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PEREGRINAJE LITERARIO

En su más reciente libro, 'Como el halcón peregrino', R.H. Moreno-Durán ofrece un elocuente itinerario con algunos de los más importantes escritores latinoamericanos.

27 de febrero de 1995

ESCRITO EN PRIMERA PERSONA Y DEjando de lado la estricta objetividad del ensayista de marras, R. H. Moreno-Durán ha concluido por fin una tarea que le tomó varias décadas como halcón peregrino a la caza de cualquier individuo al que le. recorriera literatura por la venas.
Así, en Como el halcón peregrino, están plasmadas sus memorias literarias, sus encuentros con algunos de los personajes que más lo impactaron en su vida.
En forma deliberada el autor quiso desprenderse del análisis apartado y frío del periodista para incorporarse él mismo al relato.
El resultado, más que un ensayo, es una vivencia literaria que describe opiniones, anécdotas, rasgos biográficos y comentarios de cada personaje. En total son más de 33 semblanzas, de las cuales la mayoría fueron el resultado del encuentro directo de Moreno-Durán con los protagonistas. SEMANA reproduce breves apartes del libro sobre algunos de los autores más destacados.

ADOLFO BIOY CASARES
Bioy Casares está muerto: lo dice el diccionario de la literatura de la gran enciclopedia ilustrada del Círculo de Lectores, publicado en Barcelona en 1990, el mismo año en que los españoles le concedieron al ilustre difunto con el que conversé el Premio Cervantes. Según el diccionario, mi interlocutor murió en 1982, y eso nos remite a cierto tomo de la Anglo-American Cyclopedia en la que, al decir de Borges, Bioy Casares encontró una de sus frases más felices: "Los espejos y la cópula son abominables porque multiplican el número de hombres..."
Curiosamente el escritor afirma que llegó a la literatura fantástica al ver multiplicado el cuarto de su madre en el espejo trifásico de su alcoba.
Pese a la frase que Borges le atribuye, Bioy Casares se confiesa un poco malthusiano: "Los espejos siempre me han gustado. Y la cópula ni se diga".

ERNESTO SABATO
Heredó el nombre de su hermano y esto lo inquietó siempre. Sábato es uno de esos extraños seres que parecen ungidos por facultades premonitorias: no afirmo esto sólo por el estrecho camino que une los dos informes y que el escritor intuyó con aterradora antelación sino, también, por el misterio que rodea la anticipadora visión que tuvo del cruel incidente entre el pintor Domínguez y el rumano Brauner. La luz alterna en su vida y obra con la oscuridad y por eso no sorprende oírlo cuando cuenta que, al escribir el tenebroso Informe sobre ciegos, se trasladó a la Patagonia, donde todo es campo abierto, luz, naturaleza y júbilo vital. El Informe, ya se sabe, es todo lo contrario: oscuridad, sordidez, inframundo. Pero el contraste sólo se comprende cuando recordamos que, tras la pesadilla de Alejandra en un fantasmal Buenos Aires, Martín emprende el camino hacia la Patagonia.

GERMAN ARCINIEGAS
"Ser radical se paga duro", dice Arciniegas mientras su memoria se pone al servicio de historias más divertidas, como las que protagonizaron los miembros de la sociedad poética 'Los Pétalos Mustios'. Resulta desternillante la aventura de los muchachos que, para impedir que los estudiantes de San Bartolomé, meapilas azuzados por los jesuitas, ganen unas elecciones, deciden vengarse de las artimañas de los loyolistas, para lo cual introducen en las urnas papeletas de fósforo blanco que en cuestión de segundos incineran los votos. El súbito y bien coordinado incendio iluminó el patio del Capitolio, donde se celebraron los comicios. La picaresca de que hacían gala 'Los Pétalos Mustios' anticipa de alguna forma la que probablemente es la más grande característica de Arciniegas: la de ser un aplicado estudiante, alguien que todavía a sus noventa y tantos años estudia y se divierte como un adolescente perpetuo.

