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PARAISO INFANTIL

Se inaugura el "Museo para niños" en Bogotá

28 de septiembre de 1987

Lo primero que se siente al entrar a un museo, junto con los ojos atentos del vigilante y las severas advertencias que cuelgan en la recepción, es un ambiente que recuerda el famoso "mirar y no tocar". En Bogotá hay uno que es la excepción: el "Museo ,para niños". Allí todo el mundo, sin importar la edad, puede mirar y tocar.
Hace año y medio lo único que se veía en la esquina de la calle 63 con avenida 48 eran los descuidados predios del parque El Salitre de Bogotá. Ahora, con una inversión que asciende a los 600 millones de pesos -comprendido el edificio y su dotación-, se asoman 5.800 metros de ladrillo, estructuras en metal y grandes espacios transparentes. La idea del "Museo para los niños". Allí todo el por iniciativa del gobierno de Betancur, fue acogida por la actual administración y la empresa privada que, desde entonces, ha contribuído con el desarrollo del proyecto. Hoy en día, de martes a domingo, esta "fundación sin ánimo de lucro, autónoma y que se sostiene con un presupuesto de economía mixta", les ofrece a los niños una alternativa para recrearse aprendiendo.
El Museo ofrece exhibiciones en campos tan diversos como el tecnológico o el artístico, pasando por el botánico, el de la informática, el de procesos de la física, las comunicaciones y el manejo de la energía solar. Además permite ver y seguir el funcionamiento de las redes de acueducto, electricidad, energía y planeación de la ciudad. Todas estas alternativas fueron diseñadas por expertos en cada una de las materias sin ahorrar imaginación o recursos; por ejemplo, en el módulo que contiene aspectos de la ciudad se puede seguir el recorrido de una llamada telefónica desde su salida en el Museo, hasta el lugar de destino. Para esto se elaboró un tablero electrónico que va prendiendo lucecitas rojas que indican el recorrido por las distintas centrales telefónicas de la ciudad, si lo que el niño quiere saber es cómo llega el agua al lavamanos, pues se ven las tuberías -todas transparentes- que conectan este servicio a la casa; lo mismo se ha diseñado para el proceso del acueducto, tanto de aguas potables, como de aguas negras: un tablero electrónico le permite al niño aprender cómo llega el agua de un embalse al acueducto y luego a las casas. Pero los aspectos de la ciudad también contemplan otros servicios: al niño se le enseña cómo poner una carta, cómo hacer una consignación, el valor del dinero al llegar al supermercado, y qué ruta le resulta más conveniente para trasladarse de un lugar a otro ya sea en carro, bicicleta o tren. Tanto este módulo, como los demás que están abiertos al público, cuentan con la asesoría de jóvenes estudiantes, preparados para responder y guiar la visita del niño. Claro está que si el niño prefiere incursionar por sí mismo, también lo puede hacer.
Esta modalidad de museo -el que permite que el niño se integre con los objetos que ve y que le llaman la atención- se prolonga a través de todo el recorrido: si, por ejemplo llega al módulo de física, se encuentra con la posibilidad de provocar efectos ópticos, entender cómo es que funciona el eco, cómo se forma un remolino en un río, qué es lo que sucede para que una balanza se mueva, y también seguirle la corriente a Arquímedes en eso de que con un punto de apoyo se puede mover cualquier masa. Pero no todo es puro experimento: en la cabaña del tío Rolly, el niño se encuentra ante un hermoso espectáculo donde tres ranas -el tío Rolly, su sobrina y su sobrino- cuentan maravillas que se pueden hacer en un día de lluvia. Este módulo ofrece tres espectáculos distintos a través de estos personajes articulados tipo Disney World.
El proyecto del "Museo para niños" sigue creciendo. Para un futuro se tiene prevista la construccion de cinco módulos más que incluyen desde un carro transparente que le permite al niño apreciar cómo es su mecanismo, y el sistema de funcionamiento del cuerpo humano, también en la modalidad de "ver para creer", hasta un jet acondicionado como cafetería y un estudio de televisión y radio donde los niños podrán ser directores y realizadores de programas.
Esto y mucho más hace pensar que, con la apertura del "Museo para niños", va a quedar en entredicho eso de que "más sabe el diablo por viejo que por diablo".