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Los ex libris, sellos de artistas para marcar los libros, en una exposición que cubre más de 5 siglos y que se hace por primera vez en Colombia

16 de mayo de 1988

Se trata de una historia que parece sacada de un libro medieval o de la película "El nombre de la Rosa", basada en la novela de Umberto Eco. En esos tiempos, cuando la elaboración de un libro duraba meses enteros ya que debían ser copiados a mano, eran pocos los que tenían acceso a la cultura escrita. Es por esto que antes de 1440, cuando el alemán Gutenberg inventó la imprenta de tipos móviles, poseer libros era todo un lujo. Eran ejemplares manuscritos, generalmente únicos en su género, de difícil consecución y elevado precio.
Tener un libro era un símbolo de status tanto económico como cultural, y el aprecio que se tenía por ellos era tal, que en las bibliotecas de los conventos (en donde los monjes se encargaban de escribirlos y eran unos de los pocos que podían leerlos) y en las de los contados particulares que las tenían, se usaba encadenar los libros a las mesas de lectura para evitar que fueran robados. Otro método común consistia en grabar sobre las gruesas pastas de cuero las iniciales o un dibujo fácilmente identificable con el dueño del ejemplar.
Pero el invento de Gutenberg lo cambió todo. Al aparecer su imprenta, se pudieron hacer amplios tirajes de una misma obra, se abarataron los costos y cada vez fueron más y más las personas que tuvieron acceso a los impresos. Así mismo, al incrementar se el número de ejemplares que podía tener una persona se hacía mucho más dispendiosa la tarea de grabar en ellos las iniciales. Fue entonces cuando nació, casi que al tiempo con la imprenta, el ex libris, grabado cuya elaboración se encargaba a un artista y que, además de embellecer el libro, servía como marca personal. El artista creaba una matriz de la que el propietario mandaba a imprimir el número necesario para pegar en sus libros.
En un comienzo, los ex libris --locución latina que significa "de los libros de..."-- representaban el escudo de armas del propietario o su retrato. Sin embargo, la imaginación de los artistas los llevó a ampliar el repertorio y fue así como empezaron a utilizar figuras evocativas de las aficiones del propietario, del tema que trataba la colección o de la del libro, acompañadas con las iniciales del dueño. Esta modalidad se extendiá rápidamente por toda Europa y con el impulso que le dieron artistas como Alberto Durero, Lukas Cranach, Jost Aman se convirtió en toda una expresión artística. Pintores como Goya y Hogarth Boucher en el siglo XIX, y como Picasso y Klee en el XX, han realizado ex libris, por pedido de sus amigos o para su propia biblioteca.
En América Latina y particularmente en Colombia, el ex libris ha sido poco conocido y son contados los artistas que en el pasado cultivaron esta forma de grabado. Es por esto que, poco tiempo después de su llegada a Colombia, el ciudadano suizo Benoit Junod decidió hacerlo conocer. Junod, uno de los dos mil coleccionistas que existen en el mundo, tomó la iniciativa de crear un concurso entre los artistas colombianos que quisieran realizar uno de estos diminutos grabados. La convocatoria, hecha en junio del año pasado, fue respaldada por 100 artistas colombianos que le enviaron sus creaciones a Junod.
Ante semejante éxito, con la colaboración del Banco de la República, este año se decidió hacer una exposición en la Biblioteca Luis Angel Arango de Bogotá y abrir un nuevo concurso. En la exposición podrán apreciar, a partir del próximo 25 de abril y hasta el 6 de junio, 400 ex libris, 300 de los cuales pertenecen a la colección privada de Junod, que cuenta con más de 10 mil grabados, y que constituyen toda una muestra de la evolución del arte desde 1470 hasta nuestros días. En la muestra se incluyen ex libris elaborados por Durero, Klee y Reinhardt, entre otros.
Los 100 restantes fueron elaborados por artistas nacionales y están divididos en dos grupos. En el primero el de los fuera de concurso, están 28 ejemplares creados por los principales artistas colombianos, como el que Enrique Grau le hizo hace algunos años a Camilo Calderón y el que Fernando Botero elaboró para Diana Neira de Child. Junto a éstos, los asistentes podrán apreciar los realizados por artistas de la talla de Maripaz Jaramillo, Jim Amaral, Santiago Cárdenas, Omar Rayo y Gloria Duncan, entre otros.
En el segundo grupo figuran aquellos nuevos artistas que respondieron al llamado y que concursarán por un premio de 200 mil pesos ofrecido por la empresa Propal S.A. La elección del ex libris ganador correrá a cargo del público asistente a la exposición, para lo cual se repartirá entre los visitantes un volante en el que podrán anotar el nombre del artista que, en su opinión, realizó el mejor trabajo.
Esta exposición es, sin duda alguna, la más importante en su género hecha en América Latina. Además, con motivo de la muestra se ha élaborado un completo folleto que ilustra toda la historia de esta modalidad gráfica y que es el primer documento en lengua española que sobre ex libris se edita desde 1952.
Según lo expresó a SEMANA Benoit Junod, consejero de la Embajada Suiza en Bogota, "es muy importante que estas obras se conozcan en otras ciudades colombianas y, de ser posible, en el exterior". Con esta intención se está planeando llevar a otras ciudades del país la parte de la muestra correspondiente a los artistas colombianos. Además, se están haciendo los arreglos del caso para que, a comienzos de 1989, los ex libris colombianos se conviertan en una exposición itinerante que visitará Estados Unidos, Gran Bretaña, Argentina, China y Unión Soviética.
Todo parece indicar que el público colombiano, gracias al ex libris, tendrá la oportunidad de reunir a 100 de los mejores artistas del país alrededor de una muestra gráfica. La riqueza temática es vasta y va desde las iguanas de Maripaz Jaramillo, hasta las calaveras que a través de la historia han dado a entender que el propietario del libro muere y el libro queda... generalmente en manos de quien menos se espera.--