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PEQUEÑOS INQUILINOS

Una historia de gente diminuta que repite todos los trucos de las películas de travesuras.

22 de febrero de 1999

Director: Peter Hewitt Protagonistas: John Goodman, Jim Broadbent, Celia Amrie, Flora
Newbigin, Tom Felton, Mark Williams, Bradlley Pierce. Uno de los mayores atractivos de Tierra de gigantes, la
famosa serie de televisión de los 60 que narraba las aventuras de un grupo de expedicionarios espaciales que
cae en un mundo paralelo en el que todo es enorme, era la creatividad de los protagonistas. Botones, latas de
cerveza, hilos, hebillas y otros tantos accesorios, eran utilizados en beneficio de su supervivencia para otros
fines, dado el tamaño descomunal de los objetos. En Pequeños inquilinos, la reciente película del director
Peter Hewitt basada en el libro de Mary Norton, sucede lo mismo. Las medias sirven de cama, las
estampillas son afiches y los lápices, puentes o armas. Solo que todo no es más que una travesura
gigantesca en la que no aparece ningún elemento que la justifique. La cinta narra la historia de una
familia de inquilinos, diminutos seres llamados porque viven clandestinamente en las casas de la gente
grande, que no sólo se ve amenazada por la posibilidad de que sea exterminada sino que termina ayudando
a una familia de humanos a recuperar su casa. Más allá del argumento de la cinta, lo que verdaderamente
sorprende es la incapacidad del director de crear un mínimo de tensión que conecte al espectador. Plana de
principio a fin y colmada de lugares comunes sacados de películas como Mi pobre angelito y Cuidado, bebé
suelto, aunque sin la misma emoción de las anteriores, Pequeños inquilinos parece descartar la idea de que
los niños no sólo son inteligentes sino exigentes frente a la pantalla gigante.