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Marduk, banda sueca de black metal | Foto: Página oficial Marduk

Polémica

Marduk y un concierto cancelado: ¿y dónde queda la libertad de expresión?

El 28 de septiembre la Policía y funcionarios del Distrito sellaron temporalmente el bar donde se llevaría a cabo el concierto de la banda de 'black metal'. ¿Cuáles son los argumentos del Distrito y cómo ha reaccionado la opinión pública?

28 de septiembre de 2018

La presentación de Marduk (banda sueca de black metal) en Bogotá quedó en el limbo. El bar donde se iba a presentar el próximo 5 de octubre fue sellado por la Policía y el Distrito. Las razones, sustentadas en el Código de Policía y Convivencia, fueron tres: no se cumplieron con los pagos de derechos de autor, no se tenía el concepto de la Sub Red Norte de Salud y faltaba el concepto o visto bueno de los bomberos.

Aunque esa es la argumentación legal del Distrito, hay una coincidencia bastante notable: las protestas, en días anteriores, del concejal Marco Fidel Ramírez. El político del partido Opción Ciudadana afirmó, en una intervención en el Concejo de Bogotá, que la banda era “blasfema y satánica”, por lo que inició una campaña bastante movida en redes sociales para evitar que la banda de black metal no se presentara en Bogotá. Promoviendo el hashtag en Twitter #MardukfueradeColombia, logró marcar tendencia esta semana, por lo que muchos ciudadanos se manifestaron en contra de la ejecución del concierto.

Los argumentos más repetidos por el concejal se inclinaron más hacia la moralidad cristiana que a razones técnicas o legales: como la banda toca canciones satánicas, estas van en contravía de los valores cristianos o familiares. Los mismos argumentos fueron utilizados por congresistas de Guatemala, país en donde, después de largas intervenciones de los políticos, se prohibió la entrada de la banda sueca al país centroamericano.

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Para muchos ciudadanos, todo el ruido producido por el llamado concejal de la familia influyó directamente en la decisión de la Alcaldía. Para el promotor musical y maestro en estudios artísticos, Felipe Zurrak, el sellamiento tuvo una estrecha relación con la presión de grupos cristianos del país. “Lo que está en juego en este caso no es ni siquiera el rock u otros géneros musicales, sino la propia libertad de expresión. Es un caso de censura”, puntualizó Zarruk.

De igual manera, considera que la legislación, tanto del Código de Policía y Convivencia como el decreto que regula los eventos públicos (decreto 622 de 2016), es “absurda”, debido a la larga lista de requerimientos que se le piden a los promotores y productores de conciertos. “Yo organicé un festival de música en Nueva York, en Manhattan que es una de las zonas más caras del mundo, y lo único que me pidió la Policía era que los papeles de funcionamiento del lugar del evento estuvieran al día. Nada más”.

En ese sentido, el secretario de gobierno de la Alcaldía de Bogotá, Miguel Uribe, es categórico: para que un evento se realice en la ciudad todos los papeles tienen que estar en regla. “Esto lo hacemos porque lo que más nos importa es garantizar la seguridad de los ciudadanos que asistan a los eventos”, manifestó. De igual manera, rechazó que la decisión del sellamiento tuviera que ver con motivos ideológicos, pero sí confirmó que en la alcaldía se enteraron del evento por toda la polémica que desató el concejal Ramírez.

El secretario Uribe afirmó que “el evento no estaba registrado y que el bar donde se iba a realizar (Ace of Spades) no cumplía algunos los requerimientos en la ley 1801 del Código Nacional de Policía”. De igual manera, una de las razones fue la falta de pago de derechos de autor, pero sobre este punto Zurrak afirma que es bastante dudoso que exista una relación de derechos de autor entre Sayco y Acinpro y una banda sueca, poco conocida por la mayoría, como Marduk.

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Para Luis Fernando Rondón, periodista cultural y director de programas dedicados al rock nacional en Javeriana Estéreo, que Marduk no pueda tocar en Bogotá es algo negativo. “Con respecto a la legislación, hay que tener en cuenta que muchas veces es difícil pero las bandas hacen muchos esfuerzos por tocar y conectarse con su público. La historia del rock en Bogotá, por ejemplo, está ligada a este tipo de bares, antes llamados tabernas, pues fueron espacios alternativos de difusión musical”, le explicó a SEMANA.

El caso de Marduk y toda la polémica alrededor de su presentación dejan al aire dos ámbitos que siguen sin estar orgánicamente relacionados: la legislación en torno a los eventos musicales y la realidad de producción y organización de eventos pequeños, de bajo presupuesto y de nicho como el concierto de Marduk. Hasta que promotores, músicos y legisladores no encuentren un punto medio, polémicas como la que creó el concejal Ramírez pueden tener el eco necesario para dificultar la presentación de una banda musical en la ciudad.