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PAVAROTTI SIGUE SIENDO EL REY

De los grandes de la música, el tenor italiano encabeza la lista de los que más dinero ganaron en el año pasado.

30 de junio de 1997

Las estrellas de la música irrumpieron en escena durante el siglo XVII con el advenimiento de la ópera. Los más apreciados fueron los castratti, que hacían lo que les venía en gana, eran caprichosos, conversaban con los primeros palcos mientras sus colegas cantaban, fueron favoritos de la nobleza y muy pronto descubrieron que su popularidad les permitía elevar sus honorarios. Tanto que a principios del siglo XVIII se dijo que tenían en bancarrota a los teatros venecianos. El rey del siglo XVIII fue Carlo Broschi Farinelli. Tenerlo en la ópera era un lujo que costaba pero los grandes teatros no querían privarse ni privar a su público de ese placer, que llevaba a los fanáticos al límite mismo de la histeria colectiva. Para el siglo XIX vino el reinado de las sopranos. La más célebre _y la más costosa de todas_ fue Adelina Patti que, proporcionalmente hablando, ha sido la más lucrativa estrella musical de la historia y se desplazaba por Europa a bordo de su propio vagón de ferrocarril, con servidumbre, mascotas y su buena provisión de Chateau Laffitte. Este siglo fue para los tenores. Primero Enrico Carusso y actualmente Luciano Pavarotti, quien más que un cantante parece una multinacional de la música. El cantante italiano recibió el año pasado la nada despreciable suma de 18 millones de dólares por sus presentaciones, cifra que naturalmente no incluye los movimientos financieros de su fortuna, tan descomunal como su propio peso. Pavarotti no aparece mucho, pero cuando lo hace cobra sin piedad. Lo siguen con un recaudo idéntico de 10 millones de dólares sus colegas Plácido Domingo y José Carreras, famosos por su frecuencia de actuaciones (de Domingo se dice que canta todas las noches) pero Pavarotti prácticamente los dobla en ganancias. En seguida aparece un director, Zubin Mehta, con seis millones. Lo que significa que el espectáculo Trío de de tenores de los mundiales de fútbol (bajo su batuta) reporta generosos dividendos. Vienen dos violinistas: 5,5 millones de dólares fueron las ganancias del norteamericano Itzhak Perlman. Anne-Sophie Mutter, una bellísima violinista alemana de 34 años, recaudó 2,5 millones, a la par del director italiano Claudio Abbado, sucesor de Herbert von Karajan en el podium de la Filarmónica de Berlín. Aparecen después dos divas (las primeras de la lista), la soprano Jessye Norman y la mezzosoprano italiana Cecilia Bartoli (de quien se asegura subirá este año en el escalafón). Los observadores no pasan por alto que, en materia musical, las carreras más lucrativas son las mismas de siempre: cantante de ópera, pianista, violinista. La novedad de este siglo es la dirección de orquesta. Ningún bailarín de ballet alcanza siquiera al lugar 10º. Menos aún los flautistas. El único violoncellista clasificado es el ruso Mstislav Rostropovich, que devenga buena parte de sus ingresos de su profesión paralela de director de orquesta. Apenas un japonés en el tope, y salvo Daniel Baremboim (nacionalizado israelí) ningún latinoamericano.