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PARA LEER A SORBOS

Un incitante libro del pensador George Steiner.

MARIA MERCEDES CARRANZA
13 de abril de 1998

Pasión intacta George Steiner Traducción de Menchú Gutierrez y Encarna Castejón Editores: Siruela y Norma Bogotá, 1997 $ 32.500 Entre tanto best seller, tanto curso de lectura rápida y tanta jeringonza trivilializadora de los medios de comunicación de masas es casi un milagro toparse con este libro del ensayista George Steiner. Y lo es porque nos recuerda que el pensamiento, el humanismo, el ser espiritual, la dialéctica y la inteligencia todavía existen. Steiner, escritor y filósofo, está considerado como uno de los principales pensadores del momento. Judío, nacido en París en 1929 de padres austríacos, vivió un segundo exilio con su familia en Estados Unidos, huyendo del gobierno de Vichy. Estudiante en Yale, Harvard y Oxford, hoy es profesor en Ginebra y en Cambridge, donde enseña en francés, alemán, inglés e italiano. Fue redactor de The Economist y sucedió a Edmund Wilson como crítico en New Yorker Revue of Books. Pasión intacta reúne 19 ensayos sobre distintos temas, en los cuales revela que le cabe el mundo cultural y espiritual de Occidente en la cabeza. Gracias a ello, maneja un sistema de referencias amplísimo que le permite establecer nexos y paralelos sorprendentes con una sapiencia envidiable. El arco de sus temas es amplísimo. Se pasea a sus anchas por una civilización que se origina con Platón en el siglo IV antes de Cristo, hasta Walt Disney y sus diversiones de plástico. Dentro de esa perspectiva en Pasión intacta toca principalmente los siguientes asuntos: la lectura: Shakespeare y sus críticos, como Tolstoi y Ludwig Wittgenstein; la literatura comparada, disciplina de la cual inició la enseñanza en Inglaterra; la traducción; la cultura norteamericana; los nexos entre sueño y lenguaje; los Libros Sagrados; Sócrates y Cristo: judaísmo y cristianismo y ensayos sobre Kafka, Simone Weil, Charles Peguy, Husserl y Kierkegaard. Tal esquemática enumeración de algunos de los intereses de Steiner lleva a enunciar su concepción última de la cultura occidental como el encuentro, a menudo problemático, de las tradiciones greco-helenísticas, judías y cristianas. Y, esencialmente, las personalidades y planteamientos de Sócrates, Platón, Cristo, San Pablo y la Biblia. En el centro de todas sus disquisiciones Steiner coloca al lenguaje, sus enfermedades, sus crisis de comprensión, su calibre metafísico. Pero ante todo está su pasión por la lectura, a la cual le adjudica una dimensión ética y llega a decir que, frente a disciplinas modernas como la semiótica o la deconstrucción, "cualquier buena lectura paga una deuda de amor". Advierto al lector que este es un libro para leer despacio pues, dada la riqueza de referencias culturales y el uso de cierta terminología de índole filosófica, su comprensión puede resultar difícil.