GABRIEL GARCIA MARQUEZ
(...) La segunda de las razones por la que recuerdo la fecha es porque ese mismo día el escritor se desplazó a Madrid para asistir a los funerales de Miguel Angel Asturias. El gesto de García Márquez -otra imborrable lección- tenía mayor significado si se tiene en cuenta que Asturias, que había recibido ya el Premio Nobel, no pudo ocultar sus celos ante el súbito y universal prestigio del novelista colombiano, a quien acusó de haber plagiado La búsqueda de lo absoluto, de Balzac. La polémica se desató y García Márquez tuvo el gallardo gesto de no pronunciar una sola palabra ante semejante despropósito, salvo, claro esta, la celebre boutade que circuló a partir de entonces. Cuando se le preguntó qué opinaba sobre Asturias contestó: "Asturias es una hermosa provincia española". Ahora, con dignidad y altura humana, se había trasladado a Madrid para darle el pésame a la viuda de un hombre que no pudo resistir la envidia ante la obra de alguien a quien intuyó póstumo.

ALVARO MUTIS
Mutis habla de poesía con la veneración de un iniciado: sus ritos son sus misterios. Me cuenta que acaba de llegar de Cartagena de Indias, donde participó en una nueva versión de La poesía tiene la palabra, certamen que concita la atención del gran público en torno del quehacer poético. A propósito, y al margen del beneplácito por un proyecto que hace llegar la cultura a las mayorías, se abren paso algunas consideraciones sobre la popularización de la poesía. ¿Cómo, a través de las urnas, se puede elegir al mejor poeta o poema o verso sobre este o aquel tema? (...) Mutis, que jamás ha votado, ¿qué piensa de todo esto? No olvidemos que el poeta es un monárquico recalcitrante y eso con los comicios no rima: "No he votado jamás y el último hecho político que me preocupa de veras es la caída de Bizancio en manos de los infieles en 1453".

CAMILO JOSE CELA
(...) Y también habla de la Enciclopedia del erotismo, por cuya publicación fue amenazado de muerte. Por qué la reflexión sobre el erotismo despierta tan fanáticas animadversiones? (... )
Con el antecedente de Charles Fourier en la cabeza, Cela se manifiesta gracias a sus 364 clases de cornudos -un cornudo para cada día de un año cojo -como un maestro de la observación, de la ironía y -¿por qué no?-, de la solidaridad para con los sufridos congéneres. "Al hombre le florecen los cuernos cuando comete el pecado de pensar", dice este taxonomista de la infidelidad conyugal. De las múltiples especies estudiadas podemos recordar la de El cornudo ácrata, que en realidad no existe puesto que "para ser cornudo es preciso admitir las instituciones...".

OCTAVIO PAZ
(...) No hay duda alguna: Octavio Paz es un hombre incapaz de contemporizar con los malentendidos, enemigo feroz de las ambiguedades y las medias tintas. Combativo, contundente en sus juicios, implacable cuando corresponde, a esa honradez intelectual debe gran parte de las enemistades que periódicamente lo fustigan. Basta recordar la andanada a que lo sometieron sus adversarios cuando publicó Postdata en 1970, a su regreso de la India vía Inglaterra donde, paradójicamente, entendió el sentido de la democracia y el valor de la tolerancia. ¿Soberbia? No lo sé, aunque su actitud me hace pensar en una célebre respuesta de Goethe cuando se le reprochó su excesiva vanidad: "La modestia es una virtud de pelagatos".

JUAN CARLOS ONETTI
Onetti era un hombre que daba la impresión de haber nacido cansado. (...) ¿Cómo olvidarlo, envuelto en su bata, con un eterno cigarrillo en los labios y la botella parecida a otra extremidad de su cuerpo, mientras los ojos saltones, inquisitivos, bailan en sus cuencas como dos enormes gotas de aceite? Su habitación es como sus libros, un extraño territorio en el que priva una atmósfera espesa, incrementada por el olor penetrante del tabaco, estancado por meses y meses y donde cada día hay menos espacio para el oxígeno. Cincuenta y cinco años después la voz del escritor reivindica la semblanza que de sí mismo trazó el primero de sus personajes: "Yo soy un hombre solitario que fuma en un sitio cualquiera de la ciudad; la noche me rodea, se cumple un rito, gradualmente, y yo nada tengo que ver con ella.
Hay momentos, apenas, en los que los golpes de mi sangre en las sienes se acompasan con el latido de la noche. He fumado mi cigarrillo hasta el fin, sin moverme".