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NUEVAS RUTAS AL DIBUJANTE

Con la preocupación temática de siempre Oscar Muñoz inaugura en la Galería Garcés Velásquez de Bogotá la instalación 'Narciso'.

17 de abril de 1995

EL NOMBRE DE la exposición se debe a que un esquema de la cara del artista aparece fijado en una serie de bloque! de apariencia helada que se han dispuesto a lo largo de una de las salas de la galería. Estos, al ser observados con mayor detenimiento, resultan ser unos contenedores transparentes de agua en cuya superficie flotan papeles de periódico, de revistas leídas o de libros antiguos, sobre los cuales se ha fijado, en polvo de carbón, un rostro. Ese dibujo se convertirá en una impresión cuando el agua se evapore y la imagen que lleva en la superficie se adhiera al fondo del contenedor.
En la otra sala de la galería, una fotografía panorámica de Cali, recubierta por vidrio de seguridad resquebrajado, podrá ser recorrida por los espectadores, a quienes el artista ofrece la experiencia de una visita sensible por la ciudad. Al caminar sobre la fotografía el transeúnte de esta exposición encontrará, en cada celda de vidrio quebrado, un fragmento de la ciudad y una trayectoria a la que podrán sumar el relato que de sus sentimientos surja.
Son propuestas en blanco y negro que evidencian que la preocupación de Oscar Muñoz sigue siendo el dibujo, campo en el que ha desarrollado lo más importante de su carrera, pero ahora tratado más como un tema que como una técnica de trabajo.
El planteamiento del nuevo dibujo surge de los elementos presentes en la instalación. La ciudad está redibujada y repensada por la nueva composición que el vidrio quebrado ofrece, lo cual dependerá también de la óptica con que se mire. El paso del tiempo será otro dibujante, él fijará una imagen y dará lugar a que aparezcan otras.
Se trata, en fin, de la misma temática que siempre ha preocupado a Oscar Muñoz, la cotidianidad, el deterioro, la soledad y la relación poética del hombre con su entorno, asumida ahora desde un punto de vista más experimental, en el cual las técnicas tradicionales se someten a las expectativas del hombre contemporáneo.

A Venecia
ELIAS HEIM, UNO DE LOS MAS REpresentativos y promisorios artistas de la última década en la plástica colombiana, será la imagen que Colombia presentará en la 51 versión de la Bienal de Venecia que se llevará a cabo en junio próximo.
La decisión la tomó el Consejo Nacional de Artes Plásticas de Colcultura, teniendo en cuenta la significación que Heim ha tenido, a pesar de su corta edad, en el joven arte colombiano.
Heim ha sido becario, en repetidas ocasiones, de los gobiernos de Israel y Alemania, donde además se ha resaltado la importancia de algunas obras suyas. En el país ha sido primer premio de la Bienal de Arte de Bogotá y del Salón Regional de Artistas y mención del Salón Nacional. Con su participación en la exposición que tendrá lugar en la antigua iglesia de San Giovanni, se espera llenar las expectativas de calidad, propuesta y contemporaneidad artística que un país como el nuestro debe comprobar que posee en tan importante encuentro internacional.

La última frontera
Una retrospectiva itinerante del artista holandés Wilhem de Kooning, confirma su importancia al culminar el siglo.
EN 1956 SE CELEbró en Nueva York la primera exposición retrospectiva dedicada al pintor holandés Wilhem de Kooning. Desde esa fecha hasta hoy, cuando itinera por el mundo la que probablemente será la última gran exposición del siglo que se le ofrezca, sería una labor demasiado extensa enunerar las muestras que han resaltado una y otra vez la significación de su obra. Quizás sea él uno de los artistas más nombrados de esta centuria y uno de los que en la próxima se tendrán como ejemplo de lo que fue el proyecto de la modernidad.
Wilhem de Kooning fue una de esas grandes personalidades que la situación europea de comienzos de siglo forzó a la búsqueda de nuevas fronteras en las cuales desarrollar un potencial cuya importancia, la historia, cada vez que revisa hechos y fechas, ha precisado reafirmar.
En Estados Unidos, junto con otros prominentes artistas europeos, fue el pintor que forzó a una nueva comprensión del arte y a otra necesidad expresiva. Su sello determinante fue, como el de su generación, la tristeza , el horror y el absurdo que lleva a un hombre a la guerra. Quizás por ello con su propuesta planteó la existencia de un camino alternativo, en el que el más válido recurso fuera la expresión poética.
En la obra de De Kooning el gesto rabioso e impetuoso que la domina, la sal y el ácido que la ciegan hacen de ella uno de los más conocidos legados del existencialismo. El propuso que la obra fuera la expresión de un estado del alma, y el suyo fue una explosiva mezcla de dolor y frustración. Por eso el brochazo rápido descargado con fuerza sobre el lienzo, el estridente colorido, la tortura de la piel, la mueca en la risa de sus mujeres y la ausencia de la alegría.
De Kooning acusó una época y denunció una conducta, pero no todo fue grito y desesperanza. Ese extremo que plantea necesariamente reflejaba su ansiedad por una realidad nueva, más placentera y espiritual. La respuesta fue el movimiento que por excelencia ha definido la posición romántica: el expresionismo abstracto. Una corriente que siguió a De Kooning, buscó en el sentimiento y en la más honda intimidad un motivo para la vida y un espacio para el hombre en la contemplación.