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OBRA MAESTRA

Los cien años del nacimiento de Le Corbusier, oportunidad para replanteár el desarrollo urbano

2 de noviembre de 1987

El 16 de junio de 1947 y tras un largo viaje desde Nueva York, llegó al aeródromo de Techo, en uno de esos aviones de hélice que arriesgaban a subir a las alturas de Bogotá, un personaje adusto, de sombrero y anteojos de gruesa montura. Le esperaban bastantes personas: los trescientos estudiantes de la Universidad Nacional y numerosos profesionales residentes en la ciudad. Al aparecer el personaje en la escalerilla del avión se escucharon unos extraños gritos en francés: "A bás l'academie. Vive Le Corbusier". Acababa de pisar tierra bogotana el más importante de los urbanistas y arquitectos del momento: Charles Edouard Jeanneret, alias Le Corbusier.
Los datos anteriores fueron consignados por el arquitecto Carlos Martínez en la edición No. 8 de la entonces recién fundada Revista Proa y registraron un hecho que habría de revestir singular importancia para el destino futuro de la ciudad y de su arquitectura. Le Corbusier era en ese momento la figura más influyente que existía en el panorama de la arquitectura en el mundo occidental y su prestigio en América Latina había ido en aumento en los años precedentes a su primera visita a Bogotá.
Muchos profesionales de esta porción del continente encontraron en sus escritos y en sus obras la respuesta a sus inquietudes por la transformación de una arquitectura y de un urbanismo que a sus ojos ya eran obsoletos.
Hoy en día, en el momento de la celebración del primer centenario del nacimiento de Le Corbusier, se recuerda en Bogotá su presencia y, como es de rigor en este tipo de eventos, se programan diversos actos conmemorativos que indican la persistencia, ahora fantasmal, de tan significativo personaje.
Le Corbusier nació en la población relojera suiza de La Chaux-de-Fonds el día 6 de octubre de 1887. Su presencia en el panorama de la arquitectura internacional se perfiló desde la segunda década del presente siglo y cobró singular importancia con la fundación en 1920 de la revista L'Esprit Nouveau, la que desde París comenzó a emitir postulados orientados hacia la formación de un nuevo sentido del urbanismo y de la arquitectura. Sus radicales propuestas urbanas de la década siguiente y la realización de muchas obras ampliamente divulgadas y analizadas, le ganaron un puesto inmediato de primera importancia en un territorio en el que ya brillaban figuras tan significativas como Frank Lloyd Wright, Walter Gropius y Mies van der Rohe. Sus planes urbanos se transformaron rápidamente en los modelos básicos de la modernidad: edificios en altura rodeados de espacios arborizados y circundados por vías de tránsito automotor de alta velocidad. Sus propuestas para casas en serie se establecieron como parte del lenguaje de la arquitectura de masas para la nueva sociedad. Y sus obras especiales, sus "villas" se admiraron como unos de los objetos más representativos de ese "espíritu nuevo" que él quería imponer en el mundo.
Al llegar a Bogotá, Le Corbusier encontró una acogida más que entusiasta. El gremio arquitectónico de profesionales y estudiantes que le recibió estaba predispuesto a venerarlo.
Era la primera y única vez que un personaje de su talla llegaba a esta remota ciudad del altiplano. La arquitectura y el urbanismo eran disciplinas jóvenes, que apenas celebraban sus diez primeros años de ser reconocidas oficialmente como profesiones en el panorama educativo del país. Los jóvenes estudiantes y profesionales hervían en deseos de transformar el mundo que les rodeaba, en darle a ese mundo la fisonomía de una modernidad recien estrenada. Le Corbusier era el sumo sacerdote de esa religión que era para entonces la arquitectura moderna, sus predicados eran palabra de fe. Su visita era algo más allá de lo que cualquier expectativa hubiera podido imaginar.
Le Corbusier fue contratado dos años más tarde por la Alcaldía de Bogotá, regentada por Fernando Mazuera Villegas, para realizar en asocio con la firma norteamericana Wiener y Sert, los estudios para el Plan Regulador de la ciudad. Por este motivo efectuó otra visita a la ciudad entre el 25 y el 28 de febrero de 1949. Encontró esa vez otra ciudad, marcada por las huellas de la violenta protesta pública del 9 de abril del año anterior.
Se le brindó la oportunidad de aplicar sus ideas urbanísticas en una ciudad de este mundo latinoamericano que desconocía completamente pero que confiaba en poder transformar y hacer suyo. El "Plan Director", algunos de cuyos dibujos originales se encuentran en el Museo de Desarrollo Urbano de Bogotá, fue entregado a la Alcaldía en agosto de 1950, cuando la ciudad ya comenzaba a sentir los efectos de la migración campesina erradicada de sus tierras por la violencia política que cobraba cada día más y más víctimas. El Plan no alcanzó a ponerse en práctica, pero muchas de sus ideas fueron gradualmente desarrolladas en planes posteriores. Los dibujos de Le Corbusier para el centro cívico se conservan como muestra de sus ideas de renovación y cambio.
Le Corbusier dejó una marca profunda en la arquitectura colombiana. Algunos profesionales destacados fueron a trabajar con él en su estudio en París. Muchos otros se apropiaron de sus propuestas, las que poseían la cualidad de ser fácilmente apropiables. Se hicieron muchos planes y obras bajo su guía espiritual. Luego llegaron las críticas, los olvidos, los rechazos. Al morir Le Corbusier en 1966, su figura no gozaba del prestigio anterior. Había declinado. Pero ahora, en su primer centenario, se encuentra rescatado por esa nostalgia contemporánea de la modernidad que todo lo permea y su nombre brilla nuevamente en el cielo imaginario de los arquitectos.--

Le Corbusier en Colombia
En las dos ocasiones que Le Corbusier estuvo en Bogotá, se encontró con dos ciudades distintas. Su primera visita ocurrió en junio de 1947 y entonces el centro urbano de la capital tenía los problemas propios de un crecimiento que apenas empezaba, pero conservaba intacto el sabor antiguo. Después, en febrero del 49, Le Corbusier se encontró con una ciudad asolada, en ruinas, producto del "Bogotazo" del 9 de abril de 1948. En la primera visita el arquitecto recorrió calles y barrios, miró edificios y casas, dialogó con estudiantes y arquitectos y dio algunas declaraciones sobre Bogotá y su desarrollo urbanístico. Algunas de esas opiniones son estas:

*"Los habitantes de Bogotá en su afán de disfrutar el paisaje de la sabana, le están dando la espalda al hermoso paisaje de las montañas. La sabana es dominable desde un avión, las montañas bogotanas desde una habitación".
*"El trazado urbanístico del viejo Bogotá es un buen trazado. La cuadra española con sus ángulos rectos, una hermosa creación. El desorden de Bogotá está en los nuevos barrios".
*"El caso urbanístico de Bogotá se me parece a una de esas señoritas que, a los 17 años, decidieron abandonar el hogar para entrar en la aventura de una vida sin control".
*"El ruido de las bocinas de los automóviles en Bogotá es infernal: si esta situación continúa, se experimentarán graves trastornos mentales colectivos".
*"Si en ustedes los colombianos persiste por algunos años más la característica de la gentileza, florecerá una civilización colombiana".
*"Me agrada vuestro Capitolio. Es sobrio y tiene distinción. La utilización de materiales autóctonos, como estas piedras, señala en ustedés el sentido de lo funcional".--