márquez.
Pero la pregunta que hoy muchos se hacen es qué ha pasado con la novela en Colombia en los últimos años. Los más radicales aseguran que parecemos condenados a otros cien años de soledad literaria, basados en la teoría de que después de la María, el país tuvo que esperar un siglo para encontrar otra novela que mereciera pasar a la historia. Los más benévolos, por el contrario, sostienen que en las nuevas generaciones de novelistas criollos sí hay plumas que mantienen vigente el género. Lo cierto es que unos y otros tienen algo de razón. Se advierte que sí hay novelas en Colombia, lo que no hay es novelística. "No hay tradición, no hay continuidad. Lo poco que se ha hecho parece dado por simple generación espontánea", asegura el editor Conrado Zuluaga.

ESCRIBIR POR OFICIO
Hay nombres y hay títulos. Evidentemente, los escritores colombianos no se han dormido. Siguen apareciendo Cándidas Eréndiras y Mauricios Babilonia, pero también Maqrolles, Hinojosas y Herreros que poco o nada tienen que ver con Macondo, y cuyas historias se cuentan ya en otros idiomas. Algunas de éstas, incluso, se conocen más en el exterior que en el país, y han merecido premios tan importantes como el Médicis Etranger (Alvaro Mutis por "La nieve del almirante") y el Rómulo Gallegos (Manuel Mejia Vallejo por "La casa de las dos palmas").
El problema de fondo " sin embargo" parece ser el mismo que el propio García Márquez denunció años atras: "...no existiendo las condiciones para que se produzca el escritor profesional, la creación literaria queda relegada al tiempo que dejan libres las ocupaciones normales. Es, necesariamente, una literatura de hombres cansados". Pocos intentan dedicarse exclusivamente a escribir. Y los que lo hacen suelen quejarse de que con lo que reciben por sus libros no les alcanza para vivir. Tal vez por eso, muchos novelistas buscan que sus historias se conviertan en guiones para televisión. De hecho, es facil comprobar que un rating favorable se traduce en un éxito en librerías. Esto no tendría nada de malo, de no ser porque algunos de los escritores que viven este fenómeno terminan pensando más en la pantalla chica que en la hoja impresa.
Pero no tendría sentido echarle toda el agua sucia al factor económico. No hay razones suficientes para explicar por qué son tantos los novelistas colombianos de los últimos tiempos que se han quedado en la simple anunciación de una obra fecunda. ¿Qué pasó, por ejemplo, con Luis Fayad, que despertó toda suerte de expecta tivas con "Los parientes de Ester"? Después de 15 años de esperar otra novela suya "Compañeros de viaje" no dio la talla. Algo similar ha ocurrido con R.H. Moren Durán, Germán Espinosa Roberto Burgos: el público sigue esperando el repunte.
La esperanza queda pues, centrada en los nuevos. Los que apenas están anunciando. Los que todavia tienen la opción de asumir la literatura como un oficio y no como una afición. "La isla de la pasión", de Laura Restrepo, "Un vestido rojo para bailar boleros", de Carmen Suárez, "En diciembre llegan las brisas", de Márvel Moreno "El mensajero" de Fernando Vallejo, y "El rumor del Astracán", de Azriel Bibliowicz, son algunas de las óperas primas que merecen el más allá de la anunciación.Sus autores están encargados de demostrar que en Colombia no sólo se escribe mucho, sino que además se escribe bien. Son responsables de que sus novelas sean algo más que aciertos aislados en la "maraña de falsos prestigios".
Hoy en día, de cada dos libros de narrativa colombiana que se venden en el país, uno lleva la firma de Gabriel García Márquez. Como propone un viejo librero, "la idea es que cada día se lea más a Cabo, pero que también haya cada vez más interés hacia los Demás, para que esta relación no resulte tan dramática.
LOS MAS LEIDOS
ESTOS SON LOS DIEZ NARRADORES COLOMBIANOS MAS leídos en los últimos cinco años, y las obras que han figudo en los primeros renglones de ventas durante este período.

1. GABRIEL GARCIA MARQUEZ
El general en su laberinto, Cien años de soledad,
Doce cuentos peregrinos
2. ALVARO MUTIS
Amirbar, la nieve del almirante, Abdul Bashur soñador de navíos, La última escala de Tramp Steamer
3. GERMAN CASTRO CAICEDO
El hueco, El hurakán, El cachalandrán amarillo
4.PROSPERO MORALES PADILLA
Los pecados de Inés de Hinojosa, La mujer doble
5. MANUEL MEJIA VALLEJO
La casa de las dos palmas, Los abuelos de cara blanca
6. MARVEL MORENO
En diciembre llegan las brisas
7. FERNANDO VALLEJO
El fuego secreto, El mensajero
8. FERNANDO SOTO APARICIO
Jazmín desnuda, La rebelión de las ratas
9. LAURA RESTREPO
La isla de la pasión
10. DAVID SANCHEZ JULIAO
Buenos días América .-