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PALABRA MAYOR

AUDIOVISUALES PRESENTA LA SEMBLANZA DE 24 ESCRITORES LATINOAMERICANOS. PERO SE CORRE EL RIESGO DE DESPERDICIARLOS.

10 de febrero de 1992

EN MEDIO DE LA CONTROVERTIDA PROgramación de 1992, el anuncio de un programa de televisión dedicado a trazar la semblanza humana y literaria de los más importantes escritores de Espana y América Latina constituyó una reconfortante noticia para el público colombiano, ante la casi total ausencia de espacios con contenido cultural y humanístico.

La idea surgió hace 9 meses de labios del periodista Rafael Molano, y fue retomada por la programadora Audiovisuales para llevarla a la pantalla bajo la dirección de Alvaro García y la producción de Vladimir Da Col.

Con el respaldo del reconocido escritor colombiano R.H. Moreno Durán (director literario del proyecto), el grupo de técnicos y realizadores de Audiovisuales, con Margarita Vidal en calidad de entrevistadora, partió por Latinoamérica en busca de varios de los escritores seleccionados: Salvador Garmendia, Arturo Uslar Pietri y José Balza, en Venezuela; Ernesto Sábato, Adolfo Bioy Casares y Enrique Molina, en Argentina; José Donoso y Jorge Edwards, en Chile; Carlos Fuentes, Octavio Paz y Augusto Monterroso, en México. Allí se entrevistó también a Alvaro Mutis, quien con Pedro Gómez Valderrama y Fernando Charry Lara son los representantes por Colombia.

El objetivo era llegar hasta la propia casa de los maestros, con el ánimo de captar allí su forma de vida sus secretos literarios, sus ideas mayores, su semblanza humana. Y el resultado de esta primera fase del proyecto (todavía falta viajar a Europa para entrevistar a los que residen en el Viejo Continente) salió al aire el martes pasado, en el capítulo inicial del programa "Palabra mayor", que se emitirá ininterrumpidamente durante todo el año. En total son 24 escritores los que protagonizarán esta serie de más de cien entregas.

Luego de la expectativa creada alrededor de un proyecto de tan altas pretensiones, lo cierto es que, a los ojos de los expertos, la primera emisión del programa, que tuvo como protagonista al escritor mexicano Carlos Fuentes, dejó serias dudas sobre su calidad técnica y su altura intelectual. Aunque nadie puede dudar acerca de la importancia de los escritores convocados entre ellos varios premios Nobel, Cervantes y Príncipe de Asturias ni de los esfuerzos por reunirlos, ni de la disciplina de R. H. Moreno Durán en la investigación, la verdad es que muchos televidentes quedaron desconcertados por la forma en que fue planteado el programa.

Cuando los seguidores de Fuentes esperaban ver al autor de "La región más transparente" y "La muerte de Artemio Cruz" recorriendo su casa, mostrando sus libros y hablando con soltura sobre los misterios de sus novelas, se encontraron con una serie de dramatizaciones poco recreativas y ajenas al discurso. En su ópera prima como director, Alvaro García decidió colmar al programa de imágenes ilustrativas para enriquecer y ambientar la entrevista. Pero lejos de su objetivo, el resultado de esta innovación fue el desperdicio en imágenes de lo que sin duda debió ser una excelente reflexión del entrevistado. Tanto, que el mismo Moreno Durán dejó expresar su desconcierto al afirmar tal vez previendo las debilidades de los realizadores colombianos que la literatura es algo muy importante como para dejarla en manos de la gente de la televisión.

La sensación general fue que se desplazó e incluso se caricaturizó al escritor mexicano. Sus opiniones fueron substituidas por elementos ajenos a la forma de pensar de un autor que, paradójicamente, ha estado muy vinculado a la cultura audiovisual. Para muchos, en este punto sale a relucir la tradicional dicotomía entre un proyecto literario y su traslado a la televisión. A juzgar por lo que sera resolver en lenguaje visual el análisis que Moreno Durán se propuso hacer sobre la vida y obra de cada uno de los escritores. La mayoría de las críticas se basan en el peligro que se corre al intentar interpretar el lenguaje de Fuentes en imágenes, tal como ocurrió con la novela "Aura", de la que se habló ampliamente.

Todo indica que el director Alvaro García quiso interpretar la obra distorsionándola a la luz de veleidades cinematográficas. Muchos conideran que la fuerza del programa tenía que estar precisamente en la palabra del autor esa sí la palabra mayor y no en la precaria dramatización que el director hizo de ella.

Algo similar ocurrió con la noción que Fuentes dio a conocer sobre los años 60 y de la cual surgió un libro sobre Mayo del 68. Los documentales que aparecen en la pantalla como cortinas no alcanzan a reflejar la vivencia de un escritor que para Latinoamérica ha sido una de las conciencias más alertas a las crisis y cambios de los tiempos modernos.

Con todo, el capítulo sobre Fuentes es apenas la primera muestra del proyecto y los errores se pueden corregir sobre la marcha. Más cuando todavía falta entrevistar en Europa, entre otros, a Camilo José Cela, Vargas Llosa, Brice Echenique, Fernando del Paso y Mario Benedetti. Por ahora lo único cierto es que si "Palabra mayor" es un desafío que intenta superar la dicotomia entre análisis literario y lenguaje visual, el programa corre el riesgo de fracasar. Porque para los amantes de la literatura para los que no lo son también es más provechoso escuchar a un personaje que por sí solo posee la fuerza suficiente para mantener la atención del espectador, que dejarse llevar por una edición de imágenes sin nigún efecto.