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PALABRA DE SERRAT

Con conciertos en Medellín, Manizales, Cali y Bogotá, Serrat vu elve a Colombia en la celebración de sus 30 años de vida artística.

2 de diciembre de 1996

Si algo debe dar alegría por estos días al corazón de Joan Manuel Serrat es la actuación del equipo de fútbol por el que ha sufrido toda la vida: el Barcelona. Así que uno solo de los goles del brasileño Ronaldo puede ser en su momento más importante para él que los 30 años juntos en los que ha deleitado al mundo hispanoamericano con sus canciones. Un tiempo en el que muchas hojas de papel han terminado en la basura tras la búsqueda de la mejor frase o la mejor palabra que construya esas mismas canciones. Allí está el valor de Serrat. No se trata del músico revolucionario creador de melodías únicas pero sí del letrista, del constructor de historias, bien reales o ficticias pero cargadas de un factor natural que las hace irrepetibles y que pueden ir de las cosas más sencillas que alimentan el amor, de los poemas de Benedetti o de Machado, a su inevitable pasión por el fútbol, a los fantasmas de un teatro derruido y olvidado o al vampiro revolucionario injustamente asesinado por su devoción al agua. En eso transcurre el mundo de Serrat, en esa especie de tratados de la vida a los que él ha sabido encontrarles el mejor acompañamiento musical y que se convierten en forma auténtica de entretenimiento con contenido. Su más reciente producción discográfica es un álbum grabado en catalán en homenaje a su tierra y a sus compositores. Por esa misma razón el álbum ha pasado un tanto inadvertido en Colombia. Capaz de reclutar por igual a sus seguidores de antaño como a las nuevas generaciones de románticos, Joan Manuel Serrat vuelve a la escena en el país como parte de su gira latinoamericana conmemorativa de esos 30 años de carrera artística. Con presentaciones en Medellín (Teatro Metropolitano, 5, 6 y 7 de noviembre), Manizales (Plaza de Toros, 8 de noviembre), Cali (Teatro Jorge Isaacs, 15 y 16) y Bogotá (Palacio de los Deportes, 19, 20 y 21), Serrat no sólo evocará lo mejor de su repertorio sino que promete no dejar a nadie en silencio. Será, sin duda, un encuentro antológico entre el trovador y su público, como para no perdérselo