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PEGASOS EN CIELOS PURPURA

Dejando a un lado el costumbrismo, Henry Arias explora nuevos temas

26 de septiembre de 1983

La pintura candorosa, sin ningún tipo de doblez, es la de Henry Arias, artista bogotano de formación autodidacta que actualmente expone en la galería El Callejón. Su pintura, al igual que la de Noé León o la de Luis Roncancio, se la ha clasificado como primitiva por parte de los críticos de arte que siempre están buscando etiquetas para poder referirse a los pintores, con lo cual el trabajo de estos artistas ha quedado relegado a la categoría de un bonito "souvenir", un regalo comparable a un canasto que se compra en cualquier tienda de artesanías. Henry Arias reconoce que parte de la culpa de esta situación la tienen los mismos pintores denominados primitivos, pues según él "ellos se dedican a pintar siempre los mismos temas, a copiarse el uno al otro y nadie busca experimentar con nuevas formas y colores. Se dedican solamente a explotar comercialmente la obra. Eso es muy grave para cualquier pintor".
Esa búsqueda de nuevos elementos se aprecia en esta última serie de cuadros de Arias. Ha abandonado completamente el costumbrismo, con sus típicas plazas de mercado y calles pueblerinas, y parece como si su preocupación principal fuera actualmente el manejo del color y la creación de atmósferas fantásticas. De ahí que encontremos hombres y mujeres flotando en un cielo azul púrpura, desafiando la ley de la gravedad como si fueran globos. El pintor afirma: "En mis cuadros todo es imaginario, nada existe en la realidad. Trato de volar como una mariposa y busco la libertad que no existe. Para mí, cada cuadro es una búsqueda. No quiero repetirme". No existe ningún tipo de complicación en sus cuadros. Con un desparpajo casi que infantil, trata de ser irreverente. Asomadas a la ventanas aparecen mujeres mostrando sus senos, o en una calle cualquiera podemos apreciar a un cura bailando con la sotana levantada frente a una mujer totalmente desnuda. Según él, esto hace que la venta del cuadro sea más difícil. Afirma de manera descomplicada: "La ventase me complica algunas veces por la irreverencia de mis cuadros. A la gente le gusta el color pero cuando ve a una mujer desnuda la rechaza. Es un poco de mogigatería. Como pintor busco transmitir algo, comunicarme con las personas antes que ganar dinero con mis cuadros. Esto último llega sólo. Lo más importante es comunicar algo, así sea ironía o irrespeto porque también eso es lo quese vive en este momento. Es una época de confusión". Sin embargo no todos sus cuadros son irreverentes. En algunos se nota la misma poesía que se puede encontrar en un cuento infantil, llenos de flores y mariposas que revoletean alegremente sobre los tejados, creando con ello una atmósfera alegre y festiva. Según Arias "estos cuadros son los que llegan a un público más amplio. Sin embargo los precios son un obstáculo. Hay personas que se enloquecen por el cuadro y no lo pueden comprar. La pintura es para cierta clase social favorecida. Siempre ha sido así. Para una élite pues esta pintura que aparentemente es popular, en realidad no lo es". Y al preguntarle sobre qué tipo de personas son las que más adquieren su obra, responde con candidez: "A políticos y a intelectua les les gusta mucho mi obra".-